La Fragata Ligera, Luís Delgado Bañón

La Saga Marinera Española corre ya camino de ser una de las más impresionantes de la literatura mundial, seguramente en extensión, pero desde mi humilde punto de vista también en interés, tanto desde el punto de vista narrativo como desde el punto de vista histórico. Es la última de sus novelas la que quiero reseñar aquí.

Empezando por el principio tal vez sea necesario puntualizar que la fragata de la novela no resulta ser ligera ni de andar ni de ropa, sino “ligera” de nombre, un detalle nimio que por encontrarse en el título fue lo primero que me llamó la atención. En todo caso cualquiera que conozca ya esta serie de aventuras sabe perfectamente que los títulos incorporan los nombres de los barcos, y quienes no la conozcan tampoco se verán afectados por este pequeño detalle.

Dicho esto, lo que más me interesa poner de relieve, personalmente, en esta reseña, es el cambio de escenario temporal. En esta ocasión el marco de las aventuras de nuestros protagonistas no son las guerras napoleónicas –no es la primera novela del ciclo que cumple esta característica, pero tras un salto de unos cuantos volúmenes si es la primera que leo-; sino el trienio liberal. ¡Ah! ¿Pero… había barcos entonces? Pues lo cierto es que no muchos, pero los había; y así mientras todos los marinos novelados que he tenido ocasión de leer duermen el sueño de los justos o disfrutan del olvido de la jubilación, los Leñanza siguen navegando, disparando bala rasa, doliéndose de la dura realidad en que vive la Real Armada y enamorándose.

Lo dicho me da pie para entrar en otra de las características de esta novela. Cualquiera que haya leído los libros de Delgado Bañón sabe que sus narraciones se mueven en dos espacios muy diferenciados: mar y tierra. También es así en esta novela, y además de una forma muy marcada, clásica diría yo, con una parte documentada, una parte documental y una parte de pura fantasía.

Por un lado, en la mar y en el centro de la novela, tenemos las aventuras de Francisco Leñanza, cuarto de la saga, en las costas de Tierra Firme allá por el mar Caribe. Esta parte contiene todas las características de la aventura naval pura: duelos a cañonazos, rescates al filo de la navaja, tormentas, averías, heridas, encuentros y las debidas aunque no muchas críticas a “los de tierra”. Tal vez le falte un buen abordaje, pero en fin, no es cuestión de pedirlo todo.

Por el otro lado, el de tierra y a ambos extremos del texto, asistimos a los aconteceres vitales del padre, Santiago Leñanza, tercero de la saga, en la península   ibérica. Esta parte es la más dispar ya que añade a las aventuras navales de que hemos hablado antes el marco y la pasión. Voy a aclararme. Con “marco” me refiero, claro está, a la situación política que se vivió en España durante el “Trienio Liberal” de 1820 a 1823, narrada y explicada a través de las muchas conversaciones del protagonista con diferentes personajes de su época. Y con “pasión” me refiero a la historia de amor, o a las historias de amores si incluimos el largo bagaje de las novelas anteriores, casi culebronescas, de este Santiago Leñanza. Y hasta aquí voy a leer, como decía aquella inolvidable presentadora que me hace envejecer cada vez que alguien –y cada vez son más- no la recuerda porque nunca la vio; porque corro el riesgo de destripar la historia. Aunque no quiero terminar sin la nota agridulce, que alguna tiene que haber. Llama la atención la riqueza del lenguaje naval empleado por el autor (ese es el polvorón), pero hay veces en que parece que todos los personajes, navales y no navales, incluidas algunas excelsas damas, hablen del mismo modo, y eso estropea un poco el conjunto (revolcón al canto).

Finalmente, no me gusta terminar una reseña sin recomendar, o no, el libro reseñado, y en este caso he de decantarme, subjetivamente, claro está, por el lado positivo. El libro contiene grandes valores: de ambientación, de aventura, de seriedad y de emoción; y el autor consigue –o al menos en mi caso consiguió- emocionar tanto como interesar, y además, sabiendo lo mucho que se documenta históricamente, también enseñar, que no es poca cosa. En resumen, un interesantísimo libro que hará sin duda las delicias de sus lectores.

Opino, claro está.

  • Tapa dura: 440 páginas
  • Editor: Noray; Edición: 1 (2 de diciembre de 2011)
  • Colección: Una Saga Marinera Española
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 8474862396
  • ISBN-13: 978-8474862393

4 comentarios en “La Fragata Ligera, Luís Delgado Bañón

  1. No es la primera vez que hablamos de este tipo de literatura de sagas marineras, y al final voy a tener que entrar al trapo. ¿Dirías que su lectura es del tipo de los Episodios Nacionales de Galdós o su estilo narrativo es original?

    saludos mon bon chevalier a perdu

  2. No sé lo que dirá él, Verdoy, pero yo te diría que es del tipo de Galdós,…. pero no es Galdós. No por la razón obvia de identidad, sino porque está escrito en el siglo XXI, haciendo un verdadero esfuerzo para imitar el lenguaje del siglo XIX, pero salvando dificultades de giros o perífrasis que el lector actual pudiera considerar como un problema.¿Original? Pues en la medida que intenta contar como si viviera en un siglo pasado, sí es original, hasta cierto punto. Galdós vívía en el siglo XIX. Escribía como se hacía entonces. Y por otra parte, Galdós no narra una saga familiar. Luis Delgado proviene de una familia de marinos y sabe que significa esto en carne propia. Y Galdós, a pesar de ser isleño, apenas toca el tema marítimo salvo en Trafalgar, Numancia y poco más, según creo; sólo he leído una parte de los Episodios, pero estaban centrados en la península, y en tierra. La historia naval se les ha dejado regalada a los británicos, que han aprovechado la ocasión con verdadero ímpetu patriótico. Lo que también diría, ya puestos, es que quizás Galdós escoraba más hacia el lado literario y Luis Delgado escora hacia el lado histórico.

  3. Por si con Ariodante no estuviera plenamente convencido de la alta calidad de esta serie, va y viene Koenig a remachar lo dicho de forma brillante. Gracias, amigos lectores.

    Por cierto, ¿tenéis en casa todo la saga o os valéis de las biblios?

  4. Buenos días.

    Tenía yo este asunto un poco despistado.
    Personalmente creo que Delgado Bañón no es Galdós, para nada. En primer lugar porque su prosa no es la misma, aunque no me atreveré a afirmar o negar que la de Delgado Bañon pueda llegar a ser «clásica» en el futuro, actualmente no lo es.
    En segundo lugar porque la fidelidad histórica de Delgado Bañón es mucho más… «fiel» que la de Galdós, tal vez porque este último no tenía tanto acceso a fuentes como ha tenido Delgado Bañón.

    Y con respecto a las «biblios», ¡Vade Retro!

    Saludos.

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