MOSCOW-THE TURNING POINT, Klaus Reinhardt

The failure of Hitler’s Strategy in the Winter of 1941-42

Klaus Reinhardt publicó este libro en su versión alemana, Die Wende vor Moskau. Das Scheitern der Strategie Hitlers im Winter 1941-42, en 1972. El libro tuvo una cálida aceptación. Pasaron 20 años hasta que Berg se dignó a publicarlo en inglés, en 1992.  Y hoy día, 2012, otros 20 años después, el libro sigue teniendo la misma cálida aceptación, por mi parte eufórica aceptación.

Reinhardt , nacido en 1941 en Berlín, ingresa en el ejército alemán en 1960 en las fuerzas de infantería de montaña. De 1963 en adelante sirve como líder de sección en el  Gebirgsjägerbataillon 222, para más tarde ejercer como oficial de operaciones, entre 1966 y el 67. Entre 1967 y 1972 el joven Reinhardt estudia Historia y Ciencias Políticas en la universidad de Friburgo, sacando el doctorado con su tesis sobre el fracaso de Hitler en la batalla de Moscú, libro que nos ocupa.  Entre el 73 y el 75 hace el curso de Estado Mayor General en la Führungsakademie der Bundeswehr en Hamburgo, así como el curso equivalente en los EEUU, en Fort Leavenworth. A partir de aquí, de ascenso en ascenso, alterna los cargos militares con la docencia y participación en el mundo académico. En 1988 es ascendido a General.  En 1990 pasa a formar parte del Consejo Asesor Científico de la Oficina de Investigación de Historia Militar alemana (MGFA).  Entre 1999 y 2000 ejerce de comandante de la KFOR en Pristina, Kosovo, al cargo de 50.000 soldados de 39 nacionalidades.

Reinhardt quiere demostrar en este libro que el turning point de la Segunda Guerra Mundial es la batalla de Moscú, partiendo de un análisis militar, organizativo y logístico desde el punto de vista alemán. Es muy importante resaltar el año en que el libro es publicado, 1972, cuando es generalmente “aceptado” que el turning point está en Stalingrado. Es un libro que en su momento abre puertas a nuevas interpretaciones sobre la guerra en el Este y sobre la Segunda Guerra Mundial en general.

Además, una vez leido el libro y analizado los datos que aporta, este trabajo, según lo veo yo,  viene a “sentenciar” que el Turning Point no está estrictamente en Moscú, sino un poco antes, en Smolensko, como es defendido hoy día por los más importantes historiadores militares. Y lo demuestra aportando datos y ofreciendo un certero análisis del estado del Ejército alemán allá por Septiembre-Octubre de 1941, en los prolegómenos de Tifón.

El autor aduce argumentos parecidos a los que hoy día aduce Glantz para explicar por qué el giro de Hitler hacia Kiev tampoco fue tan determinante y pernicioso como a veces se pretende. Así dice en la página 72: “A medidados de Agosto, después de que las fuerzas rusas habían sido golpeadas en el aŕea de Moghilev-Gomel, el miedo a una ofensiva alemana en dirección a Moscú hizo que el GKO activara el Frente de Bryansk, que tenía la orden de cubrir el área estratégica del suroeste. Incluso durante la batalla de Smolensko el Frente de la Reserva fue activado detrás del Frente del Oeste, que estaba envuelto en batalla contra el Grupo de Ejércitos Centro, y que llevaría al Ejército alemán a un parón en el caso de una rotura de la línea de defensa del Frente del Oeste. Estas medidas proporcionaron protección para la capital rusa a principios de Septiembre, especialmente porque Stalin esperaba que los alemanes ahora iban a atacar Moscú. Permanece abierta la cuestión de si una ofensiva alemana a finales de agosto en vez de la batalla de Kiev podría haber traído el éxito perseguido, porque los soviéticos estaban preparados para ese ataque, y, mucho más importante, no se sabe si los alemanes habrían tenido fuerzas lo suficientemente fuertes en las alas del GE Centro para presionar el flanco ruso.”

La ofensiva comienza con muy buen pie a finales de septiembre y principios de octubre, con las bolsas de Vyazma y Bryansk, para pasar a  tener problemas bien pronto. Por ejemplo, el Grupo Panzer 3 se para el 4 de octubre: no hay combustible.  ¿Qué problemas cuenta Reinhardt que se encuentran los ejércitos alemanes? El 15 de Octubre Kluge, el comandante del 4º Ejército, juzga la situación como “el principio del momento más difícil psicológicamente en la campaña del Este, porque, primero, las tropas están en la nieve sin ropa de invierno ni refugio, y segundo terreno impenetrable y un enemigo fuerte, que está poniendo todos sus esfuerzos en defender carreteras y refugios…”.

Segundo, las pérdidas de tanques son espectaculares: para mediados de Octubre la 6ª Panzer, que el 10 de Octubre contaba con 200 Panzers, el 16 tiene 60; la 20 Panzer cuenta con 43 Panzers el 16 de Ocubre (de los 283 con que contaba el 28 de septiembre), la 4ª panzer se queda con 38. Entre el 1 y el 17 de Octubre el GE Centro pierde 50.000 hombres… Tercero,  sobre la rasputitsa, se dice: “ Ellos piensan [los alemanes] que conocen los efectos de la rasputitsa, pero no tienen que tenerlos en cuenta, porque de acuerdo con sus propios planes la batalla por Moscú habría terminado a mediados de octubre, cuando empezaría la rasputitsa…”. Añadido a esta confianza en sí mismos que tienen, el alto Mando alemán no considera necesario preguntar a expertos, y ni siquiera , documenta Reinhardt, se le hizo una sola pregunta al Profesor Kölzer, jefe de metereología del Ejército a la sazón. Así, defiende el autor, “el fracaso del OKH para prepararse a tiempo para las consecuencias de la estación del barro, los llevó a, una vez ésta había comenzado en el otoño del 41, a reivindicarse como víctimas de un extraordinario desastre natural y a hablar de una anormalmente larga y dura estación del barro”(Greiffenberg, Jefe del Estado Mayor del GE Centro afirma esto incluso después de la guerra). Pero Reinhardt no quiere dejar cabos sueltos con respecto al General Invierno y toda esta “patulea” de mitos que aún hoy día perviven: “Sin embargo, el nivel de lluvias en los meses de Octubre y Noviembre del 41 fue de hecho menor que la media de esos meses. La estación del barro fue, por tanto, más seca de lo normal. Aunque la temperatura media de los meses de Octubre y Noviembre del 41 sí que fueron un poco más bajas de lo normal, esto no incrementó la duración de la estación del barro, todo lo contrario: tuvo el efecto contrario. La relativa llegada del frío en 1941 significó que los caminos y los terrenos adyacentes podrían ser usados de nuevo…” No se queda ahí el autor; sigue dando datos, para llegar a la afirmación categórica: “Por tanto se puede decir, a tenor de las temperaturas y las cifras de lluvias de Agosto del 41 que la estación del barro del 41 no fue ni excepcionalmente dura ni prolongada, sino que fue más suave y corta de lo que podría haber sido.” Y el último problema que explica el autor es el de los suministros: faltan locomotoras y trabajadores para ampliar las vías de ancho europeo al ruso: El 19 de Octubre la 5ª División de Infantería tiene que ponerse manos a la obra a realizar trabajos de construcción sobre el autovía entre Vyazma y Sychevka.  En resumen: el avance en las dos primeras semanas: 50-60 km al día. Avance las dos últimas semanas de Octubre: 2-3 km día.

Bien, soy consciente de que en vez de una recensión estoy navegando hacia un resumen. Tratemos de virar. Cada uno de los capítulos del libro lleva un potente aparato de notas al final del capítulo. Exceptuando unos cuantos, cada capítulo tiene alrededor de las mismas páginas dedicadas a notas que al texto en sí: Es un nivel de meticulosidad asombroso. No hay datos que no estén respaldados por un documento, en su mayor parte diarios e informes de los ejércitos y grupos de ejército alemanes. No sobran palabras, no hay acotaciones o incisos explicativos, para eso están las notas. Y lo que es mejor: se lee pasmosamente rápido.

El 13 de Noviembre del 41 se reúnen los jefes de los ejércitos y del OKH en Orsha, para debatir el estado de la situación: Para no perdérselo: Halder aboga por ir a por Stalingrado y Maikop (?¿?¿). Reinhardt saca las siguientes conclusiones de esta reunión: “ la reanudación de la ofensiva contra Moscú ya no traería consigo una situación  estable duradera en el Este (lasting settlement of the situation in the East), sino que más bien sería una cuestión de mejora de la situación operacional”.

El 18 de Noviembre comienza la nueva ofensiva que, siempre según el autor, para el 20  de noviembre “ya no había razón alguna para que los rusos temieran una rotura del frente”. Es en esta situación donde surgen las más agrias disputas entre el generalato en el Este, disputas que son recogidas con maestría y con una extensión más que aceptable, cosa que yo personalmente agradezco. Son del mismo calado que los “cuadros” presentados por David Stahel en sus dos libros sobre Barbarroja. Para mí, repito, un tesoro.

Sigamos; el 28 de Noviembre se suspende el ataque de Guderian. Hitler quiere que el 2ª Ejército llegue hasta Voronezh, para lo cual ordena avanzar con la todopoderosa punta de lanza de la 9ª División Panzer, que para entonces cuenta con, sorpresa: 1 tanque.

Total, finales de Noviembre: entre el 15 y el 30, y sólo el GE Centro: 33.295 hombres perdidos (ya van 350.000 en total), 300 tanques y 533 aviones menos. Y el 70% de los trenes alemanes no están en funcionamiento.

Y así llegamos a la contraofensiva rusa de Diciembre. Las tropas soviéticas están fatalmente entrenadas y peor equipadas. El 10º Ejército, que cuenta con 100.000 hombres, solo tiene 65.000 rifles, y sin vehículos ni tanques. Pues sí, estas son las tropas que casi acaban con el sueño hitleriano en el mismo 1941. La fecha está muy bien elegida porque: 1) Los alemanes en estos momentos no están ocupando posiciones defensivas, 2) Bock no cuenta con más reservas, 3) El GE Centro está adelantado por respecto al Norte y el Sur, lo que crea unos flancos muy expuestos y 4) los alemanes no están equipados para el invierno. El 13 de Diciembre la 6ª Div Pz cuenta con 350 hombres y ningún tanque, la 7ª (3 días más tarde) con 200 hombres.

Y llega el gran dilema: ¿Retirada, con la consiguiente pérdida de material pesado o aguantar?: Klaus Reinhardt piensa que, una vez ponderados los pros y los contras, Hitler hace bien firmando la Haltebefehl. También está completamente de acuerdo en que hay que sustituir a Brauchitsch, ¡pero no por el propio Hitler! También están recogidas las circunstancias de las sustituciones de Guderian, Bock, von Leeb, von Reichenau, Strauss… En estos tiempos no hay amigos, y si no que se lo digan a Richthofen, que está dando “cuchilladas por detrás” para coger él mismo el mando del VI Cuerpo de Ejército, para llevarlo al mismo desastre. Son todo este tipo descripciones de situaciones las que hacen que la lectura sea ultrarrápida, por lo interesante.

En  la página 324 Reinhardt declara que “el Grupo de Ejército no se habría salvado si hubieran tenido delante a un enemigo listo… que hubiera tenido experiencia en las operaciones a esa escala”.

En Enero del 42 por fin Hitler cancela explícitamente sus antigüos proyectos industriales, para centrar todo el esfuerzo bélico en Rusia. Es el principio del fin.

En fín, el libro es una obra maestra.

  • Tapa dura: 480 páginas
  • Editor: Berg Publishers (30 de noviembre de 1992)
  • Colección: Studies in Military History
  • Idioma: Inglés
  • ISBN-10: 0854966951
  • ISBN-13: 978-0854966950

10 comentarios en “MOSCOW-THE TURNING POINT, Klaus Reinhardt

  1. Una soberbia reseña, Isidoro. Muchas gracias por tu análisis y comentarios. Es una pena que este ensayo, no esté disponible en castellano. ¿Quizá nuestros amigos de Ediciones Platea, nos sorprendan y se decidan algún día a publicarlo en castellano? Ojalá…

    Saludos

  2. Muchas gracias por la impresionante reseña. Yo soy de los que piensan que las cosas no suceden por acción/reacción u omisión de una sola variable. Me explico: no creo que el punto de no retorno de Barbarroja fuera Moscú, al igual que no creo que fuera Stalingrado ni la errática decisión de Hitler de mover a Manstein y desviarlo al Sur en la bolsa de Kiev. Creo que «un algo» es la consecuencia de «muchos algos». ¿Puede establecerse el punto sin retorno en una fecha concreta?, ¿en una acción concreta?. Yo creo que no. El punto sin retorno se va consolidando poco a poco; primero cuando los alemanes se dan cuenta que Rusia no va a caer en 6 semanas; segundo cuando han estirado tanto sus líneas que están en el colapso logístico más absoluto, tercero cuando los rusos comienzan a reaccionar a saber contrarestar cada vez mejor los movimientos de pinza germanos, cuarto el barro, quinto el frío, sexto las peleas internas en el Estado Mayor alemá, séptimo la figura de Hitler, etc, etc….

    Creo que los autores se equivocan al querer establecer siempre un punto determinado, una acción o una fecha como el punto de inflexión y máxime sobre una campaña tan vasta como la Rusa.

    Dicho esto, el libro a pesar de haberse escrito en los 70 parece impresionante, aunque me temo que puede verse superado ya por algunos estudios posteriores, aunque lleguen a las mismas conclusiones.

  3. Felicidades por tan impresionante reseña, Isidoro.¡Qué lástima que no haya ninguna editorial que lo traduzca al castellano! Afortunadamente hay alguna obras sobre la batalla de Moscú en la lengua de Cervantes. De extraordinaria definiría «La Retirada: la primera derrota de Hitler» del genial Michael Jones – imprescindible leer «El sitio de Leninigrado» – sobre los prolegómenos de la Operación Tifón, su fracaso y posterior colapso de la «Wehrmacht». Interesante aportación también supone «Moscú. 1941» de Rodric Braithwaite.

    Coincido con Salvador en que hubo «muchos algos» o puntos de inflexión durante la campaña de Rusia.

    Genial la reflexión de Reinhardt al señalar que “el Grupo de Ejército no se habría salvado si hubieran tenido delante a un enemigo listo… que hubiera tenido experiencia en las operaciones a esa escala”. Precisamente fue lo que sucedió un año después a las puertas de Stalingrado donde el 6º Ejército fue aniquilado por un Ejército Rojo que había aprendido de sus errores y que ya estaba capacitado para realizar ofensivas en profundidad aprovechando la debilidad de los flancos (tropas rumanas e italianas) de la Wehrmacht y la escasez de reservas.

    Saludos.

  4. Hola amigos,

    me alegro de que la reseña os haya gustado. No me fue difícil escribirla porque he dejado medio libro subrayado y más de 20 folios de apuntes. Es de los mejores libros que he leído sobre la 2GM.

    Salvador, tus comentarios son interesantes. Obviamente el historiador (no es mi caso, que soy aficionado) tiene el deber de clarificar en la medida de lo posible lo inextricable, y la 2GM es un campo apasionante para el profesional (y para el aficionado también) donde nunca habrá consenso en cualquier tema que se quiera tratar con exhaustividad. Los alemanes eran unos maestros desde hacía aproximadamente unos 170 años en eso de la guerra. Desde tiempos de Federico el Grande, Clausewitz, Moltke el Viejo y demás, el modo de hacer la guerra de Alemania nace de las necesidades de un pequeño ducado, que se hace grande para hacerse un pequeño reino, que hace la guerra a través de campañas rápidas sobre distancias de 150-300 km, que dependen de una buena red de carreteras y de una relativamente buena infraestructura. (Que se note que estoy leyendo el nuevo libro de Citino, que es un especialista en esto del German way of War). Todas estas condiciones en las que los alemanes son los maestros se van al garete cuando los generales alemanes tienen que conquistar el canal de Suez, BAkú, el Volga o, acaso menos pretencioso, Moscú. Alemania sabe hacer la Bewegungskrieg, o guerra de movimiento. Cuando ha caido en las trincheras o se ha estancado ha perdido la guerra. La Wehrmacht en septiembre se desangra, literal y figuradamente: la primera ofensiva de Tifón, en algunos puntos solo puede aguantar 3 o 4 días. Por eso es razonable pensar que en el momento en que la Wehrmacht no puede hacer la guerra como ellos saben, como siempre la han ganado, y en el momento en que no dan a basto, que las cosas van a empezar a irle mal. En Rusia, por lo menos, así fue.

    El libro, por lo que yo he leído, no está superado, ni mucho menos. Pero vamos, es mi opinión. Se podrían actualizar cosas, seguro.

    Tengo en casa el libro de Rodric Braithwaite y el de Jones. La verdad es que me apetece leer más el de Braithwaite. ¿Cuál está mejor?

    Por supuesto que queda mucho por sacar. Concretamente en los próximos 6 meses se van a publicar, que yo sepa, 4 libros sobre la batalla de Moscú, en inglés:

    –> Operation Typhoon: Hitler’s March on Moscow, October 1941, David Stahel, en marzo del 2013
    –> Defense of Moscow 1941, de Jacky Radey.
    –> DRIVE ON MOSCOW, 1941, THE: Operation Taifun and Germany’s First Great Crisis of World War II, de Niklas Zetterling

    –> THE VIAZ’MA CATASTROPHE, 1941: The Red Army’s Disastrous Stand against Operation Typhoon, de Lev Lopukhovsky

    Por tanto, queda mucho por decir.

  5. Apreciado Isidoro, si tuviera que escoger me quedaría con el libro de Michael Jones, pero ambas obras se complementan.

    Me explico, «Moscu: 1941» de Braithwaite pone el foco en la defensa de Moscú y se ocupa del tema desde la óptica de los militares y ciudadanos soviéticos que dieron su vida en la defensa de la capital – no en vano Braithwaite fue embajador británico en Moscú, vivió una buena temporada en la URSS y domina a la perfección el ruso, lo que le permite acceder a fuentes primarias vetadas a otros historiadores -.Habla y mucho de la retaguardia (las mujeres que ocuparon el lugar de sus maridos en las fábricas, los estudiantes y obreros que eran enviados como carne de cañón al frente, el desmantelamiento y traslado de fábricas más allá de los Urales, etc)

    En cambio, Michael Jones se ocupa de los preparativos, la ofensiva y posterior desbandada de las tropas de la Wehrmacht. Se centra más en los combates y los graves problemas a los que se enfrentaron los combatientes alemanes (falta de ropa de abrigo, falta de lubricantes adecuados para sus armas de fuego, falta de provisiones, etc). Cuando narra la caótica retirada de las tropas me hizo recordar la desastrosa retirada de la «Grande Armée» napoleónica tan bien retratada por Adam Zamoyski en «1812. La larga marcha de Napoleón sobre Moscú».

    En cuanto a tu comentario sobre Citino, tuve la suerte de leer «La muerte de la Werhmacht: las campañas de 1942» y considero que es de los mejores libros que he leídos sobre la II Guerra Mundial.

    Saludos.

  6. Gracias José Sebastián,

    pues ese de Citino está muy bien. Una de las cosas que más me gustó fue el apartado de notas, en el que comenta un montón de libros interesantes. Ahora estoy leyendo el último:

    «The Wehrmacht retreats. Fighting a lost war, 1943».

    Llevo poco leído, pero se presenta interesante. De todas formas, utiliza un inglés muy coloquial, cosa que me complica la lectura bastante. Ya escribiré un comentario aquí.

    Saludos.

  7. Reinhardt tiene razón: Smolensk fue la tumba de la batalla de aniquilación alemana, y por tanto Hitler se vio obligado a luchar en una guerra de desgaste que no podía ganar. El mismo Guderian admite en sus soporíferos «Recuerdos de un soldado» que Smolensko fue decisiva en este sentido.

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