Los Generales de Hitler, Sönke Neitzel

Curioso tema. Los oficiales alemanes de alto rango capturados por los británicos disfrutaron de un privilegiado cautiverio en Trent Park, un lujoso campo de internamiento situado en la campiña, cerca de Londres con una lujosa mansión. Con habitaciones independientes, incluso alguna que otra suite, campo de golf, piscina, biblioteca y abundante comida entre otras muchas comodidades para estar en plena Segunda Guerra Mundial, los oficiales alemanes pasaban los días como prisioneros de guerra, dando paseos y manteniendo animadas reuniones y charlas mientras eran espiados y sus conversaciones grabadas sin ser ellos conscientes.

El motivo es evidente, conseguir información importante para el desarrollo de la guerra; claves, informes, situaciones o cualquier cosa que pudiera servir al servicio de inteligencia aliado para ganar la batalla al Eje. Todo esto, fuera de los interrogatorios regulares, centradas las escuchas en las conversaciones más triviales, en cualquier momento podía producirse alguna revelación importante. Con un despliege sin precedentes, con micrófonos implantados en todas las habitaciones y espacios comunes y con una plantilla en la trastienda ingente de personal de traducción, transcripcción y deducción se pudo estar al tanto de todo lo que los oficiales hablaban, pensaban y comunicaban.

Especiales eran las horas inmediatas a alguna nueva incorporación. No hay nada como la llegada de un camarada nuevo del frente para refrescar las conversaciones. Aun así, los británicos se las apañaron para introducir cebos en la vida cotidiana de los prusianos. Con personal que llegaba a confraternizar con los oficiales, personal encargado de llevarlos de compras, a dar paseos, y en general a organizarles las jornadas, etc…, llegaban a disfrutar de su confianza y de esta manera poder sacar temas de conversación importantes. Toda una estratagema perfectamente planeada y ejecutada para conocer al detalles los pensamientos en voz alta de la clase militar oficial alemana capturada.

Las transcripciones en sí, pues hay de todo, muchas anodinas, otras más reflexivas y otras más importantes. Las más importantes las del final de la guerra, todo lo referente al atentado contra Hitler el 20 de julio del 44. También es interesante la lucha ideológica entre los generales, por un lado, los cercanos a las tesis de Von Thoma que odiaba el régimen y ya desde su captura en el Norte de África presagiaba un fatal desenlace para Alemania y por otro lado, los que no querían ni oir hablar de la derrota, los que les corroía la sangre el estar en cautiverio mientras su patria se desangraba y los que no estaban muy lejos de su Führer, estos los lideraba Crüwell.

Como siempre, en el transfondo de todos los datos recopilados y la intención del libro, el debate de si la Werhmacht como ejército regular alemán estaba implicado en los crímenes de guerra que se atribuyen a las SS y al aparato político nacionalsocialista. Sobre esto, yo no entro y creo que es mejor dejarlo por que como como siempre, hay y habrán opiniones para todos los gustos y dentro de los oficiales alemanes había de todo.

El libro se complemente con bastantes notas y una pequeña biografía de cada uno de los oficiales. Es un libro que se sale de la norma de las típicas memorias, los ensayos sobre campañas o batallas, y por supuesto de la novela histórica.

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788492567010
Nº Edición:1ª , Tempus
Año de edición:2008
Plaza edición: BARCELONA
     

 

 

18 comentarios en “Los Generales de Hitler, Sönke Neitzel

  1. Coñe!!, y pensar que esto de las escuchas y los micrófonos lo datamos de la Guerra Fría en adelante. Vaya con los ingleses, como se lo montaban. Interesante el libro.

  2. La portada engaña un poco, uno piensa que se trata de las reuniones de los generales para planificar y desarrollar las campañas y batallas o de las reuniones del estado mayor. De todas formas el tema parece interesante.

  3. Javi, me he confundido. El libro al que me refería en el correo se titula «Hitler y sus generales» de Helmut Heiber editado por Crítica. Lo que me ha llevado a la confusión es que el libro de Crítica tambien resume las conversaciones que tenía Hitler con sus generales en la Guarida del Lobo.

  4. Bueno hombre, no está tan mal la portada. Pero era aquella que iba de un escriba sumerio y aparecía un pergamino medieval, esa si que era sangrante. Esta además está chula, es una especie de litografía a color. El libro parece interesante y el que comentaba Vicent también, aunque sobre las reuniones y discursiones de Hitler con sus generales hay bastantes más relatos en las memorias de Rommel, Manstein, Guderian y tantos otros.

  5. Este libro es un punto pintoresco ya que refleja lo que pensaban los generales cautivos de los ingleses acerca del devenir de la guerra. Es un tema muy anecdótico puesto que eran generales alejados del poder militar real y la mayoría de ellos muy de segunda categoría. También se podría escribir un libro sobre los generales y mariscales cautivos del Ejército que solo en Stalingrado capturó unos cuantos. El libro de Crítico habla de los generales que si tenían mando directo y se tenían que reunir con Hitler para tomar decisiones acerca de la guerra; este tema si me aburre sobremanera por ver como un gañán como Hitler podía comerle la moral a tipos como Heinrici o Guderian que si eran verdaderos genios táctico. Hitler debería haber muerto de un ataque al corazón despues de la campaña de Creta; todo lo que vino después me parece un despilfarro de talento militar.

  6. Desde luego vicent, no te falta razón. Las reuniones con Hitler solo podían terminar de dos maneras, asumiendo y callando las burradas que se le ocurrían o en trifulcas y salidas de tono en cuanto alguien osaba contradecir su «talento» militar. La verdad, una pena, al leer a Manstein en sus memorias el mismo decía que las reuniones con Hitler eran aburridas y monótonas pues siempre acaban con un discurso irreal por parte de Hitler, el cual se creía con grandes dotes militares.

  7. Expresiones tales como «un gañán como Hitler», o «las burradas que se le ocurrían», son inapropiadas, prejuiciosas, maledicentes, y le quitan seriedad a la conversación.

  8. Buenas Ulises, yo no opino como tu, no creo que usar esas expresiones le quiten seriedad al tema, o es que todos estan equivocados y las órdenes de Hitler como ordenar el asedio de Leningrado para exterminar a su población o nombrar en el último momento Mariscal de Campo a Paulus para evitar que se rindiese y así que combatiera hasta el último hombre en Stalingrado no son burradas?, a mi modesto entender son y de campeonato. Y lo de «gañán», no es una expresión mía pero entiendo por parte de vicent que es una manera bastante diplomática de calificar a este genocida.
    Volviendo al tema, no creo que esas expresiones le quiten seriedad a lo que aquí se debate, entre otras cosas por que es lo que opinaba gran parte del Estado Mayor Alemán e incluso calificativos peores usaban los que intentaron acabar con el en la Guarida del Lobo, y esos si lo conocían de cerca y no como nosotros solo por lo que nos han contado…

  9. Lo siento, pero creo que cuando se trata de un tema histórico, sea cual sea, el lenguaje debe ser el correcto. Si se quiere establecer que un personaje histórico es un genocida, entonces esa es la palabra, si se juzga a un comandante militar por una orden homicida dígase así, pero el uso de palabras en el sentido peyorativo quita seriedad al tema. Y si es por nombrar «burradas», es cuestión de buscar en la historia de cualquier país, claro que es posible que algunas «burradas» se hayan convertido en «sacrificios heroicos», todo depende de donde se mire. Ahora, lo de «gañán», claro, no es tu palabra, pero igual está fuera de lugar y tu lo sabes, no es un modo «diplomático» de nombrar a nadie. De otro modo terminaríamos diciendo «gañán», cada vez que queramos referirnos a Stalin o a Francisco Pizarro, por poner algunos ejemplos de exterminadores.

  10. Histórica y académicamente hablando le doy la razón a Ulises, pero……, siempre hay un pero, coloquialmente hablando, y creo que este es un entorno más coloquial que académico, aunque estemos ante un marco histórico de fondo, creo que los calificativos utilizados no quitan relevancia a los temas ni seriedad, pienso.
    Sobre el libro, pues desde luego Vicent si que es pintoresco, bastante, pero al mismo tiempo curioso. Es más la parafernaria y lo que montaron los británicos para espiar a los oficiales que lo que luego pudieron sacar, yo al menos desconocía esta faceta de la guerra y me ha sorprendido bastante el libro.

  11. Ya ha venido el jefe en plan salomónico a poner paz!!, anda que no puedes estarte quieto eh!!.
    Por cierto, el libro ya lo he apuntado en la lista de Navidad.

  12. Ulises, no quería provocar tu justa ira utilizando adjetivos poco académicos. Al decir «gañán» quería decir «poco profesional, amateur, aficionado» ya que para mí Hitler es un personaje siniestro en general y; en relación a su papel como estratega militar, un inepto que aterrorizaba a sus subordinados con sus insultos y sus amenazas. Yo soy un admirador del ejército alemán y siempre me ha sorprendido que aguantaran tanto tiempo teniendo a un Führer tan incompetente como el que tuvieron que sufrir; Churchill también era un metomentodo incompetente pero no llegaba a los extremos de un Hitler al que no fueron capaces de despertar la madrugada del 6 de junio de 1944 porque el personaje se acostaba tarde.
    Respecto al uso inadecuado de adjetivos, por mi profesión me interesa el uso de adjetivos coloquiales porque suponen parte de la riqueza léxica del castellano. Según el libro de Pancracio Celdrán «El gran libro de los insultos» gañán significa «hombre tosco y primitivo que no solo carece de modales sino que le importan poco» algo que describe al Führer. Creo que a Hitler también se le podría motejar de cantamañas, capagrillos, mequetrefe o trasto ya que todo ello eran cualidades suyas y dichas palabras están en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.

  13. Estimado,el libro a simple vista se ve interesante.Quisiera saber,si alguien que lo leyó,lo recomienda.gRACIAS.
    Pd:Tengo el libro de la confusión:»Hitler y sus generales».Se vei bueno,pero lo deje en la mitad,ya que se pone muy denso,y hay paginas enteras,en que están incompletas,asi es que hay que adivinar lo que se dice,y considero que es peligroso,ya que se cae en el pelibro de mal interpretar la historia.

  14. No sabía que se había publicado este libro. La primera noticia sobre las grabaciones de Trent Park la tuve por el documental de cuatro episodios de la Wehrmacht. Es una gran serie alemana en la que participan algunos de los historiadores alemanes más reputados, por ejemplo K. H. Freiser, del que Platea ha publicado «El mito de la Blitzkrieg».

    En cuanto a lo de si Hitler era un gañán o un marmolillo, pues depende. Tuvo algunos aciertos estratégicos y los primeros éxitos de la Wehrmacht se deben a su insistencia en atacar y atacar antes de que la coalición enemiga reaccionara. Para 1940 la ventaja inicial se había acortado. En 1941 atacó Rusia y llevó a Alemania a la derrota. Naturalmente, esto lo sabemos ahora, a toro pasado. En ese momento, daba canguelo total. Nadie sabía cómo iba a acabar la cosa.

    Sí que es cierto que era un individuo sórdido, inhumano (la misma Magda Goebbels dijo que Hitler era algo prehumano, bárbaro). Su concepción de la existencia procedía al mismo tiempo de sus rencores y odios personales, muy arraigados, casi infantiles, y de una concepción de la política que ya estaba anticuada en el momento de ponerse en marcha en 1938-1939, cuando Alemania va de cabeza a la guerra. Guderian podía ser todo lo buen soldado que quisiera (sus memorias son increíblemente aburridas), pero era también un nacionalista alemán que no dudó en apoyar la política de agresión de Hitler. Ni un solo general dijo esta boca es mía ante la guerra de aniquilación en el Este y que, de hecho, se había dado a gran escala contra Polonia. La Wehrmacht no parece haber distinguido en ningún momento entre exterminar a los judíos o a los combatientes enemigos. Se consideraban a sí mismo víctimas de las condiciones de Versalles, pero dudo que fueran engañados por Hitler. Eso se puede extender a los responsables de todo el Estado alemán, quienes prestaron sus habilidades y su apoyo al régimen de Hitler en todo momento. Muchos de ellos hasta el mismo final en 1945.

    Recomiendo el absolutamente indispensable libro de Nicholas Stardgart «La guerra alemana», publicado por Círculo de Lectores. No se puede contar mejor y más exhaustivamente lo que fue la Alemania nazi hasta su derrumbe.

    Feliz Navidad a todos.

  15. Ah, se me había pasado. Otro de los investigadores del documental de la Wehrmacht que menciono antes es, precisamente, Sönke Netzel, el autor del libro sobre las grabaciones de Trent Park.

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