No hay profesión alguna que no cuente en sus filas con incompetentes, pero un médico incompetente, por ejemplo, ¿a cuantos pacientes matará en su vida?, ¿y un ingeniero incompetente?, ¿y un conductor de trenes o un piloto de avión?. Pero un militar incompetente puede destruir varios miles de vidas y puede decidir el destino de su nación en un tiempo muy breve y con muy pocas palabras.
En su libro “Historia de la incompetencia militar”, Geoffrey Regan nos entrega un panorama de lo que significa la incompetencia militar en hechos concretos y a lo largo de la historia.
El libro está dividido en dos partes, en la primera el autor nos expone las causas por las que puede manifestarse la incompetencia, en cuanto a los mandos, los estrategas o los políticos, dando ejemplos concretos de cada una de las causas. Exceso de confianza, falta de ella, enfermedad, falta de preparación, edad avanzada, locura, cobardía, envidia, incapacidad de comunicarse, entre muchas otras han sido la causa de grandes desastres militares a lo largo de la historia.
Los ejemplos son concretos, Valente en Adrianópolis, Raglan en Crimea, Troubridge en el asunto del Goeben, Felipe VI en Crecy…
En cuanto a los estrategas, la misma cosa, un excesivo apego a lo tradicional, como la resistencia a aceptar los nuevos medios mecanizados; ir a la guerra con armas o equipos inapropiados, como el ejército británico en la guerra de Crimea, los ejemplos abundan.
La segunda parte propone 11 ejemplos concretos, que van desde la expedición a Cadiz en 1625 a la Operación Suez en 1956 y los escenarios dan la vuelta al mundo.
La incompetencia militar es mostrada desde los más diversos puntos de vista, tanto de los incompetentes “de nacimiento” como los escasos momentos de incompetencia de genios del arte militar. Queda claro también que algunas veces se consigue la victoria a pesar de los catastróficos errores cometidos, claro que con un costo en vidas humanas muy superior al que hubiese sido necesario.
Expuestos los principios básicos, el autor deja al lector en plena libertad de buscar y encontrar la incompetencia militar en la historia de cada país país, aunque debemos estar concientes de que muchas veces la historiografía tiende a disfrazar los elementos desagradables ensalzando el heroísmo individual de manera que oculte las incompetencias de los mandos.
El libro cuenta con un buen índice y una nutrida bibliografía. Está escrito en un estilo muy ameno y tiene algunos mapas útiles.
Editorial Crítica S.A. ,
Barcelona, 1989.
Colección Letras de Crítica
Páginas 368
Edición 1 , Crítica
Formato 15,5 x 23 cm
Encuadernación Rústica
Código 965536
ISBN 978-84-8432-890-2
Suena muy bien y creo que está reeditado por Crítica. La incopentencia militar pasa por la incopetencia política en el momento en que se entregan cargos militares a políticos que no tienen ni idea, como se ha hecho a lo largo de la historia en todas las culturas y civilizaciones.
El libro intenta, aunque el autor está conciente de la dificultad, mostrar un espectro lo más amplio posible. Está el caso de polìticos que asumen cargos militares, por supuesto, pero tambièn se dan historicamente casos de civiles que han desempeñado un buen papel. Pero es importante el número de militares que demuestran que un uniforme y años de servicio no son garantía de éxito. Generales seniles, fatuos, inexperimentados, ignorantes, envidiosos, cobardes, han quedado muchas veces al mando por razones de antigüedad, polìticas, familiares, etc.
No siempre se encuentra la persona indicada en el momento indicado, y no siempre está claro en que punto queda definida la incompatencia. ¿Era Nicias incompetente, o solo lo fue cuando se le envió en una misión a la que no quería ir y en condiciones muy adversas?, ¿o incompetentes fueron los que lo enviaron?. ¿O es que Gilipo resultó ser muy competente…?
Como dice el autor, uno puede hacerse todas las preguntas que quiera y buscar asimismo las respuestas…
Ahí está por ejemplo Sir Francis Drake, un gran héroe nacional y un gran incompente que lo demostró cuando se le dió el mando de toda una flota y salió huyendo como una rata ante un enemigo muy inferior.
Muy buena reseña Ulises, con un estilo muy ameno. Hoy curiosamente he tenido el libro entre las manos en una librería, pero me ha parecido excesivo su precio, 24€, por lo que aunque tenía ganas de llevármelo no ha podido ser.
Rodrigo, a mi me costó el equivalente a eso en mi moneda local, a los minutos me arrepentí de haber pagado eso, pero leídas las primeras páginas confirmé lo de siempre, que una cosa es lo que un libro cuesta y otra distinta lo que vale. Para mí, este libro vale lo que cuesta…
Navegante, ¿a que acontecimiento histórico te refieres?, ¿será el ataque a La Coruña?. La verdad es que no se mucho de Francis Drake, salvo que, de todos modos, consiguió grandes beneficios para la Corona Inglesa en su paseo por el Pacífico, siendo el segundo en dar la vuelta al Globo después de Sebastián Elcano.
Estupendo que hayas traído la presente reseña. Un excelente historiador británico. Creo que realiza con su libro una aproximación a un sector de la historiografía que lo necesitaba, abandonando por intereses o trampas.
La ineptitud y la estupidez también se encuentran en el mundo militar, con mucha frecuencia se ven casos desde los más simples hasta los graves; desde un sargento, pasando por un teniente, capitán o comandante hasta un general. Un servidor que fue militar durante algunos años lo comprobó (me canse de la vida militar en los pocos años que estuve, entre otras cosas por la estupidez). Se veían casos (unos por mucho tiempo y otros por poco tiempo) de oficiales (chusqueros o de carrera), y no sabían donde tenían la mano derecha; supongo que ésto que digo lo habrán comprobado muchos que conozcan la «mili» ahora se denomina «militar profesional».
Los ejemplos que debe poner el libro son evidentes: exceso de confianza, falta de preparación, errores, manipulación política… En el fondo el libro debe de ser una reflexión centrada sobre la línea que separa el triunfo del desastre, el éxito del fracaso; y al mismo tiempo creo que debe buscar la humildad o un estímulo para alcanzarla, en un espacio, el castrense, tan habitualmente nimbado de hipocresía y falsedad.
Nos podías haber puesto, algún ejemplo con detalles en la reseña… ¿no?
Un saludo.
Me refiero a la expedición que lideró Drake un año después del fracaso de la «invencible» para intentar aprovechar ese desastre. La flota compuesta por más de 150 buques y unos 23.000 hombres tenían pensado atacar toda la costa y ayudar a los rebeldes portugueses que no estaban deacuerdo con la anexión de su reino al de España bajo el reinado de Felipe II. El ilustre don Martín de Padilla con unas anticuadas galeras dió buena cuenta de los buques ingleses y aunque parte de la expedición desembarcó en Portugal para intentar llegar a Lisboa no consiguieron su objetivo y Drake tuvo que huir con 20 buques menos y unas 12.000 bajas, una pérdidas mucho mayores que las españolas en la expedición de la invencible.
Sí, Navegante, te refieres a la Contra-Armada dirigida por Drake y John Norris, al mando de 150 navas y 20.000 hombres. Los ingleses fueron derrotados en La Coruña y sus navios obrigados a huir por los españoles. Su posterior desembarco en Peniche, con la intención de conquistar Lisboa, se saldó con otro fracaso que constituyó para Isabel I y los ingleses: 20 bajeles y 12000 hombres perdidos.
Un saludo.
Es evidente que existen diferentes niveles de incompetencia, por ejemplo la que es inseparable de la persona y otra que puede ser la actuación como incompetente de una persona que normalmente no lo es.
También un incompetente como joven puede mejorar con la edad, o viceversa.
Puede ser que el nivel de competencia de Drake quedara de manifiesto en la fructífera incursión por el Pacífico, pero no le alcanzara para manejar una flota, que no es lo mismo.
También se da el caso del encuentro entre dos (o más) incompetentes y que el triunfo sea, finalmente, del menos animal o solamente del más afortunado.
– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
Ejemplos detallados hay muchos, uno:
En 1914, la caballería británica todavía tenía como objetivo esperar que la infantería abriera una brecha permanente en las líneas enemigas para entonces penetrar por ella persiguiendo al enemigo en derrota. Ya sabemos que dadas las características del Frente Occidental, tal circunstancia nunca se dió. Las brechas nunca eran permanentes y el terreno era muchas veces impracticable para los caballos. Sin embargo avanzada la guerra, algunos pensaron que la caballería podría hacer lo mismo, pero cooperando con los tanques, así, en 1917, en Cambrai, trescientos tanques rompieron las líneas alemanas, mientras la caballería esperaba la orden de hacer su parte. Los tanques avanzaron 6 kilómetros, pero la caballería fue incapaz de avanzar, y es muy comprensible, a través del terreno destrozado, las barreras de alambre de espino y las ametralladoras alemanas que permanecieron activas. Total, todo el esfuerzo perdido. ¿Creen que eso fue todo?, pues no, porque de nuevo en 1918 se intentó con 600 tanques y todo un Cuerpo de caballería. El resultado fue mínimo y completamente desproporcionado a las pérdidas sufridas…
Desde luego que no podemos tildar de incompetentes a los valerosos integrantes de la caballería, sino a quienes los enviaron a una carnicería, deliberada y estupidamente.
Otro ejemplo, la Batalla del Crater en 1864, Guerra de Secesión de los EE.UU.
La historia es bastante larga peros se pueden destacar algunos puntos:
El plan consistía, en pocas palabras, en la explosión de una mina que debía destruir todo un sector de las fortificaciones Confederadas y un ataque decisivo por la brecha. El general Burnside determinó enviar, liderando el ataque, a la división del general Ferrero, pero estas tropas eran de color y existía el prejuicio de que tales hombres no serían capaces de realizar un ataque en forma y el general Meade se opuso, dado que si las tropas de color fallaban era su reputación personal la que sufriría. Así, Grant ordenó a Burnside que escogiera otra división. Encontramos que la indignación de Burnside fue muy justa, pero el método usado para escoger la división que liderara el ataque fue muy incompetente, hizo que los comandantes de las tres divisiones restantes hicieran un sorteo. El ganador fue el general Ledlie. Nada más podemos decir de sus tropas, si estaban publicamente calificados como «una división de inútiles», pero se permitió que se hiciera efectivo el sorteo. Además, el general Ledlie era un notorio cobarde, en un ataque anterior, y mientras sus hombres luchaban, el buscó un escondite en el que permaneció durante el combate, acompañado de una botella. Pero él fue el que encabezó el ataque. Mientras, nadie informó a Ferrero que su división ya no estaba a cargo del ataque. La explosión no sucedió a la hora establecida, pero cuando ocurrió, cuatro horas más tarde, los hombres de Ledlie entraron en pánico. Nadie pudo aprovechar la brecha, y cuando al final se ordenó un ataque, los confederados ya se habían reorganizado. La división de Ferrero fue lanzada al matadero, pero Ferrero se quedó atrás, bebiendo ron con Ledlie, mientras sus soldados eran aniquilados resultando con un 50% de bajas. Al final, la búsqueda del responsable terminó en una de las más grandes peleas entre los generales de la Unión, pero la incompetencia quedó demostrada desde el mismo general Grant hasta sus generales de división.
Uf, me cansé, saludos…