Hitler, de turismo por París, Félix Gil

Tras la capitulación de Francia en Compiegne, mismo lugar en el cual los alemanes capitularon 22 años antes, el 23 de Junio de 1940, se produjo la visita a la capital gala de Adolf Hitler en la que sería su primera y única visita a Paris.  Era un sueño hecho realidad para él. La capital de Francia rendida a sus pies y a su voluntad, lo que siempre había soñado. Tras la ocupación de Polonia y la sorprendente y fugaz caída de Francia, Hitler se sentía cada vez más poderoso y más confiado en sus posibilidades de conquistar Europa. 

En la madrugada del 23 de Junio, Hitler partió en su avión acompañado de Albert Speer, el escultor del Reich, Arno Breker, el fotógrafo particular del Führer, Heinrich Hoffmann y su camarógrafo Walter Frentz. En otros aviones que acompañaban al de Hitler, viajaban otras personalidades militares del partido y del ejército, como por ejemplo el Mariscal Keitel o Martin Bormann.

A las 5:30 llegaban al aeródromo francés de Le Bourget, donde les esperaban una comitiva de cinco Mercedes-Benz descapotables. Poco después iniciaban su tour por Paris. Las calles estaban desiertas, debido en buena parte a lo temprano de la visita y a que había una cierta desconfianza en la población ante los alemanes. Hay que tener en cuenta que Francia había capitulado el día anterior. Los únicos parisinos que se encontraban en las calles eran los vendedores de los puestos ambulantes y los vendedores de periódicos.

La visita a Paris comenzó por el edificio de la Ópera de Garnier. Un majestuoso edificio del que Hitler se consideraba admirador y conocedor del mismo. Durante la visita a la Ópera se dio la conocida anécdota con el guía del edificio. Hitler que conocía bien los planos de la Ópera, se detuvo en un momento de la visita y apuntó al guía que faltaba una sala. El guía le respondió que había sido sellada para su restauración y que por tanto no estaba a la vista. Entonces el Furher giró hacia atrás su cabeza y le dijo a Speer: «¿Veis que bien conozco este edificio?»

Las atenciones y halagos hacía Hitler por parte de su comitiva eran constantes. Otra anécdota curiosa de la visita a la Ópera se produjo cuando al finalizar la visita, Hitler ordenó dar una propina al guía, el cual, con excelente educación francesa rechazó. Se hizo el silencio durante un segundo. Nadie osaba rechazar algo que proviniera de Hitler. Al momento, Hitler se sonrió y le dijo a su ayudante, que el guía tenía razón. Era su trabajo y no tenía porque aceptar propinas.

Desde la Ópera, la comitiva de vehículos fue hasta la Madeleine, fabuloso edificio del periodo napoleónico que recuerda mucho a la arquitectura clásica, en el cual Hitler posó en su escalera junto a los demás miembros del tour turístico. Después de la visita a la Madeleine, se dirigieron hacía la plaza de la Concorde, donde sin bajarse de los vehículos la recorrieron lentamente para poder apreciar toda su belleza.

De plaza de la Concorde, enfilaron los Campos Eliseos, hasta llegar al Arco del Triunfo donde Hitler visitó la tumba al soldado desconocido, erigida como monumento a los soldados caídos durante la primera guerra mundial.

Desde el Arco del triunfo se dirigieron hacía lo que hoy en día es el Trocadero, y que en su día fue el Palacio Chaillot, donde se encuentra la famosa terraza donde todo el mundo que visita Paris se realiza la misma foto que Hiter se hizo junto a Speer y Breker, con el símbolo de Paris tras ellos. Fue un gran momento para Hitler.

Tras la Torre Eiffel, la comitiva tomó rumbo hacia Les Invalidés, lugar donde reposan los restos de Napoleón Bonaparte. Este era el plato fuerte de la visita a Paris. Estaba ante la tumba del gran Napoleón, último conquistador de Europa. Hitler encontraba grandes similitudes entre ellos. Según Heinrich Hoffman, al salir Hitler del edificio dijo: “Este ha sido el momento más grande y hermoso de mi vida».

La siguiente parada fue el lugar donde descansan los héroes nacionales de Francia, el Panteón. En esta ocasión, Hitler comentó a Speer, la forma que tienen los franceses de rememorar a sus héroes, algo que le congratulaba bastante a decir verdad.

Tras el Panteón, Hitler visitó, eso sí, de una manera brevísima, otros monumentos emblemáticos de Paris, como la Sainte Chapelle, donde Hitler se quedó maravillado de su fabulosa arquitectura, la catedral de Notredamme, donde Breker se encargó de explicarle los detalles más significativos del estilo Gótico.

El Museo del Louvre fue otra de las paradas donde el Fürher disfrutó más, como amante del arte que era, disfrutando de la magnífica fachada del edificio. Desde allí, continuaron por la Rue Rivoli, pudiendo ver a su izquierda los Jardines de las Tullerías, y en el nº 228 el Hotel Le Maurice, donde se situó el cuartel general alemán en París. Hitler se mostró satisfecho al ver el edificio engalanado con las banderas alemanas.

Ya para finalizar la visita, desde Av Rivoli, marcharon hacía Montmatre, en lo alto de la ciudad para disfrutar de las vistas de todo Paris, y también para visitar la magnífica Basílica del Sacreé Coeur. Tras esta última parada, y tras tan solo 3 horas de visita, Hitler se dirigió de nuevo hacia el Aeródromo de Le Bourget, donde antes de subir a su avión se hizo unas cuantas fotos propagandísticas con los muchachos de la Luftwaffe.

Como curiosidad final, apuntar que de la visita de Hitler a Paris se deducen unos cuantos interrogantes. Uno de ellos apunta directamente a que Hitler realizó dos viajes a Paris, y no uno como todo el mundo creé. Además unas veces se mencionan tres automóviles Mercedes y otras cinco. En las fotos tomadas en la Tumba de Napoleón Hitler aparece con el abrigo blanco que solo solía usar en algunas ocasiones. Otro detalle curioso es que la película oficial presentada en los noticiarios de propaganda, muestra a Hitler llegando en tren a París y no en avión. Se sabe perfectamente que la visita del 23 de Junio se realizó en avión, así que resulta un tanto extraño la aparición en la película de Hitler llegando en tren.  Estos detalles hacen presumir que Hitler pudo haber hecho dos viajes a París y que por razones de seguridad se hizo público uno de ellos.

8 comentarios en “Hitler, de turismo por París, Félix Gil

  1. Excelente artículo Félix. Como en otros tantos temas con el nazismo de fondo queda la parte de «misterio»……, cómo se exprimen algunos temas eh!!

  2. Gracias Luismi.

    Leiva; Son muchas las fuentes que apuntan a estos hechos. Por ejemplo en las memorías de Petain, se alude a que Hitler, durante la conferencia de Montoire, en Octubre de 1940, le comentó al mariscal francés lo siguiente: «Y acabo de hacer, hace unos días, una visita secreta a París. ¡Qué ciudad admirable! ¡Qué magníficos monumentos!»

    También se apunta a que en algunas fotografías se ve el automóvil Grosser Mercedes 700K con tres hileras de asientos (típico de Estado Mayor) y en otros el de dos hileras de asientos tipo Cabriolet.»

    En este aspecto, las memorias de Speer cita que el coche era de 3 hileras de asientos: «Como de costumbre, Hitler tomó asiento en la parte delantera, al lado del conductor. Breker y yo nos sentamos en los asientos supletorios, mientras que Giessler y el asistente ocuparon los traseros»

    No sería en mi opinión de extrañar, que Hitler realizara una segunda visita a París, una ciudad que le tenía enamorado por motivos artísticos, en especial su arquitectura.

    Saludos.

  3. Un tema muy interesante, por curiosidad le echaré un ojo a los distintos documentales que tengo donde aparece la visita a París, a ver si encuentro alguna disparidad como la que comentas de los coches.

  4. Como comentario a añadir, recuerdo una foto que no encuentro en que Hitler está mirando a la Torre, ¿ quizas partes de esa segunda vez? esa foto no la veo en ningun reportaje, pero se que existe.

  5. ¿Apoyando las manos en el muro? y mirando para la Torre, puede ser la misma zona en otra ocasión, como solemos hacer todos cuando repetimos visita a algún lugar.

  6. Un artículo notable. Claridad en su lectura, muy ameno de leer y sumamente ilustrativo.
    He disfrutado con tan buen trabajo. Es, de igual manera, un artículo honesto y transparente que deja abierta la interrogante acerca de si el Führer hizo dos visitas o sólo una.
    Cordiales saludos desde Concepción, Chile.-

  7. Dice la leyenda (no quedan testigos vivos), q recoge Herbert Lottman en su libro ‘La caída de Paris’ (pág. 367/8) q terminando el tour en Montmartre (23/6/1940), Arno Breker (el escultor) comentó a Hitler q pasó un tiempo allí en un estudio, en su juventud, trabajando d escultor. Estando muy cerca (5 min a pie) a Hitler le picó la curiosidad. Fueron. Llegaron al portal. Llamaron a la puerta. Abrió la portera. (Os imagináis la escena?). Y viendo al mismo Hitler, del susto, pegó un grito, y cerró la puerta en las mismas narices del Führer.
    (La anécdota merece haber sido real. Me imagino las risas q echarían. Estas situaciones les ponían).

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