Thunder in the East, Evan Mawdsley

Thunder in the East: The Nazi-Soviet War 1941-1945

Leyendo Thunder in the East me he acordado mucho del gran maestro de la síntesis que para mí, en el tema que nos ocupa, es Sebastian Haffner.

Thunder in the East es un trabajo que resume la guerra Germano-Soviética entre los años 1941-1945 en 400 páginas, con vocación didáctica, sintetizadora, y partiendo desde una base documental mayoritariamente soviética. No es un resumen en la línea de Ziemke, donde los movimientos de tropas son los protagonistas, sino que se parte desde una postura de, diría, análisis a posteriori. Es el libro de los por qués del frente ruso. Para explicar esto, nada mejor que un ejemplo: A la batalla de Kursk dedica Mawdsley dos párrafos; y al análisis y consecuencias de la batalla en sí ( posibilidades estratégicas abiertas y cerradas, desmontaje de mitos, causas directas e indirectas del devenir final de la ofensiva germana) por lo menos tres páginas.
Desde el primer momento se trata de poner en relieve el hecho de Guerra Total, donde no sólo cuenta lo que pasa en el frente, sino que el trato a los prisioneros, las acciones de los partisanos o, muy importante, el asesinato de judíos y eslavos como parte inherente a esta guerra, son aspectos que forman parte del núcleo de esta guerra de exterminio, como diría Laurence Rees.

La cuenta de la historia, por lo demás, la hace de forma cronológica, lo más útil. Comenzando por Barbarroja, creo que ya Mawdsley deja clara su postura con respecto al ataque preventivo alemán, directamente no mentando absolutamente nada sobre el respecto. Sobre el final de Barbarroja y la posterior llegada a las puertas de Moscú, hay una frase, maestra, que dice: “ Los alemanes no fracasaron en Moscú porque llegara el mal tiempo; llegó el mal tiempo porque habían fracasado en llegar a Moscú”. ¿Qué aspectos defiende el autor para explicar el fallo ? En primer lugar, el tiempo hizo su trabajo, por supuesto: fue gracias a las lluvias y nieves de otoño con congelaciones y deshielos alternos, ya a principios de octubre. Después de Viazma-Briansk, razona Mawdsley, no se avanza directamente hasta Moscú, sólo porque el ejército no puede: muchos prisioneros que digerir y mucha resistencia (en Viazma especialmente). Además, no se debiera haber continuado hacia Moscú en Noviembre ( le echa las culpas a Halder y Bock). Y la cuarta razón que da para explicar el fracaso ante Moscú es, de nuevo, la subestimación por parte alemana del número de fuerzas de que los rusos disponían. Conclusión de Mawdsley: El tiempo no fue el factor principal para el STOP ante Moscú, sino las reservas soviéticas y su resistencia. Opino que esto es sólo ver la cara de una moneda. La otra cara sería, según creo yo, que las líneas de suministro alemanas ya estaban demasiado extendidas y que las fuerzas alemanas ya no eran las mismas. Las consecuencias del fracaso de Barbarroja no son pocas. Entre otras, resalta el autor la cadena de dimisiones y destituciones de generales alemanes.

La historia se cuenta desde un punto de vista soviético, basándose el señor Mawdsley fundamentalmente en la historia oficial soviética ( VOV/VIO Velikaia Otechestvennaia voina:Voenno-istoricheskie ocherki)para los movimientos de tropas y para fijar las bajas en Poteri ( Krivosheev, Rossia i SSSR v voinach XX veka). Como contrapartida del bando alemán sobre todo usa el trabajo de Earl Ziemke (Berlin to Stalingrad y Stalingrad to Berlin) y para fijar las bajas alemanas el trabajo de Overmans Deutsche militärische Verluste im Zweiten Weltkrieg. Creo que Mawdsley ha pasado un poco de lo que puedan ser los más excelsos trabajos sobre batallas concretas en la guerra germano soviética, simplemente porque no lo interesa, porque le interesa la guerra en su aspecto macro, en el nivel estratégico. Pero también me ha dado a pensar que puede haya querido mandar otro mensaje más, a parte de todos los que ya deja explícitamente, como si quisiera dejar claro que una batalla u otra no es la importante, que el dato por el dato tampoco lo es , que da igual cuántos t-34 fue capaz de pulverizar Otto Carius o cualquier otro, o si un cerco se rompió un día antes o después. Cita al menos dos trabajos de Beevor, el de Berlín y el de Stalingrado, cosa que otros autores que no lo hacen por, simplemente, ¿altivez?.

Llega el verano del 42 y los alemanes se disponen a comenzar su segunda oleada. El primer pilar debe ser Crimea. Mawdsley es muy crítico con el desempeño de Manstein en el curso de las operaciones, aludiendo a que desperdicia demasiados recursos y retrasa el comienzo de Azul. Defiende que si von Bock hubiese estado al frente de Azul todo el tiempo entonces las cosas no hubiesen ido tan mal. Por supuesto, también apunta como fallo principal dividir el Armeegruppe en dos.

En lo referente a Stalingrado, he encontrado un aspecto muy interesante sobre la historiografía rusa: mientras los occidentales (Ziemke, Beevor) buscan culpables del desastre en el Alto Mando Alemán, los rusos afirman que ganaron la batalla de Stalingrado. Lo plantean como una batalla victoriosa donde salieron victoriosos los rusos. Es lógico que no busquen quitarse mérito. Pero también, pienso en consecuencia, sería lógico que los “occidentales” hubiesen dado más mérito a los rusos.

El Lend-Lease es un aspecto que no se trata sólo como un apartado del libro, sino que además está magistralmente integrado a lo largo de todo el texto. Se alude al uso que los Aliados podrían haber hecho de esto como un arma de presión para obtener ciertas concesiones diplomáticas o políticas. Defiende Mawdsley que lo que los aliados perdieron en equipamiento, los rusos lo perdieron en vidas.

Hacia la mitad del libro se hace una pausa en la cuenta de los hechos para dedicar un capítulo a un análisis somero de las principales armas de cada contendiente. Mawdsley explica que Rusia no creó (casi) nada nuevo en el periodo 1939-1945, ningún arma innovadora. Lo que tenía era fruto de la investigación llevada a cabo en los años treinta. Sin embargo Alemania sí creó mucho, algo que puede ser reflejo de los múltiples frentes en los que tuvo que batallar. También opina que se invirtió demasiado dinero en la Luftwaffe.

Creo que son del gusto de Mawdsley las discusiones historiográficas. Sobre las posibles causas de la victoria soviética vierte tres puntos de vista: El de Hitler y Manstein : por puros números, el de David Glantz: sobre todo por la creciente calidad de las tropas rusas; y el defendido por Mark Harrison que aboga porque el factor determinante fue la producción.

Es sabido que Stalin se quejó sobre la tardanza de la llegada del segundo frente. Un ejemplo de síntesis se puede apreciar aquí: Se le podía haber contestado con los siguientes 3 puntos: Primero, que el propio Stalin se estuvo quieto y contempló cruzado de brazos las derrotas de Francia e Inglaterra en 1940 (Churchill en una ocasión se vio obligado a recordárselo). Segundo, que los soviéticos podrían haber tardado menos en acabar la guerra, es decir, no se tardó más sólo porque los anglo-americanos tardaran más en abrir el segundo frente: Stalin hizo mucho rodeo: Rumanía, Bulgaria, la subida del valle del Danubio hasta Hungría, en vez de tomar la vía directa de Polonia hacia Berlín. Y tercero, los aliados no tenían por qué dar una vida por cada vida rusa perdida, y máxime cuando muchísimas de las pérdidas soviéticas fueron culpa de su mala organización y mal entrenamiento.

La última parte del libro no sólo se decida a explicar los complicados movimientos de ejércitos entre Europa del Este y Berlín, son que se abordan aspectos políticos, sobre el planteamiento que iba a seguir la Unión Soviética después de la guerra: ¿La Revolución Socialista Mundial buscada por Lenin?

No hay una batalla importante. Son todas importantes.¿Cuál fue el turning-point de la guerra? ¿Stalingrado? ¿La primera semana de Diciembre del 41? ¿Agosto del 41? Quizás, piensa Mawdsley, fue casi Septiembre del 39, porque comenzar una guerra contra otras potencias que pueden acceder a todos los recursos del planeta hacía la cosa demasiado difícil para los Hitlerites.

Se trata de un trabajo redondo, de síntesis pura.

No sé cuánto tardará en traducirse este trabajo al español, pero debiera ser poco.

Disponible en Amazon
Paperback: 528 pages
Publisher: Bloomsbury USA (February 23, 2007)
Language: English
ISBN-10: 0340613920
ISBN-13: 978-0340613924
Product Dimensions: 9.2 x 6.1 x 0.9 inches
Average Customer Review: 3.9 out of 5 stars  See all reviews (8 customer reviews)

5 comentarios en “Thunder in the East, Evan Mawdsley

  1. Siempre es bueno conocer de primera mano como está el panorama internacional. Yo se inglés pero no lo suficiente como para sacarle todo el jugo a una obra de estas características. Menos mal que tenemos a nuestro corresponsal en el extranjero…

  2. Por lo que se ve en esta muy bien elaborada reseña (gracias) este libro es muy interesante. Entiendo que muestra la campaña de Rusia desde un punto de vista diferente, apartado del casi estereotipado al que estamos acostumbrados. ¿Que el Comandante Supremo alemán cometió todos los errores? ¿todos?, ¿que el Estado Mayor General alemán siempre tenía la razón y nunca se equivocaba?, ¿siempre?, ¿nunca?. Por lo menos parece que en este libro se abre la posibilidad de que otros cometieran errores, tanto de planificación como de ejecución.
    También es interesante que se contemple el punto de vista soviético, porque si siempre me he quejado (otros también) de que por mucho tiempo solo hemos tenido, para muchos aspectos de la guerra, solo el punto de vista norteamericano, ¿no hemos echado en falta la mirada soviética?, sabemos que la información de parte soviética ha sido sesgada y deformada por motivos políticos, pero eso nos obliga a tomar con cautela, no a descartarla.
    Ahora, con respecto a las causas del fracaso alemán, seguramente son muy profundas y tal vez sea cierto que la guerra se perdió al momento de declararla, y que no sea culpa solamente de quien la declaró, sino de toda la clase militar alemana, que no veía con disgusto la posiblidad de vencer a Rusia y enmendarle la plana a quien fracasó en esa empresa, ese que los derrotó cien veces, Napoleón.

  3. Al menos ya tenemos un primer libro de Glantz traducido, esperemos que sea el picaporte de una puerta que se acaba de abrir y tras el vengan muchos libros más en castellano que solo están disponibles en inglés o en otros idiomas. No pierdo la esperanza.
    Además, como comenta Ulises, estos libros traen ideas nuevas y frescas que beben de otras fuentas que hasta ahora han estado siempre ocultas y con las que se puede profundizar.

  4. Pingback: 70º Aniversario de la Operación Barbarroja

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