The last Eurpean War, John Lukacs

Es lamentable, pero cierto: como ya he dicho en otro lugar en el foro, este libro del gran historiador estadounidense de origen húngaro John Lukacs, no está traducido al castellano. Gacias a la editorial Turner podemos disfrutar de sus breves e intensos libros que ya han aparecido reseñados en Novilis (Cinco días en Londres; El Hitler de la Historia; Junio de 1941), así que esperemos que Turner o la editorial que sea se decida a traducir de una vez este clásico de la Segunda Guerra Mundial, publicado en 1976. Clasíco, además, de una forma de contar la Historia inteligente, precisa, elegante, sabia. El inmenso armazón intelectual de Lukacs, que es un filósofo de la Historia, como Dionisio de Halicarnaso, Ranke, Bolingbroke o Americo Castro, se nota en todas y cada una de las páginas de este libro, de 576 páginas, cuyo campo de estudio “es la historia de todo un continente en el curso de una enorme convulsión que se prolongó dos años”.

La última guerra europea comenzó en septiembre de 1939 y se convirtió en la Segunda Guerra Mundial en diciembre de 1941, cuando los alemanes fueron detenidos ante Moscú y los Estados Unidos entraron en guerra. Según Lukacs, más que una fase preparatoria, estos años fueron una época realmente decisiva. Si Hitler hubiera vencido a los ingleses en 1940 y a los rusos en 1941, habría ganado la guerra: antes de diciembre de 1941, una victoria alemana era probable; después, se convirtió en imposible. Son raras las ocasiones, en la historia de las guerras, en las que se pueden delimitar con esa exactitud las línea separatorias, los pliegues esenciales de las encrucijadas históricas.

La primera parte del libro (probablemente una quinta parte), titulada “Los principales acontecimientos”, es relativamente clásica. Una historia evénementielle, como dicen los franceses, de esos dos años, llena de hechos generalmente poco conocidos y servida con una originalidad que quita el hipo: “La interpretación que propongo para una buena parte de estos acontecimientos, y que se apoyan en el testimonio de fuentes relativamente nuevas, corre el riesgo de parecer poco ortodoxa. Toda historia, y en verdad todo pensamiento, consiste en repensar el pasado”.

La segunda parte del libro, “Los principales movimientos”, está consagrada a numerosos aspectos particulares de la contienda. “He intentado describir la vida de los pueblos, los sentimientos de las naciones, la convergencia de las ideas y de las creencias dándoles un cierto orden, un encadenamiento e ilustrando algunos de los principios de la reconstrucción histórica que he enunciado en mis trabajos precedentes” (Lukacs se refiere aquí a sus libros sobre la práctica de la Historia, desafortunadamente tampoco traducidos en España). Por sus páginas desfilan entonces una serie de temas cruciales para la comprensión del conflicto, en realidad mucho más que el calibre de los cañones o la calidad de los torpedos (de hecho Lukacs sostiene que el artífice de las victorias de la Blitzkrieg fue menos el profesional del Estado Mayor como el amateur Hitler, y que la voluntad y la moral alemana fue más importante que los panzer o los stukas, que no eran de mejor calidad que el material polaco, francés o británico). Leeremos entonces sobre los movimientos de las poblaciones (el éxodo francés de 1940, por ejemplo, que tan bien supo plasmar la desafortunada Irene Nemirovsky en Suite francesa), como de las condiciones de la vida material (comer, beber, dormir); la vida de la burguesía, el mercado negro, los estudios comparados sobre las virtudes marciales de los diferentes ejércitos en liza; la supuesta “guerra caballeresca” alemana en el Oeste; la derecha dividida; el fracaso de la izquierda, que estuvo en realidad mucho tiempo indecisa en sus posiciones frente al nacionalsocialismo; un panorama completo de las relaciones entre Estados; las ideologás; el papel de las comunaciones, los periódicos, la propaganda, el espionaje; los sentimientos de las naciones, las afinidades y las enemistades, el problema judío, el de los católicos alemanes. Libro total, trabajo pantagruelesco, historia de un drama de proporciones descomunales ante el que otros libros tan cacareados y publicitados quedan reducidos a las batallitas del abuelo escritas por un torpe aprendiz. Desde que un servidor leyó Tiempo de guerra, de Paul Fussell (¡también en Turner!) no había aprendido tanto sobre la Segunda Guerra Mundial como con este libro de John Lukacs.

Saludos y buenas lecturas.

Paperback: 576 pages
Publisher: Yale University Press (June 1, 2001)
Language: English
ISBN-10: 0300089155
ISBN-13: 978-0300089158
Product Dimensions: 8.7 x 5.8 x 1.7 inches

13 comentarios en “The last Eurpean War, John Lukacs

  1. Pues la verdad es que una lástima que no esté traducido al castellano. Esperemos que alguna editorial se lanze ha editarlo en nuestro idioma para nuestro disfrute.

    Por cierto; otro libro de Lukacs en castellano, «Sangre, Sudor y Lágrimas», también anda reseñado por aquí. Así que ya, tenemos 5 libros reseñados en Novilis. Será probablemente el autor más reseñado y eso ya es mucho. Demuestra su calidad, y el interés que despierta en el lector.

    Un saludo, y gracias por la reseña.

  2. Libro muy interesante, Leiva. Gracias por compartir con nosotros tu opinión.

    «de hecho Lukacs sostiene que el artífice de las victorias de la Blitzkrieg fue menos el profesional del Estado Mayor como el amateur Hitler, y que la voluntad y la moral alemana fue más importante que los panzer o los stukas, que no eran de mejor calidad que el material polaco, francés o británico). »

    Yo creo que de tanto repensar e interpretar la historia pueden salir churros como éste.

  3. Acabo de releer mi mensaje, y creo que suena un poco feo y petulante.

    Me explico mejor: sólo quiero decir que creo que Lukacs no tiene razón en absoluto en lo que he puesto entre comillas de la reseña de Leiva.

    Hitler heredó del Reichswehr un ejército compuesto por 100.000 soldados, que eran 100.000 oficiales, y digo esto por su altísima preparación. Esto no se puede traducir en términos de «moral» ó «voluntad». Esto se traduce en preparación, en conceptos tácticos digeridos ( véase Auftragstaktik, por poner un ejemplo, http://en.wikipedia.org/wiki/Mission-type_tactics), el coordinar las armas, en audacia…

    Seguro que entre los miembros de los gobiernos franceses , polacos o ingleses hubo decisiones audaces, en contra de lo que decían los expertos ( por compararlo con Hitler y OKH), pero había que tener las herramientas en el campo, que son las que yo creo que Lukacs se ha olvidado.

    Es decir, el concepto “Blitzkrieg”, pongamos, según Karl Heinz Frieser, en su libro “The Blitzkrieg Legend: The 1940 Campaign in the West”, fue algo creado sobre la marcha ( no he leído el libro, pero más o menos esa es su tesis). ¿Es posible que el alto mando alemán no hubiese preparado las operaciones como finalmente se dieron? Cierto, pero lo que quiero explicar es que si se pudieron llevar a cabo estos nuevos conceptos operacionales de guerra, no salidos de las salas de mapas del OKH – como ciertamente afirma Lukacs-, no fue simplemente por el capricho aleatorio y amateur de Hitler, sino porque el sustrato con el que se trabajó, el soldado alemán, en esos momentos tenía una preparación que ningún otro soldado de ningún otro país tenía.

    Saludos.

  4. Hola, Isidoro. La apreciación que haces me parece correcta. Creo que he sido yo el que me he expresado mal en la reseña y no Lukacs. Lo que el autor quiere decir, realmente, es que Hitler impuso su guerra a Alemania, pero Lukacs habla a un nivel político, no táctico. Es decir, no sugiere que fue Hitler el artífice “técnico” de las victorias, aunque tuvo un gran protagonismo en el diseño del ataque a Francia en 1940 -asesorado, según creo por Manstein-. Hitler fue, según Lukacs, quien dijo “atacaremos Polonia, atacaremos Francia, etcétera, y se hundirán”. Hitler pensó “los franceses no lucharán por Polonia”, y luego, cuando vio que tenía razón impuso a sus mandos la idea de que la guerra en el Oeste podía ser ganada fácilmente. En 1938 estaba decidido a entrar en guerra e impuso su concepción política al Ejército.
    Evidentemente, la táctica de guerra relámpago fue en gran medida la protagonista de las campañas de 1939-1941 y había un gran componente de improvisación, precisamente un campo en el que los alemanes demostraron una capacidad superior a la de sus contrincantes durante toda la guerra, ya fuera a la defensiva como en ofensiva.
    En cuanto a las decisiones de Hitler durante la guerra, fueron determinantes, incluso contra el sentido común de los profesionales, no hace falta que te lo diga. En diciembre de 1941 ordenó resistir a ultranza después de la ofensiva rusa en Moscú. Le daba una gran importancia a la experiencia de la Historia y creía que de ordenar la retirada, la Wehrmacht se enfrentaría a una catástrofe similar a la de Napoléon en 1812. El OKH estaba convencido de que debía organizarse una línea de repliegue, pero Hitler se negó. En ese momento, sin embargo, todavía era flexible en sus decisiones -todo lo flexible que podía ser Hitler, claro- y no se encastilló en sus ideas como sucedería al año siguiente, con Paulus cercado en Stalingrado. La voluntad de Hitler, su conocimiento de la Historia, se impuso sobre sus generales.
    Hitler comprendió como ningun otro hombre de Estado los límites de la política moderna y la manera en que todos los conceptos podían ser maleados y repensados. En ese sentido es el revolucionario más importante del siglo XX, mucho más que Lenin. Pondré un ejemplo: cuando se habló de nacionalizar la industria alemana, para servir a los intereses del pueblo, Hitler dijo “para qué voy a nacionalizar la industria, qué importa que la industria sea estatal o privada; yo he nacionalizado al pueblo. Todo lo que existe en Alemania emana de ese pueblo”.

  5. Hola Leiva, aclarado queda el tema. Y de acuerdo en todo lo que dices.

    Me parece muy buena la última frase que pones en tu último mensaje.

    Sigo sin conocer de primera mano a Lukacs; espero que no pase mucho tiempo hasta que lea algo suyo.

    Saludos.

  6. Ah, por cierto, a los que estáis interesados en el cementerio de Berlín al que hacía referencia en la reseña pasada, hay una entrada en Wikipedia inglesa, por Invalid’s Cemetery.

  7. Yo la ví, y a raíz de eso fue por lo que «recordé» que había pasado por allí. Al lado del cementerio hay una torre de control, herencia del infausto muro de Berlín, ¿verdad?.

    Saludos.

  8. Muchas gracias Leiva, sabía de la existencia de este libro pero yo no soy capaz de sacarle el jugo en inglés. Esperemos que algún día se traduzca, si han traducido casi todos no tiene mucho sentido que se dejen este por ahí, digo yo.

  9. Yo también espero que se traduzca algún día y que lo haga, sino el mismo, sí por lo menos un traductor tan bueno como el que Turner ha destinado a las otras obras de Lukacs, en Turner.Creo que existe una edición de los años 1970 de Fayard, pero sólo está asequible en Amazon.fr, que es una buena alternativa.

    Saludos

  10. Turner ha publicado en años recientes otros dos libros de Lukacs, «El futuro de la Historia» y «Últimas voluntades». Desgraciadamente, ni asomo del que aquí se reseña, al parecer tan interesante.

  11. Gracias por la reseña, la he encontrado muy interesante y me he hecho con el libro en edición francesa: «La Dernière guerre européenne : Septembre 1939-décembre 1941», editorial Fayard, 1978.

    Un saludo.

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