Un eco de clarines, Julio Albi de la Cuesta

LA CABALLERÍA ESPAÑOLA

“La presente obra es algo más que una recopilación de cargas a pecho petral, dadas a veces en condiciones imposibles. Es también la crónica de un constante esfuerzo para adaptarse a las cambiantes circunstancias y por mantenerse a vanguardia de las técnicas de la época, superando todos los obstáculos: cuadros de picas, fusiles de chispa, cañones de ánima rayada, alambradas y ametralladoras.  A todos ha sabido dar respuesta la Caballería, aumentando la velocidad de sus movimientos, protegiéndose con peto y espaldar, incrementando su capacidad ofensiva con la lanza, acorazándose.” (Presentación-prólogo de Reverter i Gelabert)

Si un día cualquiera entre un grupo de aficionados bisoños a la Historia Militar nos ponemos a hablar de los diferentes ejércitos o fuerzas armadas terrestres que ha habido a lo largo de la historia de España, lo más socorrido es acudir a los Tercios, a la Legión, a la División Azul o a la Guerrilla antinapoleónica… y sí, todos ellos pertenecen esencialmente a Infantería;  pero y del Cuerpo de Caballería ¿qué unidades o institutos nos vendrían a la cabeza?

Si nos interesa despejar esa duda, el volumen que hoy aquí se reseña puede contribuir con creces a solventar tales incertidumbres. La autoría es múltiple pero muy ducha en la materia; así nos encontramos con Albi de la Cuesta, Stampa Piñeiro y Silvela Milans del Bosch. A lo largo de un itinerario de doce capítulos y un epílogo, sendos autores se van alternando para desvelar los avatares del ecuestre Cuerpo durante los últimos trescientos años.

El primer capítulo, La caballería de los Austrias, muestra como se abandona el individualismo del caballero tardomedieval para desarrollar trozos, tercios y brigadas; en ese periodo se cargará al trote para facilitar el uso de las armas de fuego.

En el siguiente, La Guerra de Sucesión, se estudia como de una situación calamitosa se pasa a una caballería admirable en el bando felipista, mientras que el bando austracista se sustenta fundamentalmente en desiguales jinetes aliados. Ahora la caballería se organiza en regimientos y se carga al galope con el sable recto para “pinchar” con la punta.

El capítulo tercero da paso a “la edad de oro de la caballería española” con las inexplicablemente olvidadas Campañas de Italia. Estas comprenden: la Guerra de Sucesión Española; las operaciones posteriores a Utrech (1717-1720) en Cerdeña y Sicilia; la Guerra de Sucesión Polaca (1733-1736), con la incontestable y rotunda victoria de Bitonto en 1734; y la compleja Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748), con un rosario de victorias como Camposanto, Madonna del Olmo, Río Tanaro y Codogno. Regimientos de línea y dragones – el Arma mixta por excelencia- son las unidades equinas que protagonizan tales hazañas, cargando “al galope y al arma blanca”.

Dando un salto temporal se llega a la interesante y también desconocida Guerra contra la Convención (1793-95). El General Ricardos emplea en el Rosellón con habilidad y agilidad el Arma tanto en la ofensiva como en la defensiva. En la caballería se distingue ahora la de línea y la ligera.

En La campaña contra Portugal y La Expedición a Dinamarca se observa que, aunque el Arma se diversifica en numerosos institutos, cualquier unidad montada realizará las tareas tradicionales y propias de la caballería sin atender a especializaciones.

El capítulo sexto da entrada a la caótica y ruinosa Guerra de Independencia. Se nos explica con meridiana claridad por qué la caballería española se encontraba en tan penoso estado, lo cual provoca perder no pocas batallas y evita apuntillar ciertas victorias. Así y todo, algunos regimientos con veteranía dieron la talla en más de una ocasión.

En el siguiente epígrafe se aborda la historia de La caballería en América. Se afirma aquí que hasta la segunda mitad del siglo XVIII apenas existen en el Nuevo Mundo unidades regulares de caballería; lo que hay son “socios” expedicionarios a caballo que “servían por su cuenta y riesgo”. Sin embargo está la excepción de Chile, motivada por la enconada resistencia araucana; en esa provincia se precisan unidades regulares permanentes. El verdadero auge de la caballería en Las Américas se produce a partir de 1762 y, sobre manera, durante las Guerras de Emancipación donde, por otra parte, la práctica totalidad de las unidades Realistas es americana.

La Primera Guerra Carlista (1833-40) ocupa el siguiente hito en este itinerario. Se trata de una lucha fratricida muy intensa y dolorosa, entre el liberalismo y el absolutismo, enmascarada por un conflicto sucesorio. Cristinos y carlistas organizan sus escuadrones partiendo de la nada, pero luego ambos asombrarán a enemigos y observadores foráneos. También se desata “la lanzamanía” a pesar de la discutida utilidad de esta arma de acometida en determinadas acciones.

La nueva obsesión desatada ahora con motivo de La Guerra de África (1859-60) será la carga; cargar y cargar aunque no se dé la circunstancia táctica más adecuada. ¿Consecuencia? Heroísmo derrochado e inútil.

El décimo capítulo se intitula La Tercera Guerra Carlista, Cuba y Filipinas. La naturaleza de tales conflictos impide ver a los responsables del Arma los avances tecnológicos que progresivamente irán arrinconando al caballo y a sus tradicionales cometidos. ¿Consecuencia? Una caballería obsoleta y un claro atraso en la consecución de la automoción.

Fracasos y victorias se sucederán en Las Campañas de África que parecerán interminables entre 1909 y 1927. La escasez de medios propicia los primeros; la aportación de los medios fundamentales favorece las segundas. Y de este modo, con el “Desembarco de Alhucemas” se alcanza en quince meses –controlar el protectorado- lo que no se había logrado en dieciséis años.

Nuestra particular cabalgada finaliza con el subtítulo La Guerra Civil (1936-39). Trincheras, alambradas, motores, la retrocarga y las ametralladoras anulan definitivamente a los ahora anacrónicos cuadrúpedos. No obstante, la caballería “Nacional”, que es la más profesional e instruida, actuará en masa de forma eficaz en varias batallas.

En el Epílogo se expone la evolución del Arma, ya definitivamente mecanizada, desde 1940 hasta finales de los años 80.

Varios apartados bajo el encabezamiento de Notas, Biografías, Glosario, Apéndice documental, además de una copiosa Bibliografía cierran esta excepcional obra de gran formato, que consta de 460 páginas y numerosas ilustraciones, y que es ineludible para cualquiera que esté mínimamente interesado en la historia del Arma de Caballería.

Saludos estivales y provechosas lecturas.

DATOS DEL LIBRO

  • 25.0×30.0cm.
  • Nº de páginas: 462 págs.
  • Editorial: FUNDACION DESARROLLO COOPERATIVISMO
  • Encuadernación: Encuadernación en tela
  • ISBN: 9788479520946
  • Año edicón: 1992
  • Plaza de edición: MADRID

22 comentarios en “Un eco de clarines, Julio Albi de la Cuesta

  1. Excelente reseña, Tasos. Me ha transportado literalmente a tiempos pretéritos y me ha hecho recordar la importancia que tuvo la caballería en las campañas de Napoleón (tan exhaustivamente tratadas en la apabullante obra de David Chandler «Las Campañas de Napoleón)tanto para reconocer el terreno como para, en el momento cumbre de la batalla, romper las líneas enemigas y perseguir al enemigo en desbandada y aniquilarlo.

    Felicidades y saludos

  2. Muchísimas gracias, J. Sebastián. La verdad es que fue una gozada leer este libro e incluso a veces se releen con gusto algunos capítulos. Es muy revelador y esclarecedor. Me costó encontrarlo pero cuando lo vi en Uniliber no me lo pensé dos veces… y fue a un precio razonable.

  3. Un libro impresionante, que además conseguí hace tiempo y por muy poco dinero. La verdad que fue una adquisición muy económica. Eso sí, aún no he podido leerlo. Dos volúmenes muy gruesos entre una pila inabordable…

  4. Buen día, Urogallo. No sé si existe más de una edición de «Un eco de clarines» pero con eso de los dos volúmenes ¿no te referirás al otro de Albi titulado «Campañas de la Caballería española en el s.XIX»?
    Saludos dominicales

  5. Buena y completa reseña Tasos.

    Siempre que oigo la palabra «caballería» me viene a la mente la Carga de la Brigada Ligera,quizás en otra vida formé parte de la carga más famosa y más destrosa de la historia de la humanidad.O quizás me viene siempre a la mente por tan grande demostración de valor o de abuso del alcohol,jejeje.

    Saludos.

  6. Muy amable, Xavi. Yo creo que, en mayor o menor medida, todas las caballerías del mundo tienen glorias, osadías, temeridades y rotundos fiascos, pero claro, el cine, la literatura y el autobombo hacen milagros.

    En breve aparecerá la portada del libro…

  7. Incluso en la Segunda Guerra Mundial la caballería demostró ser una arma útil, por su capacidad de movimiento y su no dependencia del combustible. Creo recordar que en la ofensiva de Aragón de 1938 la caballería rebelde del general Monasterio tuvo un destacado triunfo.
    Parece este un libro muy interesante. Me gusta también que rompa la tendencia a centrarnos sólo en la infantería española de los tercios.

  8. Hola, Roger. Cierto, aunque cada vez más arrinconada, una caballería empleada con destreza podía ofrecer un apoyo muy significativo en la guerra de principios del s.XX.
    En la GC.Española se usó, y hablo de memoria, la caballería sublevada con éxito ahí donde indicas, en los intentos por tomar Madrid y en el frente «secundario» de Extremadura. Los Republicanos la emplearon de forma aceptable en la lucha por Teruel, si no me equivoco.

    Y el libro muy provechoso en todas sus épocas, desde luego.

  9. Buenas, si no es mucha molestia ¿Cuál es el apartado que escribe Julio Albi? y ¿Cuántas páginas aproximadamente tiene el capítulo de los Austrias? Gracias de antemano.

    Es una verdadera desgracia que casi todos los libros de éste grandísimo historiador estén agotados o descatalogados.

  10. Hola, Weyler. Con gusto te daré los datos que me pides pero ahora no tengo el libro conmigo; a primeros de mes te los planto aquí.
    Silvela escribe los dos últimos; Albi y Stampa se alternan pero no me atrevo a hablar de memoria.

  11. Bueno, Weyler, te cuento:

    > El capítulo de los Austrias ocupa sólo 20 pág. con ilustraciones grandes, fotos de armas, etc.

    > Albi escribe: el de los Austrias, Campañas de Italia, la caballería en América, 1ª G. carlista, la G. de África (1859-60) y las Campañas de África;

    > Silvela Milans, la G.Civil (1936-39) y el Epílogo.

    > Stampa Piñeiro, los restantes.

    Saludos

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