El afán investigador encuentra, entre los anaqueles virtuales de la Biblioteca nacional de España, suficiente provisión de boca hasta para el más goloso. Soy habitual de su web, protagonizando fugaces incursiones, ya sea para escribir artículos, ensayos u obras de ficción; y, como viene sucediendo durante los últimos tiempos, vivo en medio del marasmo brutal de los compases finales del conflicto colonial del Rif. Por esa razón di con esta pequeña pero impactante novela escrita en 1926 por Fermín Galán, uno de los oficiales del Ejército que fueron fusilados en 1930 a modo de respuesta del Gobierno tras el fallido alzamiento prorepublicano del cuartel de Jaca. Tal destino le valdría a Galán, a título póstumo, ser rostro de adoración por la maquinaria propagandística de la II República: fue uno de sus mártires.
Mientras Galán escribía esta novela sobre el Tercio de Extranjeros, cumplía condena en la Prisión de San Francisco, Madrid, como cómplice en el golpe de Estado contra Primo de Rivera, una intentona popularmente conocida como Sanjuanada. La obra recoge sus pensamientos y preocupaciones por aquel entonces, aunque no sería publicada hasta 1931, acompañada de una nota biográfica firmada por su hermano Francisco, hombre fuerte del Comunismo español, quien aprovecharía la ocasión para no solo inculpar a los monárquicos del abrupto final de Fermín. Cierran el volumen otras dos notas escritas por sendos hombres que lucharon junto al entonces teniente Galán en 1924, durante el año en el que sirvió en la Legión, y que dan muestra de la clase de oficial que era, llegando a ser postulado a la Laureada de San Fernando, con recomendaciones del mismo Francisco Franco, expediente que la II República aceleraría para seguir mitificando a su mártir.
La obra de ficción está narrada en primera persona por un legionario, reuniendo una serie de hechos sin determinación geográfica ni temporal contrastable con operaciones militares. Se rodea de hombres desechos por la vida, aquellos mismos que le permiten a Galán asomarse al mundo, a la sociedad y a la guerra, rehuyendo de la épica. Traslada sus palabras a las de un miembro de la masa, de la soldadesca. Ahí está, junto a sus compañeros, quienes prefieren una muerte en el Rif que vivir en la miseria de las ciudades. Galán destierra de sus capítulos el romanticismo atribuido a la Legión extranjera y se enfoca en dramas personales que empujan a los hombres a un vía crucis expiatorio que apenas sirve para detener el pus que supura la herida siempre abierta.
Para ser Galán un militar de carrera, huérfano de un suboficial de la Marina de guerra, se muestra abiertamente antimilitarista y antibelicista, hondamente pacifista y contrario al sistema colonial y al nacionalismo que despertaba el africanismo. También se muestra antimonárquico y anticlerical al constatar una organización agotada que se retroalimenta de la miseria del conjunto de los súbditos de una Corona sostenida por intereses militares. Galán ve en la disposición de España y en la de las demás potencias la sombra de una barbarie mecanizada que se hace llamar Civilización. Los individuos no son más que piezas útiles hasta que se rompen sin remedio. Cada uno cumple con un rol impuesto, al que ha de entregarse por falsa voluntad.
Galán dedica el capítulo de la convalecencia de su protagonista en Madrid para exponer una compacta composición ideológica contra lo que define como barbarie organizada. Es en allí donde muestra su malestar con la anquilosada Restauración, mantenida por estamentos, entendiendo que ningún hombre es más que otro por muy alta que sea su cuna. Insta a un cambio que mine las desigualdades sociales y sexuales. Aboga por que desaparezcan gobiernos, distinciones, fronteras, países y religiones. Todo ello en una serie de párrafos un tanto cargantes, pero que el autor consideró como vitales para su declaración de intenciones.
Es una novela de difícil digestión. Sorprende la naturalidad con la que describe la brutalidad del día a día, incluso la ajena a la guerra, impactando la historia del recluta que se alista a la Legión atormentado por el delito de haber violado a su propia madre durante una noche de borrachera. El narrador es sumamente violento hasta límites insospechados, quizá consciente, al fin, de que solo le resta quejarse de la barbarie de la maquinaria a la que está unido; y Galán no se priva de dar detalles durante el capítulo que cierra el volumen, cuando hace a su protagonista recuperar la libertad tras largos meses de cautiverio.
La narración no es suave, la guerra no lo es; la vida tampoco. Es una obra que no deja de recordarme títulos como «Apocalypse Now» y «La chaqueta metálica» (que surgieron de sendas obras literarias).
«La barbarie organizada» se puede aún encontrar en formato papel, por mediación de algunas editoriales que se aprovechan de que está libre de derechos de autor y que la anuncian a bombo y platillo, desaguando propaganda republicana al uso. Yo, lo único que puedo hacer es recomendaros su lectura si queréis conocer aquella etapa histórica desde el bajo fondo y tenéis el estómago suficiente para enfrentaros a uno de los mejores retratos de la guerra del Rif, un conflicto sin el que la Historia de España en el s. XX habría sido muy diferente.
Nº de páginas: 144
Editorial:STOCKCERO
Idioma: CASTELLANO
Encuadernación:Tapa blanda
ISBN:9781934768907
Año de edición: 2017
Plaza de edición: Madrid
Me ha gustado la reseña, Javier. No descarto la lectura de la obra.
Por lo que comentas es toda una novela de denuncia contra el imperialismo y el colonialismo salvaje que atenazó a África y, para el interior es una denuncia contra el acartonado concepto de trono, altar y alternancia bipartidista ¿no?
Parece el autor adelantado a su tiempo en las cuestiones socio-políticas.
Gracias,
Tasos
Gracias, Tasos, por tus palabras.
No sé si era un adelantado, pero sí alguien que acabó teniendo profundos contactos con el anarquismo
¿Con el anarquismo? Pues esa ideología revolucionaria no era precisamente muy prorrepublicana que se diga…
Lo veo un poco contradictorio.
¿Con el anarquismo? Pues esa ideología revolucionaria no era precisamente muy prorrepublicana que se diga…
Lo veo un poco contradictorio.
Hola, J.
Acabo de ver duplicado el anterior mensaje. Puedes borrar uno, por favor. Y de paso este mismo.
Gracias