Richard Overy es ese historiador británico que luce una inmaculada melena blanca, una mezcla entre Paco Umbral y Jacobo de Alba, que ha escrito buenos libros, claros, amenos y nada engolados. Es una de las estrellas de la escudería de editorial Tusquets en sus varias colecciones. Tusquets publicó este libro hace ya un tiempo y ahora sale en la colección de bolsillo de «Fábulas» (la de la pequeña cuadrícula de ajedrez, diseño de ese gran artista italiano de la línea y la proporción que es Pierluigi Cerri).
El título no engaña: Overy nos explica porqué ganaron la guerra los Aliados y no la ganaron en cambio las potencias del Eje. El mismo Overy en su prólogo de 1995 nos explica que cuando se supo que su próximo libro se iba a titular Por qué ganaron los Aliados, «la réplica habitual fue “¿Ganaron?”. Hay muchas formas de ganar. El paso del tiempo ha permitido argüir que ninguno de los tres aliados principales –Gran Bretaña, Estados Unidos y la URSS- ganó gran cosa. Gran Bretaña perdió su imperio y su papel de líder mundial; Estados Unidos se encontró con que había cambiado un enemigo europeo por otro, un «imperio del mal» más peligroso e impenetrable que el de Hitler; en cuanto a la URSS, el coste de mantener su condición de superpotencia, adquirida en 1945, acabó por provocar una crisis en su propia sociedad, que la condujo al derrumbamiento en 1991. Los tres países del Eje –Alemania, Italia y Japón- no han vuelto a hacer ningún intento de convertirse en grandes potencias militares, pero los tres han conocido la prosperidad económica. Alemania y Japón son las superpotencias del mercado mundial y sus ciudadanos son mucho más ricos que los británicos, cuyo esfuerzo bélico estuvo a punto de arruinar una economía que en 1939 era de las más ricas del mundo. En eso piensa la gente cuando pregunta “¿Ganaron?”. Es indiscutible que los Aliados ganaron la contienda militar en 1945; y este libro trata de la victoria en este sentido más restringido».
Y este es el marco al que se ciñe el libro. No es una historia de la guerra mundial. El autor se limita a describir algunas campañas o batallas cuando esto aclara determinadas tesis; presta más atención a la producción, la tecnología, la política y la moral que a los movimientos de tropas. Solo cuando determinadas inflexiones militares (Moscú 1941-Stalingrado 1942/43; el Mar del Coral-Midway 1942, etcétera) redondean alguna de las conclusiones de Overy estas son tratadas con algún detalle. Pero los lectores que busquen párrafos del tipo «la 1459ª Brigada de Fusileros atacó el saliente de Veliky Luky a las 17:00 horas…» abstenerse. Precisamente el enfoque de Overy, el del gran historiador, es lo que hace atractivo al libro. Personalmente, yo lo colocaría en una trilogía de la Segunda Guerra Mundial, junto con La guerra que había que ganar, de Williamson Murray y Allan R. Millett y Tiempo de guerra, de Paul Fussell (curiosamente tanto el de Overy como el de Murray y Millett están traducidos por Jordi Beltrán Ferrer).
Bueno, si explico las tesis del autor corro el riesgo de dejarme algo en el tintero, o de cargar las tintas en algo o, peor, de aburrir al lector o disuadirle de comprar el libro, por no hablar de que alguien puede reprocharme que le quito la gracia al libro, como cuando te explican el final de una peli de intriga. Corro el riesgo también de que se malinterpreten cosas que Overy no dice o que, a menos que le dediques el mismo espacio que él, se entiendan mal por falta de talento para explicarlas.
Para dar una pequeña pista, enumeraré los puntos del índice del libro y vuesas mercedes pueden sacar sus conclusiones:
- Victoria imprevisible. Explicación de la segunda guerra mundial
- Barcos pequeños y aviones solitarios. La batalla por el dominio de los mares
- Guerra profunda. Stalingrado y Kursk
- Los medios de la victoria. Bombarderos y bombardeos
- Por buen camino… La invasión de Francia
- Genio para la producción en serie. Economía en guerra
- Una guerra de motores. Tecnologia y poderío militar
- La unidad imposible. Aliados y líderes en guerra
- Cosas malas, cosas excelentes. La contienda moral
10. Por qué ganaron los Aliados
Sí que puedo decir en cambio, sin que nada peligre, que es un libro muy interesante, lleno de datos sorprendentes, muy redondo, que no se deja por tocar ninguno de los aspectos esenciales de la guerra y que se lee en un periquete. Una mezcla sabia de divulgación y de profundidad que no se encuentra muy a menudo sobre el conflicto más terrible de la historia de la humanidad, que ojalá no se repita, tanto si lo perdemos como si lo ganamos.
Saludos y buenas lecturas.
Traducción: Beltrán Ferrer, Jordi
Abril 2005
Tusquets Editores
ISBN: 978-84-8310-406-4
504 pág.
lo tengo y me gusta mucho
Fue a las 17:10 je,je.
Ahora en serio. La verdad es que me sorprende volver a encontrarme con una reseña elogiosa de este libro, que no fui capaz de leer porque en su momento me pareció demasiado obvio y que no me aportaba nada.
Al final voy a tener que intentarlo de nuevo.
Por lo demás grandísimo libro el de Fussel, publicado por Turner en la coleccion Armas y Letras hace algunos añitos ya.
Un saludo.
Me ha recordad la cita de no-se-que-historiador-británico:
«Visto desde el punto de vista exclusivo del interés británico, la SGM fué el mayor fracaso de la historía de esta nación. Entró en ella como una super-potencia planetaria y salió como un país europeo de segunda»
Completamente de acuerdo con tu reseña Leiva. Pues tras la recomendación de Koenig yo también tendré que intentarlo de nuevo con el de Fussel, en su día no me acabó de enganchar.
Vaya.
Sólo falta saber a que libro se van a reenganchar el Sr. Leiva y el impagable Urogallo.
Hola a todos. Yo de momento no me rengancho a ninguno. Estoy leyendo ahora algo que no tiene nada que ver con Novilis: Amsterdam, de Ian MacEwan. Recomiendo de paso cualquier cosa de MacEwan. Junto con Anthony Powell, John Banville y Alan Bennett, los mejores escritores británicos del momento.
Las siguientes dos reseñas serán de dos libros en inglés: The Blitzkrieg legend, de Freiser, y Decision in Normandy, de Carlo d’Este, un clásico.
Buenas vacaciones.
Bueno, Anthony Powell no es que sea precisamente del momento.
La reseña del libro de Frieser la espero con interés.