Viento de arena, Joseph Kessel

Ahora que ya no se pueden vivir más aventuras que reiniciar el ordenador a ver si peta de una vez, conviene de vez en cuando darse un baño en el universo de los afortunados que pudieron vivir las últimas de la era moderna. Y si el que te cuenta todo esto es un gran escritor, mejor que mejor. Porque Joseph Kessel fue piloto, enfermero, viajero, miembro de la Resistencia y periodista. Bebió lo suyo, conoció los antros de medio mundo, fue amigo de sus amigos y enemigo acérrimo de los que le fastidiaban y miembro de la Academie, lo que en Francia equivale más o menos a ser mariscal de campo.

Vivió ochenta y un años a tope su siglo de heroismo y catástrofe y aún le quedó tiempo para escribir todo un rosario de novelas célebres, entre las que quizás las más conocidas sean El ejército de las sombras, que adaptó al cine Jean Pierre Melville (la mejor película sobre la Resistencia que se haya hecho jamás) y Belle de jour, que Buñuel llevó a la pantalla para desesperación de Franco (que dijo después de verla en privado, en El Pardo, “Que la quemen”). De él dijo François Mauriac (de Kessel, no de Franco) que “era uno de esos seres a los que todo exceso le está permitido”.

Así que era Kessel el hombre ideal para contarnos la historia de Viento de arena, un relato romántico sobre la romántica epopeya de las líneas aéreas Latécoère. Se llamaban así por el apellido de su fundador, Pierre-George Latécoère, uno de esos visionarios que hacen realidad sus sueños y consiguen enredar en ellos a todos los locos que pasan por allí. En este caso, se trataba de un grupo de pilotos entre los que se contaban Jean Mermoz (tema de otro libro de Kessel, también publicado en Inédita) y el célebre Antoine de Saint-Exupéry, al que todos conoceréis por El principito, y que es un escritor magnífico del que no se ha traducido casi nada al castellano (yo lo he leído en catalán).

La compañía Latécoère creció y se convirtió en la famosa Aéropostale, la compañía que a partir de 1925 transportaba el correo en la línea Toulouse-Casablanca-Dakar, y que luego se atrevió a cruzar el Atlántico para ampliar sus operaciones a Argentina y Brasil. No faltaron pilotos que perdieron la vida en manos de los bandidos moros o por los imponderables técnicos de viajar en aquellos biplanos -como el Breguet 14 o el Laté 26- que se enfrentaban a rutas de hasta doce horas, sin contar con nada parecido a los modernos aparatos de comunicaciones de la actualidad. Kessel nos cuenta con su estilo seco y emocional la epopeya de estos pilotos y mecánicos, hombres a los que la soledad, el sacrificio y el peligro habían moldeado hasta crear un tipo humano nuevo, a medio camino entre el técnico y el místico: “No existe ningún discurso erudito ni escrito por plumas mordaces –escribe Kessel (pág. 18)- equiparable al verbo lleno de solicitud fraternal y de impresionante sensatez que posee un mecánico de veinte años cuando, con el pelo alborotado por el viento de la hélice y espolvoreado de arena del desierto, se asoma a la carlinga del piloto y, levantando la voz para que éste pueda oírle encima del rugido de un motor que debe mantener en el aire a su camarada, durante tantas millas mortales, le grita:
-¡Mantén el ojo en el termómetro! ¡Hoy el calor aprieta que da gusto!”

Así que a leer Viento de arena y las peripecias de sus extraños héroes. Y a mantener el ojo en el termómetro.

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788492400072 , Precio 16€
Colección: Aventura Inédita
Nº Edición:1ª, Inédita
Año de edición:2008
Plaza edición: BARCELONA

5 comentarios en “Viento de arena, Joseph Kessel

  1. El contrapunto al último libro reseñado sobre atrocidades y exterminio. Una buena aventura de los pioneros del aíre, de la aviación comercial y ambientada en un marco lleno de «romantacismo» como el Norte de África de los años 20. Todo un libro a tener en cuenta si señor, muchas gracias Leiva.

  2. Un libro lleno de emoción y aventura a raudales, de épica y audacia. Excelente reseña que muestra totalmente el espíritu de la novela, de las mejores lecturas aventureras que he podido disfrutar.

  3. Hace tiempo que lo tengo en el punto de mira. Me apetece leer algo así de fresco y despues de la reseña ya lo tengo claro. Ya os diré que me ha parecido.

  4. Joseph Kessel,nacido y anotado un día de 1898 en un registro civil de la colonia judia de Villa Clara, Provincia de Entre Rios (Argentina),como Justo José Kessel, en honor al presidente argentino Justo José de Urquiza que trajo los inmigrantes judios a Entre Rios a mediados del siglo XIX, hijo de judios lituanos emigrantes, se crió hasta sus diez años entre los famosos gauchos judios, colonos que cultivaban la tierra, domaban potros y oraban en las sinagogas exparcidas por las pampas entrerianas. La vida lo llevo niño aun a Europa, se crió en Rusia y Francia y realizó todo lo que se describe en este artículo, y mucho mas…

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