Un oficial del Servicio de Inteligencia en el laberinto italiano
Unamuno hablaba del concepto de intrahistoria en contraste con el concepto de Historia. Este último ser referiría a los grandes hechos determinantes del devenir de los tiempos como batallas, destronamientos, pestes, grandes personajes o muertes. La intrahistoria sería el devenir anónimo del común de los mortales con sus nacimientos, crecimiento, lucha por la vida y muerte final sin ningún tipo de gloria o de reconocimiento histórico o literario.
En este libro, dicen que uno de los diez mejores acerca de la 2GM, Norman Lewis cuenta su experiencia militar desde el desembarco en Salerno el 9 de septiembre de 1943 hasta su marcha de Italia el 24 de octubre de 1944 hacia otros destinos. Norris era oficial inglés del Cuerpo de Seguridad en Campaña y su función era el controlar en retaguardia las relaciones entre las tropas aliadas y los nativos de los territorios ocupados. Norris cuenta en el libro la intrahistoria de la ciudad de Nápoles y sus alrededores durante el primer año de su «liberación».
El autor habla sin tapujos del desastre de mando que era Mark Clark y del desorden de los aliados en Salerno que se salvaron gracias a la artillería naval que pudo destruir a los panzer enviados allí para echarlos a la playa. Una cosa buena que tiene este libro es que el autor no tiene ningún problema en afirmar cosas que chirrían en la historia oficial aliada de la 2GM: los aliados mataban a los prisioneros alemanes, los mandos aliados estaban compinchados con los camorristas/mafiosos para traficar con los suministros aliados, los soldados aliados violaban a menores de edad o les pagaban con mantas del ejército canadiense. También afirma que los napolitanos añoraban a Mussolini que ponía orden y tenía en jaque a los bandidos y a los mafiosos que con los aliados campaban a sus anchas.
Otra virtud de este libro es la descripción antropológica de los habitantes de Nápoles: sus códigos de honor, sus vendettas, su capacidad de engaño u ostentación, sus ritos religiosos o civiles, su asombrosa capacidad de supervivencia o la generosidad que desplegaban con los soldados (tanto aliados como alemanes). Su omertá (silencio ante la policía) y su enfermiza obsesión por la imagen pública que les hacía contratar flores o ataúdes de alquiler para un entierro que luegos se reutilizaban en otro entierro.
Un libro interesante para los que le interese la intrahistoria militar, la antropología o la literatura de viajes que de todo tiene este curioso y valioso libro.
DATOS DEL LIBRO
- 14.0×21.0cm.
- Nº de páginas: 256 págs.
- Editorial: RBA LIBROS
- Lengua: ESPAÑOL
- Encuadernación: Tapa blanda
- ISBN: 9788490062739
- Año edicón: 2012
- Plaza de edición: BARCELONA
Felicidades Vicent por tu más que interesante reseña. Obras como ésta, que tratan como catalogó Unamuno la intrahistoria, son imprescindibles para acercarnos a lo que ocurría detrás del backstage de los grandes acontecimientos históricos. Gracias por la reseña. Te aseguro que no me voy a perder esta lectura.
Felicidades por tan interesante reseña, Vicent. Son imprescindibles obras como ésta para, partiendo de la intrahistoria – según expresión acuñada por Unamuno -, entender la Historia en base a los personajes y acontecimientos que se desarrollan en el Backstage. Gracias por la recomendación y te aseguro que es una lectura que no me perderé.
Lo leí no hace mucho y es realmente interesante, no tanto por las operaciones militares, sino por cómo funcionaban las cosas en la retaguardia italiana, la descripción de los personajes, como dice Vincent. El tema de la prostitución, las bodas de italianas con soldados, el hambre en Nápoles, las violaciones de los soldados marroquíes, o los robos ¡hasta de trenes enteros! da mucho jugo.
Es un libro que se lee rápido y es muy entretenido.
Para los que hayan leído «La piel» de Curzio Malaparte o la película de Liliana Cavani basada en dicho libro este libro es su contraparte italiana. Lo de las violaciones de los moros es un ejemplo de que los vencedores siempre tienen razón; los aliados ganaron la guerra que había que ganar y todo lo que les pasó a los pueblos perdedores fue poco; hay otra película que aborda este tema y es de «Dos mujeres» de Sofía Loren por el que le dieron un Oscar a la Mejor Interpretación Femenina.
El AMGOT aliado en Italia fue un auténtico desastre, sin embargo los aliados -seguramente ocupados en otros menesteres mucho más importantes, que duda cabe- tardaron mucho en querer darse cuenta de ello.
Los franceses deben a de Gaulle el que no les sucediera lo mismo que pasó en Italia. Aunque solo fuera por eso, creo que su figura se reivindica plenamente.
Un saludo.
El trasfondo de la guerra en la retaguardia siempre tiene su interés. Gracias, Vicent.
Eectivamente, buena reseña, Vicent. Ya se había hecho antes en Novilis, pero siempre va bien que otra mirada le eche el ojo a un libro. Norman Lewis es un autor de viajes extraordinario; sus otros libros son igual de buenos, especialmente los que le dedicó a Birmania, un país desgraciado donde los haya. Además escribió una historia sobre la Mafia siciliana, la “Honorable Sociedad” (¡honorable una m…!”). En la página de Altair de Barcelona podéis encontrar toda la información necesaria.
Lo que más me impresionó de Nápoles 1944 fue poder descubrir a un buen hombre que no juzgaba a los demás seres humanos, que comprendía que en situaciones desesperadas la gente puede hacer lo que sea por sobrevivir, incluyendo prostituirse, vender lo que sea y aceptar la sumisión de los ocupantes, sean los que sean, fascistas, nazis, aliados o camorristas, que para el caso todos querían de una u otra manera ponerles la bota en el cuello a los pobres desgraciados que no tenían donde caerse muertos. En el caso de los camorristas, Nápoles sigue en sus manos, a pesar de la resistencia de algunas personas, sólo hay que leer los libros escalofriantes de Roberto Saviano. Escritores así y personas así no abundan y hay que leerlos más a menudo.
Particularmente, lo que más recuerdo es la humillación a la que se decidió someter a las mujeres napolitanas, que fueron sometidas a una inspección médica para evitar que extendieran las enfermedades venéreas. Luego resultó que había gente de los hospitales vendiendo certificados de “limpieza” a estas pobres mujeres, con lo que no se había podido evitar que la epidemia se extendiera. Los alemanes, enfrentados al mismo problema, habían ordenado fusilar al director del hospital…
Y luego estaba el zio di Roma, un personaje que aparece al final del libro y que es una especie de actor que se contrataba para que se presentara en los entierros haciéndose pasar por un pariente romano del fallecido. Se deshacía en elogios del desaparecido. Todo el mundo sabía que se trataba de una comedia, pero allí se toman muy en serio el aspecto digamos atávico de la muerte, cosa que me parece deliciosa.
En fin, el libro es muy recomendable, yo diría que más que el de Malaparte, que es un autor que yo considero bastante sobrevalorado.
Saludos
Lo que quería decir antes es que este libro es la contraparte inglesa del libro de Malaparta que es la visión italiana de los mismos hechos.
¡Ah, sí! ¿Se puede considerar la contrapartida del de Curzio sin caer en anglocentrismos, Vicent?
Lo que quiero decir, Tasos, es que los dos describen los mismos hechos desde dos puntos de vista distintos. Malaparte es el nativo y Lewis es el invasor. Lewis no es el típico inglés que desprecia a los latinos como hacen alguno de sus compatriotas sino que intenta comprender a un pueblo que lleva sufriendo invasiones desde los atenienses presocráticos; al final acaba yéndose de una manera forzada. Si que es cierto lo que dice Koenig: el AMGOT es un verdadero desastre y lo reconoce el propio Lewis en la introducción al libro; Lewis es bastante crítico con los aliados (americanos, ingleses, marroquíes franceses) y describe lo que los propios napolitanos le decían: que Mussolini y los alemanes eran los únicos que mantenían a raya a los camorristas. Es un libro valioso porque describe de manera directa unos hechos y los describe aunque, a veces, sus posiciones sean políticamente correctas.
Error: quise decir «sus posiciones sean políticamente incorrectas» en lugar de «sus posiciones sean políticamente correctas»
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