La batalla del Atlántico, Andrew Williams

Es curioso como en la magnitud de las dos guerras mundiales pasadas y sus vastas campañas, hay historiadores que aseveran que ambas guerras se decidieron en el mar. Luís de la Sierra y Mateo Mille por ejemplo lo aseguran en lo que toca a la Primera Guerra Mundial y en este caso, Andrew Williams lo afirma en lo tocante a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, estas campañas siempre han estado en un segundo plano de estudio en comparación con las campañas terrestes o aéreas como el caso de la Batalla de Inglaterra.

Su tesis, a groso modo, es que si los alemanes hubieran conseguido extrangular definitivamente a los británicos, éstos se hubieran visto obligados a negociar una paz que hubiera dejado a los alemanes con toda Europa Occidental bajo su yugo. Con toda Europa y el Mediterráneo dominados, esto hubiera extinguido las posteriores operaciones de apertura de un segundo frente tanto en el Norte de África como por supuesto en el continente.

Sin embargo, aunque los alemanes estuvieron apunto de conseguir su objetivo, al final la superioridad material, técnica y sobre todo de inteligencia aliada dieron al traste con los esfuerzos germanos y cambiaron el curso de los acontecimientos.

A paritr de aquí y para ir explicando los acontecimientos, el autor hace una combinación perfecta de exposición por un lado a nivel general de la campaña y por otro y acompañanado a las tesis expuestas a nivel de testimonios de supervivientes y veteranos, de diarios y documentos que aportan la parte humana y más estremecedora de todo lo narrado.

El libro abarca todos los periodos. Desde el nacimiento del arma submarina alemana y las primeras acciones de guerra en Septiembre de 1939 hasta los últimos días de la guerra pasando por los años intermedios de la guerra, desde los «buenos tiempos» alemanes hasta que poco a poco se va avanzando en el tiempo y van cambiando las tornas. Se pasa por ejemplo por el desarrollo de nuevas armas tecnológicas como el ASDIC aliado, (el sonar), o técnicas de combate como las famosas «manadas de lobos» y cómo los aliados pasaron de ser los cazados a cazadores.

«Estaba a una distancia de tres mil metros. Disparé cuatro torpedos desde proa y luego me desvié y disparé otro desde popa, pero casi inmediatamente, antes de que hiciesen blanco, una corbeta me detectó. Me persiguió a toda velocidad, se acercaba cada vez más y más, lo bastante como para que yo puediese ver con detalle su puente. El mar estaba revuelto y las olas llegaban hasta la torreta de mando. Ya había ordenado a la tripulación que descendiese y estaba preparado para una inmersión de emergencia. Sabía perfectamente que nos atacarían con cargas de profundidad, pero cuando la corbeta estaba a tan sólo quinientos metros de distancia, dio la vuelta y lanzó sus cargas de profundidad. Nos habíamos librado«.

Así narra Erich Topp, uno de los mayores ases del arma submarina,  como pudo atacar a un convoy en una mananda de lobos y conseguir escapar. Que duda cabe que el Atlántico fue el océano clave donde se desarrolló la lucha submarina, la cual ha dado una importancia y protagonismo particular a este escenario.

Bueno grumetes, os dejo ya, un libro muy ameno e ilustrativo de lo que fue la campaña del Atántico en la Segunda Guerra Mundial. Acompañado de fotografías, una buena bibliografía y una cosa que me ha gustado mucho es una sección con una pequeñas notas y biografía de todos los colaboradores, veteranos, con que ha contado la obra.

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788498920819
Colección: memoria Crítica
Nº Edición:1ª , Crítica
Año de edición:2010
Plaza edición: BARCELONA

6 comentarios en “La batalla del Atlántico, Andrew Williams

  1. Me da la impresión que el libro, más que historia, es del estilo «periodístico», por decirlo así, es decir que se basa en testimonios personales para formar una visión global de lo que significó la Batalla del Atlántico como lucha contra los tenaces submarinistas alemanes. Así, si el libro «Los lobos y el almirante» nos entrega el punto de vista alemán, este libro ¿nos entregaría el de los aliados?. Se ve interesante.

  2. No creas Ulises, a mi no me ha parecido un libro periodístico. Me parece un excelente libro de Historia, que aunque tenga un gran pilar en los testimonios y los documentos, se obtiene una muy buena visión del conflicto en el Atlántico y no solo eso, se obtienen también una buena visión de otros aspectos paralelos como los perfiles de los principales protagonistas como Dönitz o Cunninghan, las actitudes políticas de Churchill y Hitler al respecto y bajando un poco unos escalones más los principales comandantes de submarinos o caza de superfície aliada. También hay espacio para el análisis técnico de los buques de ambos bandos y las armas usadas.
    Creo que está muy bien equilibrado y no lo consideraría un libro visto desde un bando u otro, creo que eso es una gran baza, contempla los dos bandos por igual a la hora de narrar los hechos.

  3. Entonces es un libro que hay que conseguir, está en la librería y si es así de interesante no es caro, me has convencido.

    Unos párrafos del libro:

    A través del periscopio Lemp notó que estaba oscurecido y zigzageaba en curso defensivo, debe ser, concluyó, un crucero auxiliar británico. Si es así, está armado y el ataque es legítimo de acuerdo al reglamento de presa. No es necesaria la advertencia.
    A las 7:40 Lemp ordenó disparar dos torpedos. Uno encontró el blanco: explotó en la mitad del barco, desgarrando el mamparo entre las salas de máquinas y de calderas. Lemp había dado el primer golpe en la Batalla del Atlántico, aunque no era uno del que nadie pudiera enorgullecerse. A través de las tinieblas pudo ver que el barco iba a encabezar la lista; estaba acabado. Sin embargo había en él algo que lo perturbaba; decidió acercar el U-30.
    Högel estaba en su puesto, abajo en el cuarto de radio: ‘Sintonicé la frecuencia del barco y escuché la llamada de auxilio. Me di cuenta entonces que no podía ser un transporte de tropas pero que llevaba pasajeros a bordo. Supe el nombre por el código de identificación, el Athenia. Entonces el comandante llamó al cuarto de radio y pidió el Lloyds Register, el que muestra las siluetas de varios tipos de barcos; su dedo se posó sobre el Athenia. Quedó, por supuesto, conmocionado’.
    Era un terrible error. El barco era un transatlántico, navegando desde Canadá con 1418 pasajeros a bordo, incluyendo más de 300 norteamericanos. Lemp había cometido un terrible error. No se había tomado el tiempo necesario para revisar el blanco. Más tarde admitió que estaba ‘sobreexitado por la declaración de guerra’.

    La continuación según «Los lobos y el almirante»:

    Una mañana de las postrimerías de septiembre, el comodoro Dónitz está ante la esclusa en Wilhelmshaven, esperando el regreso del submarino «U-30», cuyo comandante es el sub-capitán Lemp.
    . . . . .
    A los pocos minutos, el comandante se presenta ante el jefe del arma:
    —Le comunico respetuosamente el regreso del «U-30» de la expedición.
    —¡Salud, Lemp! —dice el comodoro, tendiendo la mano al oficial—. ¿Cómo le ha ido?
    El comandante da las gracias. Es un hombre de mediana estatura, ancho de espaldas y con tendencia a la obesidad. Es joven y tiene buen color. Sus ojos castaños revelan alegría y humor. Pero ahora contemplan serios y concentrados al jefe.
    —Mi comodoro —dice—, debo agregar un detalle —y, tras una leve vacilación, añade-—: Hundí el «Athenia». Lo tomé por un crucero auxiliar. Sólo después me entraron dudas de si me habría equivocado.
    —¡Vaya sorpresa! Con esto se enredó usted y nos enredó a todos en un asunto desagradable, Lemp.
    —Me doy perfecta cuenta de ello, comodoro.
    —Tendré que colocarle ante un consejo de guerra.
    —A sus órdenes, comodoro.
    —Hasta recibir otras órdenes, mantenga usted el asunto en el más riguroso secreto. Dígalo también a la tripulación.
    —Ya lo hice así.
    —Está bien. —El jefe examina cuidadosamente a su comandante y, con una imperceptible sonrisa, añade—: ¡Vaya cosas que hacéis!
    Entra en funciones el telégrafo. El subcapitán Lemp es enviado a Berlín. Es exprimido como un limón. Sacan de él y apuntan cada minuto del incidente, cada uno de sus pensamientos y reflexiones. . . Pero no sólo el caso del «Athenia», sino también los otros hundimientos realizados por Lemp en ésta su primera expedición son sometidos a duro y objetivo examen. Entonces se descubre que Lemp, al igual que sus camaradas, ha respetado escrupulosamente en todos los demás casos el reglamento de presa y que, en su cuidado por las tripulaciones de los buques hundidos, se ha excedido en mucho de la medida razonable. El resultado es terminante: Lemp ha actuado de buena fe.
    El mando supremo ordena, por lo tanto, mantener el caso del «Athenia» en secreto, desistiendo del procesamiento de Lemp.
    El comandante regresa aliviado a Wilhelmshaven, donde el comodoro, también secretamente aliviado, le castiga con algunos días de arresto, para fortalecer su discernimiento. Con ello concluye el caso del «Athenia», incluso en su aspecto disciplinario. Al mismo tiempo se imparte una vez más la orden estricta a todos los comandantes para que se abstengan de atacar a buques de pasaje, ni siquiera cuando navegan en un convoy o con luces enmascaradas de noche.

  4. Siempre he pensado que si, en lugar de atacar a la URSS, Hitler hubiera pactado con la URSS y Japón el reparto estratégico de los imperios europeos de la época (Inglaterra, Francia y Holanda) otro gallo hubiera cantado para los aliados. Y en esa estrategia la única manera de derrotar a la insular Inglaterra no era por aire sino por mar, estrangulando sus accesos a los bienes y servicios que Inglaterra no podía producir por sí misma. Sin colonias de las que abastecerse y sitiada por mar a Churchill no le hubiera quedado otra que haberse tragado el puro.

  5. Me impresione la claridad y los ameno que es este libro.Su rapidez en leerlo y lo entretenido que lo hacen los testimonios.Un gran libro lo recomiendo

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