Yo estuve en Stalingrado, Hans Weest

Pocas cosas puedo decir de este libro, el título habla por si mismo y todos, en mayor o menor medida conocemos lo que Stalingrado fue. Unas descorazonadas memorias de un veterano soldado alemán. Después de los éxitos de Polonia, Francia y el resto de Europa es trasladado junto al VI ejército de Paulus al Este. Ya desde el primer revés alemán durante el invierno de 1941-42 se comienzan a ver las dificultades y que no todo iba a ser pan comido como auguraban los primeros meses de Barbarroja.

Poco a poco, Weest nos va contando los problemas invernales, las acometidas rusas, cada vez más fieras, y los problemas para mantener las posiciones. Las luchas contra ataques combinados de tanques e infantería rusas y con los elementos. Unas tropas perfectamente pertrechadas para combatir en el invierno ruso contra otras que no lo estaban, ni mental ni logísticamente, y todo esto meses antes de llegar a Stalingrado.

Ya metidos en el tema concreto de Stalingrado. Una vez superado el primer invierno hay una especie de renacer germano. Vuelven a tomar la iniciativa y por el norte se pone cerco a Leningrado y por el sur se quiere tomar el Caúcaso y Stalingrado. Las tropas rusas van cediendo terreno a los alemanes que se plantan ante la ciudad, aquí es donde vienen los relatos más duros y descarnados.

Con la entrada de las tropas en la ciudad comienza la batalla urbana, la batalla sobre la gigantesca montaña de escombros. Con los francotiradores rusos asomando por todos los huecos, por todas las esquinas. Como comenta Weest, cuando los alemanes pensaban que habían conseguido limpiar un edificio a un coste elevadísimo de bajas, sin saber ni por donde ni cómo, volvían a asomar los francotiradores rusos por todos los resquicios, incluso por la propia espalda de las posiciones alemanas causando una cantidad de bajas y una merma moral sin precedentes.

Un superviviente de los pocos que consiguió vivir y regresar a Alemania años más tarde, cuando ya era la República Federal Alemana. Con el paso del tiempo se vió con fuerzas para revivir todos esos momentos y situaciones y plasmarlas en este libro. Un testimonio de primera mano de la barbarie de Stalingrado, no tiene desperdicio. Una vez más, una pena que esté descatalogado, el libro es de 1964.

Parte del epílogo que resume en pocas frases casi todo:

«¡Por fin, se había dado orden para que cesara la inútil y prolongada sangría de Stalingrado!. Desde el 19 de noviembre de 1942 -fecha que dio comienzo la gran ofensiva rusa de invierno, que culminó con la rotura del frente alemán y el cerco del VI Ejército y parte del IV acorazado -hasta el 2 de febrero de 1943 -fecha de la capitulación alemana en Stalingrado -, el hambre, la enfermedad, la muerte y todo género de sufrimientos no cesaron de caer sobre nosotros. Ahora por fin, aquella locura febril había sido contenida.

…..  La agonía militar alemana en Stalingrado había concluido y comenzaba ahora para nosotros, para cada alemán prisionero, la lenta tortura individual que supone sentirse desgajado de su tierra, acaso para siempre.»

18 comentarios en “Yo estuve en Stalingrado, Hans Weest

  1. Ante libros de este tipo creo que los de Craig, Beevor y compañia se quedan cortos. Pueden explicar algunas cosas y movimientos con la perspectiva del tiempo y la investigación de las fuentes con más técnica y rigor, pero donde esté un testimonio de primera mano….
    Te ha faltado decir que el libro no es difícil encontrarlo, como siempre haces cuando reseñas un descatalogado, eh Javi!!, aunque luego no haya manera de encontrarlo!!! @##@~€@!!!.

  2. Imagínate el estar allí, el haber sufrido el hambre el frío y la guerra, el seguir viviendo en el infierno del cautiverio ruso. Parece un milagro que hayan habido supervivientes que lograron llegar a casa después de tantos años y sufrimiento, 6000 de unos 90.000 prisioneros más o menos creo recordar. Es un testimonio que merece casi más la pena por ser de un superviviente que por lo que cuenta, que al fin y al cabo son los mismos hechos contados ya a estas alturas en muchos otros ensayos y estudios de la batalla de Stalingrado.

  3. Uff, al ver que había reseña sobre este libro me he emocionado durante unos segundos pensando que lo habían reeditado.
    Qué pena!, me gustaría volver a echarle la mano, lo leí hace un porrón de años cuando hacía la objeción de conciencia como bibliotecario en un colegio. Mientras catalogaba libros vi este, no dudé ni un segundo en llevármelo a casa y lo devoré en un par de tardes.
    Es una auténtica joya.

  4. Hola Teiter, como siempre me alegro de leerte, aunque sea de tarde en tarde. Para mi es la mejor lectura que he podido disfrutar sobre Stalingrado y una suerte el haber podido encontrar un ejemplar para mi biblioteca. Si se busca con paciencia se puede encontrar todavía alguno que otro y a un precio muy asequible.

  5. Por cierto, que se sabe del autor, no soy capaz de encontrar nada en Internet. ¿Será un relato elaborado a partir de auténticos testimonios? Está demasiado bien escrito, recordemos el Stalingrado de Plievier, me recuerda también el de Fritz Woss, aunque este si estuvo en Stalingrado.

  6. Es muy curioso que buscando por el autor únicamente aparece este libro, además en español… no hay una edición original? A mi me huele a ficción con seudónimo…

  7. ¡Ostras, Carlos! Eso sería extraordinario, una narración completamente inventada de la batalla, con la gente que se ha enganchado con este libro a la temática bélica. Sería, salvando las distancias, como un cuadro falsificado.Según cuenta Stefan Hartmans en su libro Ciudades, hace unos años apareció un libro testimonio de una superviviente de los campos de exterminio, de origen ucraniano, que vivía en Australia. El libro era estremecedor, como se puede suponer. Sin embargo, al poco tiempo, su autora confesó que se lo había inventado todo de pies a cabeza; nunca había estado en un campo de concentración, pero pensó que, dado que quería ser escritora, esta era una forma de promocionarse. Y vaya si lo consiguió. En Australia esta «estafa» provocó un debate extraordinario por una sencilla razón: vivir en Australia es como vivir (esto lo digo sin ánimo de ofender, a lo mejor incluso es una ventaja) en el culo del mundo, lejos de la Historia, de los movimientos principales de Occidente. El testimonio de esta superviviente, saludado como un «drama australiano» había creado en cierto modo la ilusión de que Australia por fin era tocada por los dramas primordiales del siglo XX, por el Holocausto, el gulag, etcétera. He querido meter aquí esta historia porque siempre me ha impresionado y de alguna forma resume el gran tema de la memoria histórica.

  8. Me encantaria conseguir este libro si alguien me pudiera decir donde lo puedo comprar me haria un gran favor , muchas gracias anticipadas para quen pueda darme razon de donde !gracias¡.

  9. Yo lo he descubierto en la biblioteca del Balneario de Fitero, Navarra, y no he dudado ni un segundo en pedirlo prestado. Estoy disfrutando enormemente con este relato de un soldado que realmente estuvo allí y padeció el infierno sobre la tierra que fue Stalingrado. Me parece auténtico por los detalles y nombres, lugares, fechas, etc. que nombra. Además, es la confesión sincera y desgarrada de un hombre desengañado con el Führer al que adoraba inicialmente. Todo ello desde la madurez del escritor y periodista que dice ser ya en la vida civil posterior, en la brillante y próspera RFA de los años 60.
    Lo pienso comprar de inmediato, he visto que se encuentra fácilmente en Internet.
    José Piquer, Zaragoza.

  10. Este libro ha caido en mis manos original ,estaba entre las cosas de mi abuela porque mi tio estuvo en alemania trabajando en la recontruccion y creo que sera de el

  11. Libro decepcionante por varias razones. La primera, no aporta nada nuevo al tema y la segunda y más importante, tiene todas las posibilidades de ser un relato ficticio y aquí es donde voy a centrarme.
    El libro está editado en 1964 por Ediciones Rodegar de Barcelona. No se dan datos de traductor ni de título original. Del supuesto autor, Hans Weest, resulta que no aparecen libros en alemán, lo cual es tremendamente sospechoso. Tan solo tenemos la referencias de este libro en castellano.
    Pero hagamos, sin realizar un estudio en profundidad, un mero repaso crítico al libro. Se trata de una obra en que mezcla lo que podemos definir como fuentes históricas de primero orden y el relato particular. Entre las primeras y ya publicadas en español antes del 1964, destacan las memorias sobre la batalla de Von Paulus. A esto podemos añadir que el autor conoce la literatura histórica y debemos recordar que ya se habían vertido al español varias monografias sobre Stalingrado.
    En cuanto al relato personal, no indica en ningún momento en que unidad sirvió, ni a qué división estaba adscrita dicha unidad. Antes del cerco es parco en dar localizaciones (si las diera si tendríamos la posibilidad de intentar dar en qué unidad servía). Ni siquiera menciona al general de su división, que supuestamente se suicida, cuando a lo largo del relato va mencionando diversos mandos alemanes.
    Los diálogo son retóricos, muy forzados, en el que hay claros estereotipos como el brigada nazi que finalmente se convierte en desertor.
    En definitiva, con un estudio profundo no me cabría la menor duda de que se podría demostrar que el autor es seguramente un español, que trabaja con pseudónimo, algo habitual en los años 60 y 70, que conoce bien el tema y realiza un relato ficticio con cierta habilidad, para aprovechar el filón que supone la literatura e historia bélica en esa época.

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