Guerra de trincheras – Frente Occidental, 1914-1918, Antonio Fernández – Mayoralas

La Primera Guerra Mundial fue una guerra infame, cruenta, larga y terriblemente mortal como no se había conocido. La «punta de lanza» y su «piedra angular» especialmente se produjo en el Frente Occidental (1914-1918), un frente de más de 700 km., allí, la guerra de trincheras se enquistó y se extendió como un cáncer en una guerra de posiciones, estática que duró más de cuatro años causando mucho sufrimiento, destrucción y muerte. La guerra de trincheras fue un «experimento» que dio al traste con estratégias y tácticas militares (decimonónicas) conocidas hasta entonces. En las trincheras se utilizarían novedosas y terroríficas armas. En las trincheras también se produjeron terribles experiencias humanas que marcarían un antes y un después en los soldados combatientes.

La obra que os estoy reseñando «Guerra de trincheras – Frente Occidental, 1914-1918» de Antonio Fernández- Mayoralas nos quiere ofrecer una visión histórica, técnica y humana de uno de los episodios más dramáticos y horribles del siglo XX. El autor es un apasionado de la historia y en particular de la militar, ávido lector, conocedor de diversos museos militares, además es articulista en revistas sobre historia militar española. Es coautor de tres libros sobre militaria en una editorial británica, además de ser autor de la obra: «La Caballería USA 1863-1889». Fernández- Mayoralas es Técnico Superior de Comercio Exterior.

Para la realización de su libro ha consultado numerosa bibliografía sobre la primera guerra mundial relativo a: estrategia, táctica, armamento, uniformología… Ha recogido memorias de los literatos más destacados que fueron combatientes en el Frente Occidental, además  de: crónicas periodísticas de diarios, revistas, documentos, memorias, narraciones y comentarios de las experiencias de los propios combatientes a través de cartas. Por otro lado, también ha recogido manuales descriptivos y abundantes dibujos e ilustraciones, en este último aspecto el autor quiere agradecer la colaboración del Sr. Anthony Langley, indicando que gracias a él, el libro cuenta con magnificas ilustraciones (contabilizo más de 210). Sí una obra que con 112 páginas, creo que intenta ser un referente, un monográfico  donde no falte ningún detalle con un texto (información) de primer orden.

La obra nos muestra tres mapas y, se divide en: un prologo, una bibliografía y nueve apartados principales con los temas:

  • Europa en 1914: génesis de la guerra de trincheras.
  • Cronología. El Frente Occidental, 1914-1918.
  • Los nuevos ejércitos.
  • La guerra en las trincheras.
  • Anatomía de trincheras.
  • La evolución de los uniformes.
  • La vida en las trincheras.
  • La guerra de la artillería.
  • Las armas en las trincheras.

Veamos un ejemplo de un apartado o capítulo principal, el cual creo, nos ilustrará para que nos hagamos una idea de como son los capítulos:

LA VIDA EN LA TRINCHERAS

1) «La rotación en el frente». En 1914 los relevos en el frente era irregulares, pero más tarde se estableció una rotación de turnos más o menos fijos…

2) «La llegada a las trincheras». Se realizaba desde el pueblo de la retaguardia más cercano, desde allí había ramales que se convertían en trincheras de comunicación a medida que se acercaba al frente, siendo  este el tramo más peligroso …

3) «Un día en las trincheras». Según relatan los propios protagonistas, la dureza de la vida en las trincheras era la que imperaba, el propio Ernt Jünger no lo comenta:

«Lo que predominaba en el combatiente era una somnolencia, un aire pesado y difícil de respirar a cuya pesadez se une el agobiante y pesado talud de la trinchera. Las trincheras solían ser húmedas, frías y malolientes; totalmente sórdida»

4) «El día». El día traía la rutina (salvo un ataque): reparación y mejora de la trinchera, limpiar las armas, remendar la ropa, asearse como se pueda…

5) «La noche». La noche trae: el santo y seña, los centinelas, las zapas de escucha, los apostaderos…

6) «La climatología». Los meses de otoño e invierno son duros. El frío no es excesivo como otras latitudes, pero muchas veces se esta a cero grados e incluso menos, la lluvia es abundante en otoño y en primavera. La suciedad y el barro es un terrible aliado del frío…

7) «La alimentación». Pan cada semana cuando hay, sopa de trincheras apodada por los franceses como «rata»… las bebidas alcohólicas eran frecuentes, eran consideradas indispensables por el mando para mantener la moral…

8 ) «El tormento del bombardeo». Uno de los tormentos de la vida en la trinchera era el continuo bombardeo. Silbidos y siseos de todo tipo… ante semejante mortal sinfonía, lo único que podía hacer el soldado era buscar refugio…

9) «Las bajas». En cada rincón de la trinchera la Muerte espera. Cada trecho de trinchera es testigo de un luctuoso drama…

10) «El regreso de las trincheras». Por fin llega el relevo, y tras un breve intercambio de impresiones y papeleo entre los oficiales… los rostros demacrados de los relevados se cruzan con los nuevos ocupantes de la trinchera…

Además de lo apuntado, el capitulo nos trae también los artículos-recuadros como: «Las ratas», «El enemigo» o «El ataque».

Veamos como conclusión del capitulo que pongo como ejemplo otro detalle:

«Los minutos se hacen lentos, pero inexorables. Tengo un nudo en la garganta. La idea angustiosa de si dentro de unas horas estaré en este mundo, o no seré más que un cadáver despedazado por los obuses e irreconocible en el fango, me atormenta […] Calo la bayoneta. Con los bolsillos abarrotados de cartuchos y granadas y el fusil en mano me incorporo al escalón de tiro. […] Las 18:00, el estridente silbato de nuestro oficial señala la orden de ataque. ¡Adelante! Traspaso el parapeto, salto el alambre de espino, corro detrás de borrosas figuras, escucho la carrera y el jadeo de otros compañeros a mi lado, esquivo a un soldado que delante de mi se derrumba, el griterío de cientos de gargantas me acompaña, cuando un fogonazo rojo me tira al suelo…»

-Diarios anónimos de trinchera-

Concluyendo. Tengo que decir que es una obra, un monográfico excelente, magnifico sobre un tema sobrecogedor como lo fue: la guerra de posiciones o de trincheras. La información que nos muestra el monográfico es muy ilustrativa;  por otro lado las Ilustraciones que lleva la obra, creo que son el alma o por lo menos el espejo donde mirar, en su defecto: una ventana (será que lo digo por que me gusta el dibujo, la ilustración…). Son ilustraciones escogidas de diarios y revistas de una época donde la fotografía no había sustituido el buen hacer de los grandes artistas ilustradores. ¿Por qué ilustraciones? Bueno, como nos dice el autor en su prologo a pesar de que hay abundante archivo fotográfico del conflicto, se ha optado por las ilustraciones de época, cuyos autores hoyaron y vivieron por si mismos las trincheras, su desolación y su muerte. Son documentos gráficos de profundo valor histórico y artístico en parte olvidado como el propio conflicto, que reflejan el patriotismo, el valor, el orgullo, la determinación, el sacrificio, el horror… las ilustraciones reflejan mejor, mucho mejor un espíritu decimonónico más romántico y dramático que animó inicialmente a los soldados a partir a la guerra y que se perdería para siempre en la trinchera.

O sea, lo que nos quiere decir, y en pocas palabras es que: «una imagen vale más que mil palabras». La «imagen» ha sido posible a ilustradores como: F. Matania, Georg Schöbel, Paul Emile Léon Perboyre, M. Manut, Lucien Jonas, Richard Mann y François Flameng entre otros, además hay ilustraciones de autores anónimos (contabilizo 33 ilustradores con nombres y apellidos, más aparte los anónimos).

Por todo lo que apunto, creo que es una obra a tener en cuenta, todos aquellos que nos apasiona la historia militar en general y en particular sobre la I GM debemos de estar de enhorabuena, es posible incluso que algunos no supieran de esta obra… ahora tienen una oportunidad. Como «pega» a la publicación tengo que decir que es una pena que no lleve un índice analítico. El precio puede ser otra pega que eche a más de uno para atrás (y más en tiempos de crisis), pues, no estarán dispuestos a pagar por 112 páginas el precio que nos exigen al comprarlo; pero ya se sabe: «la calidad se paga».

!Os deseo que disfrutéis de sus ilustraciones y texto!

JF

Idioma: español.
ISBN: 978 8496658165
Edición: Primera
Año: 2009.
Editorial: Andrea Press.
Autor: Antonio Fernández- Mayoralas

16 comentarios en “Guerra de trincheras – Frente Occidental, 1914-1918, Antonio Fernández – Mayoralas

  1. Andrea Press edita pocos libros, pero son una calidad indiscutible. Este no lo tengo y no lo conocía, ciertamente me atrae. Gracias por reseñarlo.

  2. Gracias Edu. Efectivamente, la calidad es indiscutible.
    La obra que he reseñado es buenísima, un monográfico que como bases en el tema o de iniciación es de lo mejor que se ha publicado en español.

    Un saludo.

  3. Efectivamente, Javier, es de primerísima línea. Las ilustraciones son buenísimas, son un plus añadido que realza la obra.

    ¡Magnificas!

    Gracias.

  4. Un dato sobre la guerra de 1914:
    En los meses de agosto y septiembre de 1914, las bajas francesas, entre muertos, heridos y desaparecidos alcanzaron los 329.000 hombres. Compárese esto con las 110.000 de febrero−abril de 1916, en el momento más duro de la batalla de Verdún. Los alemanes tuvieron respectivamente 159.000 y 213.440 bajas (un total de 373.369) en agosto y septiembre de 1914. El porcentaje de muertes de las tropas empleadas era del 1,43 % en agosto, del 1,65 % en septiembre y del 1,04 % en octubre de 1914. En julio de 1916, en el Somme, el porcentaje se había «reducido» al 0,75 %. En tan solo lo últimos 10 días de agosto, el Ejército alemán perdió el 2,93 % de sus muertos en el Frente Occidental y el 10 % de los heridos y enfermos.
    Es decir, la época más sangrienta de la guerra de 1914-1918 fue la de la «guerra de movimiento», entre el inicio de la guerra en agosto y el final de la carrera hacia el mar, en octubre, que inaugura de alguna manera la guerra de posiciones. Lo humano (entiéndase esto con todas las reservas posibles) era la guerra de trincheras, no la de movimiento, que dejaba completamente indefensos a los soldados frente al fuego graneado automático.

  5. Gracias por el dato, Leiva.

    Pero para ser algo justos, diremos que las cifras algunas veces bailan. De los más de 9 millones (contando solo los combatientes) que murieron en la Gran Guerra, se estima que en la traumática guerra de trincheras del Frente Occidental de un 28 a u 30 por ciento fueron muertos (hubo otras trincheras en otros frentes). Tal proporción de bajas nunca ha sido vista en la mayoría de batallas de la SGM. Un ejemplo. La ofensiva del Somme costo a los británicos (las cifras siempre -bailan- y no solo en este caso) unas 400.000 bajas, de las que 60.000 fueron en la primera mañana de la ofensiva. En dicha batalla, los británicos (soldados) iban muy engañados…, sus mandos (los culpables) creían que habían acumulado suficentes cañones para romper el frente. A los soldados se les dijo que en las trincheras solo encontrarían soldados muertos, que tendrían que ocupar posiciones alemanas.
    Pero una vez más, -las TRINCHERAS- «impusieron su ley». Trincheras más profundas, sofisticadas y multiplicadas en multiples anillos defensivos, manifestarían la superioridad de las defensas incluso contra barreras artilleras más perfectas y potentes.
    La guerra de trincheras se convirtió en una amarga realidad.

    Saludos.

  6. Una aclaración. Dices que de los 9 milllones de combatientes que murieron (9.700.000, redondeando), el 28-30 % murieron en las trincheras del Frente Occidental, supongo. Yo lo único que apunto es que 1914 fue más mortífero que cualquiera de los otros años.
    En cuanto al Somme, yo también tengo cifras de pérdidas británicas para el 1 de julio de 1916: 14.920 muertos,35.494 heridos, 2.152 desaparecidos y 585 prisioneros (Gary Sheffield, The Somme, 2003).
    En cuanto a que iban engañados en el Somme… Los soldados siempre van engañados. Si no sería imposible hacer las guerras.

  7. Bueno, Leiva, no siempre van engañados los soldados… algunos saben muy bien donde van: al matadero… y las guerras se han producido y se hacen hoy en día también y lo soldados lo saben.
    Pero, en la Gran Guerra, en el Frente Occidental… era otra Historia de la Humanidad… En el caso que apuntaba anteriormente, el del Somme, muchos creían que llegarían a las trincheras llenas de muertos, vamos que se habian «cepillado» a los alemanes, craso error, y culpa de ello «las cabezas pensantes y mandos aliados»: llevaron a la tropa y suboficiales al matadero.

    Hablando de cifras, ay, ay, con las cifras…

    Según el historiador Jean-Pierre Verney.

    En 1914 hubo:

    350.000 franceses muertos.
    20.000 ingleses muertos.
    15.000 belgas muertos.
    200.000 rusos muertos.
    250.000 alemanes muertos.

    Sin contar otras nacionalidades.

    En cuanto a la batalla del Somme (del 1 de julio al 15 de noviembre de 1916) lo siguiente:

    Alemanes muertos: 270.000
    Alemanes heridos: 135.000
    Franceses muertos: 66.000
    Franceses heridos: 130.000
    Ingleses muertos: 206.000
    Ingleses heridos: 213.000

  8. Esto es lo de siempre, «la guerra de cifras», sobre eso es muy complicado que haya consenso, cada uno baila las cifras según convenga y todos siempre tienen razón….

  9. Leiva hay un detalle importante las bajas de 1914 recayeron sobre todo el ejército en ambos bandos, pues todos los ejércitos alemanes y anglo-belga-francseses se enfrentaron desde Suiza a la costa. Tal número de bajas fue debida al desconocimiento de los nuevos métodos y los efectos del armamento.

    Pero las bajas del Somme y Verdún recayeron sobre sectores determinados, mientras el resto del frente permanecía en calma (aunque después se hizieran rotaciones). Lo que supone que hubo unidades que sufrieron un porcentaje de bajas enormes, mayores a las de 1914.

  10. No creo que las bajas se debieran al desconocimiento del armamento, ni las tácticas ni nada de nada; la guerra de los boers y la guerra ruso-japonesa ya había dado suficientes ejemplos de matanza en masa, por no hablar de las guerras en los Balcanes. Eso es un mito «tuchmaniano», como tantos otros. Es verdad que las bajas de Verdún y el Somme fueron notables, pero las batallas duraron mucho: Verdún (febrero-diciembre de 1916), el Somme (julio-noviembre de 1916), por tanto, el resto del frente no permaneció en calma. Sigo creyendo que las batallas de la guerra del movimiento fue más letal que la de después. Sólo duró desde agosto hasta octubre de 1914 y decidió la guerra.

  11. Si había ejemplos, la cuestión es hasta que punto estaban bien interiorizados por los ejércitos y los mandos.
    Por ejemplo Rommel refleja como se va adaptando en cosas como cavar trincheras a toda velocidad tras los primeros combates donde sufren mucho, o en moverse bajo el fuego,…

    Respecto a lo de 1916, tu mismo lo señalas Somme y Verdún es decir sectores del frente y con alto número de bajas; pero mientras el resto del frente está estabilizado.
    Frente a ello en 1914 era todo el frente el que estaba combatiendo, con todos los ejércitos embistiéndose.

  12. Siguiendo al hilo de lo que comentáis y apuntando por otro lado… En 1914, los altos mandos militares estaban convencidos de que el próximo conflicto duraría sólo meses, y el arma de artillería sería muy eficiente para la guerra en campo abierto, en batalla de maniobra (pero se pensaba que sería un complemento de la infantería y la caballería), craso error. La guerra de 1914-1918 fue una -guerra de Artillería-, y esa es la que causó mucho sufrimiento y muerte, el Frente Occidental fue el ejemplo más destacado.

    El capitulo «Guerra de la artillería» nos muestra claramente que fue la Artillería la que ganó la guerra.

    La artillería en todos los frentes incluido el mar fue la más letal, mortífera y cruel.

    Un saludo.

  13. Pingback: La Caballería de los EEUU – 1865-1890, Antonio Mayoralas & José Ignacio Redondo

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