UN VIAJE ÉPICO A GRECIA, LA CUNA DE OCCIDENTE
«¡Malditos griegos! Vosotros habéis descubierto todo; la filosofía, la geometría, la física, la astronomía… ¡no habéis dejado nada para nosotros!»
Friedrich Schiller (1759 – 1805)
El grueso tronco de la Cultura Occidental extiende sus raíces hasta el Lejano Oriente y se vincula a las exóticas tradiciones china, hindú y persa, recibidas y pasadas por el tamiz del mundo islámico. Sin embargo la robustez de ese tronco se materializa en la fusión progresiva de las culturas greco-romana y judeo-cristiana. Y de estas cuatro será, sin lugar a dudas, la helena la que aporte más fibra a la solidez de dicho árbol. ¿Por qué no nos evadimos un rato y viajamos hasta la Hélade?
Además tendremos la suerte de que nuestro particular cicerone sea Javier Negrete, filólogo clásico y profundo conocedor del mundo greco-latino, profesor de Secundaria, de instituto, en la Escuela Pública –sí, esa que se quieren cargar “algunos” para hacer negocio- y reconocido autor en narrativa, aunque en esta ocasión nos topamos con un ensayo histórico rebosante de pasión y de ganas de compartir los intríngulis de aquellos siglos y lugares helénicos.
Y no, no se piense el lector que se va a encontrar una apología desaforada de todo lo griego, también hay lugar para la crítica razonada y objetiva, para la censura, pero eso sí, sin caer en el exceso de abusar del “inmaculado y correcto” prisma de un ciudadano del siglo XXI.
En cuatro etapas se organiza el itinerario de La gran aventura de los griegos: La edad de las brumas, La época arcaica, La época clásica y Alejandro y el helenismo. A su vez constan de cuatro, seis, cinco y tres capítulos respectivamente. En suma, más de seiscientas interesantes páginas.
En la primera parte nos detendremos en la Creta minoica, en la Grecia micénica, en el controvertido fin de la Edad de bronce helénica y la posterior y misteriosa Edad oscura.
En la segunda nos demoraremos con curiosidad en la identidad étnica, en las innovaciones culturales, en los peliagudos problemas sociales y sus soluciones –tiranías y colonización- en la sempiterna guerra y en la oligárquica Esparta y en la protodemocrática Atenas.
La tercera parte nos sumerge en el periodo quizás más conocida por los interesados y aficionados, a saber: las Guerras médicas, la relegada Pentecontecia, Pericles y el Imperio ateniense, la Guerra del Peloponeso y la lucha por la hegemonía en el siglo IV a.C.
Finalmente, la emergencia de Macedonia (con moderna polémica paneslavista incluida), la poliédrica figura de Alejandro Magno y, como remate, los Diádocos y la aparición en escena de Roma constituyen la cuarta y última etapa de este intenso y pedagógico viaje al pasado.
En algunos capítulos ciertos suplementos insertos en el texto complementan la información, por ejemplo; el medio físico griego, la Polis, las etnias griegas, curiosidades etimológicas, la homosexualidad en Grecia, el vestido griego, el papel de los generales en Atenas, el desnudo femenino en el arte, etc. Numerosas notas, una nutrida bibliografía y un bloque central de ilustraciones (muchas de Peter Connolly) y algunos mapas artísticos dan redondez a este ensayo dirigido a “todos los públicos” y “divertido, a veces irreverente pero siempre riguroso”.
La experiencia de este viaje no dejará indiferente a nadie porque mucho tenemos de griegos y mucho debemos a aquella cultura.
(Apto para filorromanos) 😉
DATOS DEL LIBRO
- Nº de páginas: 688 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda
- Editoral: LA ESFERA DE LOS LIBROS
- Lengua: ESPAÑOL
- ISBN: 9788497348133
Jajaja muy bueno el comentario final Tasos,si como filorromano a mi también me gustó cuando lo leí hace ya un par o tres de años.Es cierto que es muy ameno,y en particular las Guerras Médicas son lo que más recuerdo.Del mismo autor tenemos también el ensayo Roma Victorosia, supongo que también apto para filogriegos,jejeje.
Gracias por la reseña Tasos.
Saludos.
Muchas gracias, Xavi, muy atento. Desde luego es muy recomendable; el de Roma también lo tengo y en breve lo leeré, amigo. Estos días «ando» por las orillas del Río de La Plata, allá por el s. XIX…
Bueno pues esperaremos que nos traslades allí en tu próxima reseña.
Saludos.