The ghosts of Berlin, Brian Ladd

Confronting German History in the urban landscape

Berlín es una ciudad condenada a no ser, a estar siempre en proceso de devenir”.

Kart Scheffler(1869-1951)

Los fantasmas de Berlín es un libro ideal para tener una idea del Berlín actual, de los problemas históricos que aún lo azotan, y de lo reciente y candente que es su historia.

Se divide en 6 partes, en cada una de las cuales se tratan los aspectos y polémicas que más nos interesan al lector medio: Los muros de Berlín, La vieja Berlín, Metropolis, Berlín nazi, Berlín dividida, Capital de la nueva Alemania.

Berlín fue dividida en 20 distritos en 1920. En 1945 las 4 potencias ocupantes se los reparten: 8 para los soviéticos, 6 para los americanos, 4 para los británicos y 2 para los franceses. Principalmente esta es la causa del trazado final del muro que le levantó en 1961. ¿Qué zonas murieron como consecuencia del muro?¿Qué monumentos al muro había que conservar: Los graffitis de los Wessis o los monumentos a los vigilantes de los Ossis, o monumentos a los caidos intentando saltar el muro?¿Qué problemas se le presentan a los gobernantes de Berlín Este cuando levantan el muro?: sistemas eléctricos, la red de metro, las canalizaciones del agua… todo esto había también que delimitarlo. Por cierto, que el muro tiene un altísimo contenido en Amianto u Asbestos. Así es que no es muy recomendable tener un trocito en el dormitorio.

El capítulo sobre la vieja Berlín cuenta la historia , muy resumida, del Lustgarten, Unter den Linden, Parisier Platz, la puerta de Brandenburgo, el origen de Berlín, una somera historia de sus gobernantes desde los primeros Hohenzollern, o de la Potsdammer Platz. Polémicas: El Palacio Real derruido por el gobierno de Ulbricht, ¿qué hacer con el nuevo palacio de la República que fue construido en su lugar?. Por ejemplo, Joachim Fest piensa lo siguiente: “Ellos quisieron crear una Plaza Roja para demostrar su control sobre las masas. En el conflicto mundial que queda detrás nuestra, uno de nuestros objetivos más importantes era prevenir el avance de ese tipo de control. Si la destrucción del Palacio Real se suponía que habría sido el símbolo de su victoria, su reconstrucción sería el símbolo de su derrota.” Pero otros piensan que el Palacio era la casa de los Reyes, y que Alemania no se debiera someter nunca más al yugo del absolutismo.

-“Pero si el Palacio es una parte esencial del antigüo Berlín, el de finales del XIX y principios del XX, el de los felices años XX.”

De este tinte o calado son las polémicas que Ladd nos explica, que a mí me resultan de lo más interesantes. Son debates, en muchos casos nacionales, sobre “¿Y ahora qué hay que hacer”?. Otra interesante es la de la cuadriga de la Puerta de Brnadenburgo. No es el lugar para contar la historia completa, pero al caer el muro de Berlín hubo un tenso debate sobre qué hacer con la Cruz de Hierro que previamente adornada la corona que llevaba la cuadriga de la puerta de Brandenburgo. La Cruz de Hierro, “mancillada” por el gobierno nazi, sin embargo había sido diseñada por el mismísimo Friedrich Schinkel como conmemoriación de la derrota de Napoleón en 1814. Los partidos conservadores o de derecha abogan por volver a ponerla en su sitio, mientras que los partidos más de izquierda y un porcentaje más alto de Ossis no están de acuerdo.

El tercer capítulo, Metropolis, se centra sobre unos pocos aspectos: El Reichstag, la Mietskaserne ( construcción típica de bloques de viviendas de principios de siglo XX), la huella judía en Berlín, y la Potsdammer Platz. Otra vez sigue Ladd la misma estructura, magnífica en mi opinión: una combinación de historia, con historia, valga la redundancia, de las polémicas que han envuelto a estos símbolos de Berlín. Todos son interesantes. La Mietskaserne se empieza a construir a raíz de la unificación de Alemania en 1871 para tratar de resolver el problema del aumento desmedido de población de la capital. Los nazis las ven como ratoneras, sitios lúgubres donde la pobreza se adueña del ambiente. Caído el muro se convierten en edificios donde todo el mundo quiere vivir, para tratar de recuperar la memoria de la ciudad, e incluso se convierten en viviendas “ de culto”.

El cuarto capítulo es la Berlín Nazi. Por supuesto empieza con lo más significativo: los cambios en la Wilhelmstrasse, el asiento del aparato represor del régimen en la Prinz Albert Strasse, y el mastodóntico proyecto de Hitler y Speer: Germania. Este es el capítulo más largo: ¿qué hacen los Ossis y qué hacen los Wessis con las reliquias nazis que “les tocan”? Cuando cae el muro, ¿quién se siente con autoridad para decir qué hay que preservar y qué no? ¿Por qué se elimina el búnker de Hitler? ¿Cómo se llega hasta la configuración actual de la exposición en la Prinz Albert Strasse de “La topografía del Terror”? ¿Qué piensan los partidos políticos de cada ideología de todo esto? Y un problema que sobrevuela todo el libro: ¿Cómo hacer un monumento de recuerdo de los nazis: algo grandilocuente con una conclusión cerrada, o mejor una exposición que invite a pensar, a la reflexión, y que cada uno saque sus conclusiones? ¿Cómo se recuerda a los perpetradores, que son los antepasados de los Berlineses que pasean por la calle hoy? ¿Y a las víctimas? ¿Monumentos sólo para judíos? ¿ Y los gitanos y los testigos de Jehová?

Otro aspecto interesante es el tratamiento de los “héroes”. Para los alemanes del Oeste los héroes antinazis están representados en los conspiradores del 20 de Julio del 44. Para los del Este estas personas sólo representaban a la aristocracia de derecha de más rancio abolengo. Para los Ossis los héroes están representados en los militantes comunistas que sufrieron la represión nazi que, según los partidos de centro y de derecha, éstos “héroes” comunistas sólo quería derrocar un régimen autoritario para instaurar otro, pero de color distinto. ¿Qué pasa con los monumentos de unos y de otros después de la unificación? ¿Cuáles son los héroes de la nueva Alemania unida?

El capítulo sobre la Berlín dividida es otro delicia: Trata de responder a la pregunta de cómo se desarrolla cada parte de la ciudad entre 1961 y 1990: los problemas urbanísticos que presentan o los estilos arquitectónicos que quieren mostrar al mundo ( la Stalinallee- hoy Karl Marx, o el barrio de la Hansa, Este y Oeste, respectivamente) .

El último capítulo , Capital de la nueva Alemania, hace un balance final sobre Berlín en el devenir del siglo XX y explica los retos qua ya ha superado, y algunos que todavía están proceso, como por ejemplo la transferencia del gobierno de Bonn a Berlín, con la consiguiente masiva construcción de edificios administrativos que se han tenido que construir.

Terminando el libro, Ladd afirma: “Todos los edificios de todas las ciudades muestran sus tradiciones culturales, pero el suelo arenoso de la capital alemana esconde los rastros de una historia tan fieramente disputada que no hay un sitio… que no sea controvertido”.

El libro está profusamente ilustrado, lo que hace que la lectura sea más agradable y que más de un aspecto que discute Ladd se entienda mejor.

Libro disponible en Amazon:

Paperback: 282 pages
Publisher: University Of Chicago Press (November 15, 1998)
Language: English
ISBN-10: 0226467627
ISBN-13: 978-0226467627
Product Dimensions: 8.9 x 5.9 x 0.8 inches

13 comentarios en “The ghosts of Berlin, Brian Ladd

  1. Interesantísimo libro y una reseña completa a más no poder, Isidoro. Siempre sorprendiendo con títulos nada trillados y de la cultura centroeuropea. No sé si a tí te paso lo mismo cuando estuviste en Berlín, pero yo la comparo con Roma, por la cantidad de pasado que hay en ella, un pasado espeso, condensado, una «historia tan fieramente disputada», como dice el autor. Y eso que es una ciudad relativamene nueva.
    Saludos

  2. Roma es eterna, Berlín solo es una anécdota ( lo mismo que Paris, Madrid, Londres o Washington, por otra parte ).

    Respecto al libro parece interesante y la reseña, brillante pero: ¿ seguro que Novilis es el mejor sitio para reseñarlo? Si, ya se que no solo de pan ( historia militar y naval ) vive el hombre, pero lo digo por guardar un orden.

  3. Estupenda reseña Isidoro, enhorabuena. El título no podía ser más acertado. Berlín guarda muchos fantasmas de la época nazi, no tan lejana en el tiempo, históricamente hablando eso fue «antes de ayer». Y no son solo fantasmas, la SGM encierra algo de hipnótico, yo creo que es por la cercanía en el tiempo que a tanta gente atrapa y tantos adeptos tiene en su estudio. Un libro muy interesante y yo veo perfectamente que encaja en la filosofía de Novilis para ser reseñado, por qué no?.

  4. Supongo que enfocandolo desde el punto de vista de escenarios de la SGM podría valer…mi comentario no era una descalificación, solamente una observación con respecto a la temática y cual es la temática específica de Novilis. Pero no voy a ser más papista que el Papa, así que bienvenida sea esta cuidada reseña.

  5. Dos cosas: una respecto a si el libro es apropiado o no para figurar aquí reseñado, la respuesta es afirmativa, y no sólo por los escenarios de la Segunda Guerra Mundial. Antes y después, como debería resultar obvio para los más despistados, también hubo historia y la seguirá habiendo. El presente también es historia, nada hay más erróneo que pensar que eso de lo que trata ese foro es algo fosilizado, lejano, muerto. La historia la hacen las personas y las sociedades en las que viven. Luego los historiadores las escriben.
    En segundo lugar está toda esa retórica sobre Roma eterna contra las demás ciudades del mundo. Bueno, no es más que retórica. Si empezamos así, también podríamos decir que Roma, al lado de Atenas, no era más que una aldea de palurdos, porque toda su magnficencia la copió de la cultura griega. La zona más próspera del Imperio romano fue siempre Oriente, siendo Alejandría, Antioquia y otras ciudades, los centros de irradiación del pensamiento (no en vano Oriente fue la cuna del Cristianismo). Recordemos que aún hoy, cuando se quiere significar que un lugar es centro de progreso intelectual, se dice que es la Atenas de tal sitio, etcétera (por ejemplo, del Berlín de los Hohenzollern se decía que era la Atenas del Spree; de Pamplona se decía en la guerra civil que era la Atenas del Arga). Que compare a Roma con Berlín no tiene nada que ver con la antigúedad de las ciudades, sino con los símbolos que representan en la Historia. Por favor, abandonemos todas esas fijaciones basiconas de libro de texto, de lo contrario no entenderemos nada. Por ejemplo, la especial importancia de las cúpulas: la del Panteón de Roma, se fue trasladando progresivamente a otros centros de poder: París o Berlín durante el siglo XIX y finalmente al Capitolio de Washington en el XX. Esto es algo que los arquitectos y la burguesía de las ciudades comprendió muy bien: no hablamos de muchas ciudades diferentes, sino de una misma ciudad, o mejor dicho, de la idea de civilidad, que se traslada, como si fuera una especie de cetro de poder, de una ciudad a otra, de un continente a otro, como la hegemonía mundial.
    Saludos

  6. Igualmente no entiendo qué tiene que ver la retórica (véase definición griega «Ρητορική») con la comparación entre Berlín y Roma que, como bien decía Von Scheer, pasa por encima de Berlín tranquilamente sin inmutarse.

    Más que magnificencia -casi nula cuando Roma conquistó Grecia (168 a. C.)-, lo que Roma adaptó fue la praxis griega frente a la belleza helénica.

    Asimismo, incluso dejando de lado la antigüedad de Roma y Berlín, es indiscutible que el valor simbólico de Roma es infinitamente superior al de la capital alemana fundada por tercos bárbaros vendos (eslavos).

    Cordiales saludos y gracias por la reseña 🙂

    Europa Napoleónica
    http://europanapoleonica.blogspot.com/

    P. D.: Para una correcta exposición recomendaría primero conocer el significado correcto de las palabras para no inducir a error al lector, que sin duda confundirá la grandeza de Grecia con los restos recogidos por los romanos tras Pidna, Rodas y Pérgamo.

  7. Me parece que el lector inteligente ya debe saber por dónde van los tiros. Nadie discute que el valor simbólico de Roma sea importante o que sea superior al de Berlín, faltaría más. Ya había oido algo al respecto. de lo que no tenía noticias era de los vendos, a los que por cierto uno de los primeros en reseñar es Ptolomeo, geógrafo griego. De todas formas, si yo tuviera que elegir entre Berlín y Roma, no dudaría un momento en elegir la primera, porque yo prefiero las ciudades despejadas y limpias a las ciudades eternas. Si la discusión sobre las culturas antiguas va a limitarse a las legiones, las águilas imperiales y demás romanos de Semana Santa con cepillos y musculaturas fascista de salón, para mí no tienen mayor interés, así que lo dejamos. De todas formas, insisto: la cultura romana fue griega, por mucho Pidna, Pergamo y demás batallitas que ganaran los romanos. Cicerón escribía en griego, Marco Aurelio otro tanto. El autor más popular en Roma fue siempre Homero. Se iba a estudiar retórica a Grecia. Los retóricos griegos abundaban en la capital. Los evangelios fueron divulgados en toda la oikumene en griego, no en latín.
    Por lo que respecta al significado de las palabras, la de retórica también se usa para denominar las sofisterías que no vienen al caso. Lo dicho: yo lo dejo.

  8. Perdón, una pequeña rectificación, Cicerón no escribía en griego, quería decir que era un pensador griego, es decir que transmitió las ideas griegas. Cicerón escribía en latín.

  9. Nadie habla de reducir la cultura antigua, en este caso romana, a «las legiones» y «las águilas imperiales», sería ridículo.

    Simplemente apuntaba que tras la derrota macedónica frente a Lucio Emilio Paulo en la Batalla de Pidna (22 de Junio 168 a. C.), de la Grecia magnífica no quedaba ni la mitad; por lo que el término «magnificencia» es incorrecto.

    Respecto a la Semana Santa, sobran los comentarios dado el anacronismo histórico cometido al comparar Roma con el fascismo (?).

    Que la cultura romana fue griega nadie lo discute, es un hecho probado desde su idiosincrasia hasta su filosofía.

    Cordiales saludos,

    Europa Napoleónica
    http://europanapoleonica.blogspot.com/

    P. D.: Ptolomeo (90-168) era egipcio, no griego. Nació en Tolemaida Hermia, al Sur de Menfis (Alto Egipto).

  10. Muchas gracias Isidoro por esta nueva reseña de estos libros que no se encuentran en el mercado español pero que gracias a personas como tu que se molestan en leerlos y reseñarlos, con el esfuerzo que ello supone al estar en otro idioma. De esta forma podemos tener conocimiento de parte de la amplísima bibliografía que hay fuera de nuestras fronteras.

  11. Hola a todos.

    Lamento no haber contestado antes. Estoy de viaje y lo de Internet, cuando puedo y me dejan. Muchas gracias por vuestros comentarios.

    Recomiendo encarecidamente esta maravilla de libro, que debiera ser traducido al espaniol. Asimismo, recomiendo otro ( especialmente a Leiva, que te (nos) gusta tanto Berlin), que si esta en nuestro idioma y que tambien he leido recientemente: «Cronicas Berlinesas» , de Joseph Roth (Minuscula). Ademas de las cronicas del mismisimo Roth, al final del libro hay una serie de rutas que se pueden realizar por el Berlin de hoy, tratando de emular algunos paseos de Roth. Igualmente, profusamente ilustrado.

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