LAS INDEPENDENCIAS EN AMÉRICA
El tema de la Emancipación Americana ha producido desde hace dos siglos cientos y cientos de textos que en numerosas ocasiones han superado los límites de lo estrictamente historiográfico para derivarse hacia cuestiones socio-políticas, ideológicas, emocionales o meramente étnicas.
Y a pesar de ello todavía hay algunos necios y bastantes desinformados que piensan que las emancipaciones triunfaron a causa de oscuras maniobras “masónicas” y del pronunciamiento del General liberal Rafael del Riego. Pues no; el asunto es mucho más intrincado.
Nos adelantan los autores en la Introducción que a mediados del siglo XX existía una simplista visión maniquea de aquellos conflictos en los cuales se enfrentaban, según el prisma, “buenos y malos, americanos y gachupines”. Durante los años sesenta el proceso de descolonización, la Revolución Cubana y las corrientes marxistas historiográficas plantearon una interpretación que oscilaba entre los términos “continuidad y revolución” para explicar aquellos hechos decimonónicos. Pero a partir de los años setenta la cuestión se enriqueció con nuevos enfoques como la historia regional y la sociología histórica, la “inevitabilidad” de la independencia, las estructuras económicas del XVIII y del XIX, etc.
Y desde esos novedosos enfoques investigadores se percibe, entre otras cuestiones, que “no sólo eran dos grupos en la lucha, sino que por lo menos eran tres: independentistas, realistas y también autonomistas gaditanos”.
Y lo que desde ningún punto de vista se deben olvidar nunca son dos circunstancias determinantes:
- a) que las independencias en América se enmarcan en “los procesos revolucionarios liberales americanos y europeos que, desde el último tercio del siglo XVIII, hasta la primera mitad del siglo XIX, acabaron con el Antiguo Régimen, tanto metropolitano como colonial”.
- b) que la complejidad del acontecimiento obliga a establecer una temporalización del mismo en cuatro fases;
- La crisis de poder entre 1808 y 1810 y “el juntismo”, común en ambas orillas del Atlántico.
- Entre 1810 y 1814 pugnarán la opción independentista y la del liberalismo gaditano.
- Entre 1814 y 1820 se produce la iniciativa absolutista fernandina de reconquista militar.
- Y tras el retorno definitivo del absolutismo, entre 1820 y 1828 se pierde definitivamente toda la América continental.
Todas estas didácticas y amenas explicaciones nos llegan de la pluma de los profesores de Historia Contemporánea de la Universidad Jaume I de Castellón, Manuel Chust Calero e Ivana Frasquet, en unas 117 páginas que se distribuyen en Prólogo, Introducción, cuatro capítulos, Conclusiones, Cronología, Mapas y Bibliografía.
No comparto, sin embargo, que los autores caigan en el tópico de que Trafalgar signifique el fin de la Real Armada; según otros autores recientes (por ejemplo, Agustín Rodríguez González) el desastre para la flota española es la desatención y el abandono de los barcos durante la Guerra de Independencia. Tras Trafalgar la Real Armada poseía aún más de cincuenta y cinco navíos de línea pero la inmensa mayoría se fueron pudriendo en los puertos y astilleros durante la larga ocupación napoleónica.
A pesar de esa imprecisión, se trata de una lectura breve muy recomendable para iniciarse en un tema cuyo aniversario se conmemora durante estos años.
Animaos y anímense.
- 1ª ed., 1ª imp.(07/2009)
- 128 páginas; 21×14 cm
- Idiomas: Español
- ISBN: 8483194449 ISBN-13: 9788483194447
- Encuadernación: Rústica
Rigurosa y completa reseña,felicidades Tasos.
Gracias por el dato de la Real Armada,hasta hoy yo también creía que con la batalla de Trafalgar se habia destruido un 75% de la flota española.¿Y si Blas de Lezo hubiese comandado la flota española contra Nelson?…bueno apra empezar debería haber nacido unos cuantos años más tarde,jejeje.
Saludos.
Muy amable, Xavi, gracias.
Sobre la Real Armada en el s.XVIII es casi imprescindible, el que se reseñó aquí en su momento: http://novilis.es/?p=2472. Se trata de un libro casi de cabecera sobre el asunto, escrito por un gran especialista. Recomendabilísimo.
Sobre lo del mando en Trafalgar; con que la Flota Combinada hubiese sido dirigida por Gravina, hubiera sido suficiente y el resultado, posiblemente, bastante más distinto.
Saludetes
Pingback: Naciones de rebeldes, Manuel Lucena Giraldo
He releído la reseña y me mantengo…
Si obras como está se leyesen más, cuántos bajarían del pedestal imperialista, cuántos saldrían de lodazales victimistas y cuántos se dejarían de explicaciones pueriles y maniqueas…
Pues si pero estamos en una época en la que no se pierde el tiempo en leer y se conforma con los titulares simplistas y facios, además de la falta de profundidad educativa en todos los ámbitos. Una pena.