Un conflicto como la Segunda Guerra Mundial abarca mucho más que las grandes, y pequeñas, batallas y operaciones militares. Un conflicto como el sucedido casi a mitad del Siglo XX en el que se involucraron tantísimos países es bastante más complejo que la caída de Francia, el desastre alemán en Moscú, la carnicería de Stalingrado o el desembarco de Normandía. Quizás todas estas grandes batallas y operaciones son las que nos han marcado en nuestra mente el sendero en el transcurrir de los acontecimientos bélicos, pero, como casi todo en la vida hay mucha parte del juego que no es la protagonista, que no es la que aparece en los titulares de los periódicos pero que sin su participación se haría poco menos que imposible el resultado final y conocido por todos.
En este caso estamos ante algo parecido. Salvando las distancias con las grandes batallas ocurridas en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, el conflicto se vivió y se luchó también entre bambalinas, entre servicios secretos, entre operaciones encubiertas y entre gobiernos y gobernantes en el exilio. Inglaterra se convirtió en ese bastión que dio soporte a toda esta parte de actores secundarios, en esa base de operaciones que a todas luces parecía «intocable», tras la caída de Francia y una vez superada la primera crisis en la Batalla de Inglaterra, las islas se convirtieron en un fortín tanto física como psicológicamente para todo el orbe en su lucha contra el nazismo.
Todos estos factores se interrelacionaron entre sí, desde los discursos propagandísticos emitidos desde la BBC y que llegaban a todos los rincones de la Europa ocupada, y que sirvió como arma perfecta para entretejer las redes de la resistencia en cada una de las naciones cuyos gobernantes no tuvieron más remedio que exiliarse a toda prisa al bastión británico, como los de Polonia, Checoslovaquia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Holanda o la propia Francia con su carismático lider Charles de Gaulle a la cabeza.
Desde los pilotos polacos que desempeñaron un papel destacado durante la defensea de las islas en la Batalla de Inglaterra a la aportación de sus compatriotas en descifrar las claves de la máquina enigma o los desarroyos de los físicos nucleares franceses que consiguieron escapar de Francia gracias a una audaz operación organizada por el conde de Suffolk y que de esta forma ayudar a los americanos en el desarroyo de su bomba atómica, estos son algunos ejemplos de esa tela de araña que se fue tejiendo con su epicentro en Inglaterra, y desde la que salían ramificaciones hacia todos los rincones donde hubiera alguna posibilidad de ayudar a luchar contra el enemigo común.
Todo está contado con un notable esfuerzo de investigación y documentación, se nota en la forma en que la información fluye en cada capítulo. Es un libro que ayuda a entender cómo el trabajo «subterráneo» de las operaciones especiales, del espionaje, de la información y de las resistencias influyeron de forma definitiva en el devenir de esas grandes operaciones conocidas por todos y cuyo fin último cristalizó en la derrota del Tercer Reich.
- ISBN: 9788494649998
- Editorial: Desperta Ferro Ediciones
- Fecha de la edición: 2018
- Lugar de la edición: Madrid. España
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 24 cm
- Nº Pág.: 514
- Idiomas: Español
Gracias por la reseña Kaiser,
Pues sí, todo ese trabajo subterráneo es imprescindible para el buen devenir de las operaciones militares, además suele ser un trabajo «ingrato» porque los protagonistas de los mismos muchas veces no pueden salir y presumir abiertamente de ello. En el caso del espionaje siempre se comenta que si eres un crack vivirás en el anonimato permanente, si no lo eres seguramente eres hombre muerto. El libro pinta bien, hay tantos aspectos que conocer y descubrir de la Segunda Guerra Mundial que se agradece algo de aire fresco sobre la misma.
Saludos.