Historia de las Órdenes Militares.
Son vistos como una raza extraña y desconcertante, más mansos que los corderos, más fieros que los leones. No sé si llamarlos monjes o caballeros porque, aunque ambas denominaciones son correctas, una carece de la mansedumbre de un monje y la otra de la belicosidad de un caballero.
S. Bernardo de Claraval, De laude novae militiae,(hacia 1128)
Nos encontramos con un estudio, una introducción a las órdenes militares, que se puede definir como un compendio sobre el asunto. Un compendio accesible para cualquiera que tenga unos conocimientos fundamentales y, desde luego, un mínimo interés por el tema. Parece que sobre el tema constituye la primera historia general desde el siglo XVIII. Se trata de una exposición lineal, bastante densa, de la evolución de todas las órdenes militares desde finales del siglo XI hasta nuestros días. Y cuando digo “todas” es que están todas. El autor usa una estructuración basada en criterios geográficos y cronológicos simultáneamente, ya que se centra en un área donde las órdenes militares actuaron y delimita los hechos mediante fechas significativas, bien por cuestiones históricas o evolutivas. Evidentemente hay sucesos que coinciden en el tiempo y en el espacio.
Entre los renglones de este documentado y elaborado ensayo cabalgarán templarios, hospitalarios, teutónicos, santiaguistas y calatravos –los más conocidos- pero también “los leprosos” lazaristas, los de Cristo, los de Montesa, los livonios, los de Avis, los toscanos de S. Esteban, etc. -los más desconocidos o efímeros-.
Pero ¿cómo se conjugan la vida monacal y la caballeresca? El dilema lo resuelve precisamente Bernardo de Claraval argumentando que tan válido, meritorio y pío es perder la vida por Dios y por la Fe como quitársela a los enemigos del cristianismo. ¡¡Así de sencillo!!
El libro está conformado por ocho partes que a su vez constan de diversos capítulos. Tras prólogo, prefacio e introducción, asoma Siria latina (1099-1291); génesis del asunto y manido escenario pero que no deja de ser muy significativo; ambición, pendencias, política y violencia caracterizan a las órdenes militares en este territorio, no obstante, su aportación al sostenimiento de Ultramar es incontestable.
En La cruzada del Báltico (1200-1560) -3ª parte- el autor afirma que es el único caso exitoso de colonización y evangelización medieval, con evidente huella germana.
En La Reconquista (1158-1493) –con cuatro capítulos- habla de órdenes españolas y portuguesas; llama la atención que desde la toma de Sevilla (1248) los freires se conviertan en meros instrumentos de reyes y nobles y también en victimas de sus propias ambiciones y discordias. (Aunque casi todas sobreviven.)
Resulta extremadamente interesante la parte 5ª –Readaptación (1291-1522)-, donde se muestra entre otras cosas la evolución de los hospitalarios, ubicados ahora en Rodas, su actividad naval y los tres asedios que sufren; y asimismo la parte 6ª –La última cruzada (1523-1571)– donde se relata el asedio de Malta y la batalla de Lepanto.
En Paladines barrocos (1571-1789) el autor sostiene que los ss. XVII y XVIII no fueron el ocaso de los monjes guerreros sino que siguieron manejando la espada y la cruz con ahínco.
El declive de las órdenes militares comienza con la gradual destrucción del Ancien Régime. Sufrirán persecución por parte de la Revolución francesa, Napoleón, el nazismo y el comunismo totalitario, entre otros. Como bien indica el estudioso en Supervivencia (1789-2000), en la actualidad los hermanos caballeros se centran exclusivamente en labores hospitalarias y caritativas. Sólo su naturaleza aristocrática y las tradiciones distinguen estas instituciones de cualquier ONG.
Ocho apéndices amplían los contenidos con desigual acierto.
¿Tachas? Hombre, alguna hay: en ocasiones la acumulación de datos y hechos saturan un tanto al lector; el uso de nombres de pila despista al interesado; y a veces producen irrisión anécdotas, dirigidas inicialmente a un público británico, como cuando se nos indica que entre los diez mil hombres que acuden al rescate de la agotada guarnición de Malta había “un inglés”, hecho inconmensurable en sí mismo.
De todas formas es un libro divulgativo muy recomendable que sintetiza muchos años de estudio sobre los frailes guerreros, como bien se puede observar en la nutrida bibliografía que completa el volumen, y además abarca con buen criterio un panorama muy amplio relativo a la novae militiae.
Desmond Seward publica esta obra en 1972, pero desde entonces ha sido revisada y ampliada, la última ocasión en 2000.
Saludos y buenas lecturas.
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788435026451
Colección: ENSAYO HISTORICO
Nº Edición:1ª , Edhasa
Año de edición:2004
Plaza edición: BARCELONA
Típica «inglesada». Hablar del hecho anecdótico de que entre el ejército de socorro español enviado a Malta (1565) se encontraba un inglés es cuanto menos absurdo, más cuando era una Lengua que poco o nada aportó para aguantar a Dragut.
Bastante deshonra nos causó el hecho de que fuera enviado tarde y mal porque el amigo De Toledo se encontraba en Sicilia buscando setas y comiendo pasta. Suerte que Mdina reaccionó y aquella gesta -probablemente la mayor de la Historia en cuanto a asedios y batallas- no quedó en los libros de Historia como una derrota.
Recomiendo visitar Malta por lo menos una vez en la vida, especialmente en verano para que se sienta el tremendo calor que tuvieron que soportar los hospitalarios en Birgu, San Andrés, puerto… La narración de De Correggio es una maravilla para entender hasta qué punto se sufrió por no rendir Malta. Rodas pesaba y mucho.
Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum!!
Cordiales saludos y gracias por la reseña Tasos 🙂
Europa Napoleónica
http://europanapoleonica.blogspot.com/
¿Aparece la orden de Montegaudio?
Exclente reseña Tasos, solo me queda decirte:
Non nobis,Domine,non nobis,sed nomine tuo da gloriam.
Leí hace tiempo «Los monjes guerreros en los reinos hispánicos» de Enrique Rodriguez Picavea, en ese si habla de la orden de Montegaudio y por su puesto de todas las órdenes peninsulares.
Hola y gracias a todos por vuestros acertados comentarios.
Me ponéis en apuros con el latín que no he vuelto a estudiar desde 2º de carrera y lo tengo olvidadísimo. ¿Qué quiere decir exactamente la 1ª cita?
Europa napoleónica; Rodas fue una verdadera úlcera para los otomanos,por ejemplo, desde allí el prior catalán Pere-Arnal de Peres Tortes hundió 100 galeras turcas en Imbros allá por el 1342; frey Gian De Biandra,prior de Lombardía, quemó con 24 galeras (unas 4 hospitalarias) una flota turca de 300 naves amarrada en Esmirna…
Tornado; sí con brevedad (una pág. escasa y alguna mención) habla de la orden de los Caballeros de Nuestra Sra. de Montjoie (escrito a la francesa)Montegaudio o Mons Gaudius; la funda un ex-santiaguista español, el conde Rodrigo -de carácter variable-, la autoriza un papa en 1180, pero no fragua porque en la Península ya había órdenes muy consolidadas y bastante «cruzada»; en 1187 los supervivientes se retiran a Aragón (órden de Trufac) y las posesiones castellanas pasan al Temple. Defendieron Jerusalén…Etc.
Xavi; «No por nosotros, Señor, no por nosotros sino por la gloria de tu nombre» o algo así ¿no?
Julian; ¿Cuánto espacio dedica Picavea a los montegaudianos?
Saludos.
Exacto Tasos,era la máxima de los caballeros templarios.
Hay otras citas más peliculeras como la de El Reino de los Cielos,que aunque no tenga un rigor histórico,te los imaginas gritando antes de entrar en batalla…
«No muestres miedo frente al enemigo.
Di siempre la verdad aunque te llegue la muerte.
Protege a los desamparados y no hagas mal.
Éste es tu juramento»
“No muestres miedo frente al enemigo.
Di siempre la verdad aunque te llegue la muerte.
Protege a los desamparados y no hagas mal.
Éste es tu juramento”
…
¡Y esto para que nunca lo olvides! 😉
Mi cita latina «Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum» significa «Defensa de la Fe y ayuda a los pobres», máxima de la Orden de Malta junto con el «Ave Crux Alba».
Cordiales saludos,
Europa Napoleónica
http://europanapoleonica.blogspot.com/
¡Caramba! Estáis muy puestos en lemas. Desde luego el de El Reino de los Cielos no es muy verosilmil que se diga.
No la verdad es que el rigor histórico es muy cuestionable,pero hay que reconocer que esta muy bien ambientada.La ciudad de Jerusalén,todo el trayecto hasta llegar a la Ciudad Santa,vestuario…esta muy bien conseguido.
Liam Nesson es de los pocos que se salva en cuanto interpretación,¡y encima se lo carga a la media hora!
Tasos, y demás contertulios. El libro de las órdenes hispánicas dedica a la orden de Monteguadio, también conocida como Monfragüe, 4 páginas. Hace el recorrido desde su fundación hasta su entrega a los Calatravos en 1221, una orden breve.
Bueno, en la Península ibérica si hubo una verdadera cruzada, si me permites Tasos. Como dice Julián la obra de Picavea emplea cuatro páginas sobre la orden. Su verdadera denominación era: Orden de Montegaudio-Santo Redentor-Monfragüe. Una orden cisterciense que se conoció por esos nombres, el último el de su rama castellana: Monfragüe. Pero la obra que has resñado, Tasos, también deja en el tintero o pasa muy de puntillas si es que pasa, por ordenes militares hispánicas (a Desmond lo «español» bien poco)» como: Orden de Alcalá de la Selva, Orden de San Marcos de León… Aparte de la obra de Picavea, en el mercado hay una obra interesantísima, me refiero a: «Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV)» la cual recomiendo.
En cuanto al fin de las Cruzadas, si me permites Tasos, comentare lo siguiente:
Aunque la excusa era arrebatar a los musulmanes Jerusalén y su «Santo Sepulcro», existian razones más profundas. Un factor que determinó las cruzadas fue la agitación política, economica y religiosa que reinaba en Europa. Según comenta el historiador italiano Franco Cardini, las cruzadas fue una operación política y economica, en un complejo juego que interesaba a los obispos, reyes, recaudadores de limosnas, banqueros, pero también a los propios árabes. En tal juego, el propio sepulcro de Jesús ya no tenía importancia, además Cardini, también dice que las cruzadas es una historia de error, de embrollo y de ilusión trágica, y en varios sentidos ridícula, de la Cristiandad. De todo ello que comento se puede discrepad, pero creo que el historiador no se aleja mucho de la verdadera realidad.
Por otro lado también quisiera comentar que los cruzados, los -monjes-guerreros- bien alejados estaban de las enseñanzas verdaderas de Paz y Amor del que decian que seguian: Jesucristo, pero ya se sabe, la historia del Hombre también es hipocresía y asesinato…
Un saludo.
Hola a todos.
Perdona, JF pero hasta hoy me ha resultado complicado sacar un instante para responderte.
En cuanto a la 1ª afirmación estoy de acuerdo contigo. Es más, creo que el concepto de reconquista es más amplio que el de cruzada. Y de hecho durante ese periodo no sólo hubo una cruzada sino varias y decretadas por sendos pontífices.
Ahora bien,las cruzadas de Ultramar parece que tienen más peso por su proyección internacional, por el esfuerzo y el dinero invertidos y por ser en Tierra Santa.
Sobre la obra de Seward; ten en cuenta que abarca todo el fenómeno de las órdenes religiosas, más o menos significativas, a lo largo de toda la historia. Quizá una horquilla temporal muy amplia, pero bastante completa.
Picavea y Ayala se centran únicamente en el solar hispano,lo cual favorece la minuciosidad, y donde es preceptivo hablar de las órdenes lusas si se quiere ofrecer un panorama íntegro. Por ello es más fácil entrar en esas pequeñas hermandades que mencionas.
De todos modos, sin que Seward sea el «sumum» , nos habla de las «hermangildas» o hermandades o cofradías defensivas, quizás con algún voto, como precedentes de las órdenes hispánicas. Luego menciona órdenes menores como hermanos de S. Jorge de Alfama, los Mercedarios, Santa Mª de España.
Otros dos ejemplos del libro:
Sobre los Hospitalarios de Rodas dedica casi dos pág. al gran maestre aragonés(1374)Juan Fernández de Heredia. A otros maestres los despacha con dos renglones.
Durante la 2ª Cruzada en Ultramar, el autor menciona la brillante actuación de un destacamento templario de 300 caballeros españoles (más auxiliares), cofrades en su mayoría, es decir, que ingresaban en el Temple provisionalmente tras un pago previo.
Bueno espero que estos datos sean aclaratorios. Saludos.
Ah y sobre las Cruzadas de Ultramar comparto tu postura, aunque no debemos caer, en lo posible, en juzgar hechos medievales con ojos modernos y occidentales. Lo dicho.
Xavi: sobre la ambientación y las acciones bélicas creo recordar que estaban bastante logradas. Volveré a verla. En su momento me entretuvo «Las cruzadas» de Dominique Othenin-Girard, con Franco Nero, entre otros.
Julian: gracias por el dato.