The encirclement and breakout of a german army in the East, 1944
En octubre de 1943 los soviéticos ya tenían varias cabezas de puente bien asentadas en la orilla oeste del Dnieper. Podría haber sido una barrera defensiva formidable. Pero la premura con la que los alemanes se retiraron detrás del río, la convirtió más en una estampida que en una preparación ordenada. En los meses que siguieron, el Ejército Rojo fue ampliando en anchura y profundidad sus asentamientos en la orilla oeste. En 1944 tan sólo quedaba un tramo de río en manos alemanas, entre Kanev y Cherkassy, que Hitler se negó a abandonar porque pensaba lanzar en un futuro una ofensiva desde allí para recuperar Kiev… De esta forma se formó una protuberancia en el frente, ocupada por el XI y el XXXXII Cuerpos de Ejército alemanes. Al igual que en Kursk, pero con los papeles cambiados, esta anormalidad del frente invitaba a ser atacada desde los flancos para ser cortada por la base. Esto es lo que hicieron el primer y segundo Frentes Ucranianos, que a finales de enero embolsaron a unos 59.000 soldados alemanes.
Zetterling y Frankson han dedicado 300 páginas de texto a contar la batalla, desde el punto de vista alemán. Para ello los autores se han basado casi exclusivamente en fuentes primarias del BA-MA, los archivos militares del Archivo federal alemán, integradas por diarios de divisiones, cuerpos, ejércitos y grupos de ejército. Para no hacer la lectura muy farragosa, los autores han intercalado entre el leitmotiv del libro historias personales de soldados alemanes, especialmente las peripecias de Anton Meiser, que dejó escritas sus memorias de guerra en un libro, Die Hölle von Tscherkassy. A pesar de la sobriedad del estilo de los autores, expertos consumados en el análisis estadístico de las batallas, en la historia se respira una gran épica. No en vano, los alemanes reunieron la flor y nata de su ejército para tratar de salvar a los desgraciados que se quedaron encerrados en la bolsa. Más de la mitad de los carros alemanes que participaron en la operación de socorro eran Panther o Tiger, confluyeron unas 7 u 8 divisiones panzer, casi todas ellas diezmadas, pero con los míticos carros entre sus filas. La premura del tiempo, el actor no invitado pero presente sempiternamente, el barro, provocado por la alternancia de heladas por la noche y altas temperatura por el día, el suministro de los cercados por aire, como en Stalingrado, la falta de gasolina y la resistencia soviética, son ingredientes que, agregados y mezclados, crean una historia fascinante.
El libro es un documento valioso por un motivo principal: se nota que los autores han creado una historia sólo a partir de las fuentes primarias a las que han tenido acceso. Esto es, no hay comentario bibliográfico alguno, en tanto en cuanto sus historia es original, y la consulta de fuentes secundarias para crearla es marginal. Sin duda sólo por esto el libro no creo que quede superado. Los aspectos que toca son volcados de fuentes primarias. Es por eso mismo, en mi humilde opinión, que la historia queda a veces un poco coja. Por ejemplo, la mayor parte del libro está dedicada a las operaciones de socorro, y hablo de aproximadamente un 90% del total del libro. Y los soviéticos aparecen muy poco.
Tenía mucha curiosidad por ver el discurso que los autores adoptaban con respecto a la interpretación del informe del Estado Mayor del Ejército Rojo sobre la ofensiva de Korsun-Shevshenkovski, traducido por David M. Glantz, publicada en inglés por Routledge, y que dio pie a una respuesta del propio Niklas Zetterling en el que desacreditaba muchos de los datos volcados en el documento soviético. Efectivamente, los autores se han entretenido en señalar a lo largo del libro las que ellos consideran mentiras del informe soviético.
Hay aspectos en los que los autores no son claros, o tocan demasiado poco. Por ejemplo, cuando Stalin asigna la responsabilidad de liquidar la bolsa a Konev, dejando fuera a Zhukov, y mandando a Vatutin a que se encargue de avanzar hacia el oeste. El eminente Karl-Heinz Frieser en su relato de la batalla1 comenta que ese cambio de mando fue muy perjudicial para los soviéticos, por dos motivos: 1) Porque hacer un cambio en el mando a esas alturas de la batalla ( 12 de febrero) ya era malo per se, y 2) porque el plan de Konev previó dejar abierta una zona de la bolsa durante un tiempo, que fue precisamente el hueco por el que se colaron los alemanes para escapar. Zetterling y Frankson restan toda importancia al primer punto, y no dicen nada sobre el segundo. ¿Qué pasó en realidad con los planes de Konev? Los autores se limitan a referir este problema al final del libro, en el capítulo Aftermath, dejando ver que Konev no concentró las tropas por donde salieron los alemanes, pero sólo eso. Los mapas, a pesar de ser abundantes, a veces son un poco frustrantes, porque los autores detallan las batallas hasta el máximo detalle, además de que son tres los escenarios principales en los que se desarrolla la lucha, y esto hace que el lector tenga que cambiar de registro continuamente.
Además, los autores demuestran tener un profundo conocimiento de la Wehrmacht, estando el libro jalonado por multitud de análisis más generales y reflexiones, que denotan los años de estudio y horas debajo de un flexo que los autores han pasado.
De los aproximadamente 59.000 soldados alemanes que había dentro de la bolsa el 28 de enero de 1944, alrededor de 19.000 murieron o fueron hechos prisioneros. Otros 11.000 fueron heridos. Esto da una cifra de unas 30.000 bajas. Alrededor de unos 40.000 soldados alemanes consiguieron escapar. No fue un Stalingrado.
- Paperback: 320 pages
- Publisher: Casemate Pub; Reprint edition (March 19, 2011)
- Language: English
- ISBN-10: 1935149849
- ISBN-13: 978-1935149842
- Product Dimensions: 0.8 x 6.2 x 9.5 inches
Gracias por la reseña Isidoro. Lo tengo en la estantería esperando su momento.