El Vapor de Ruedas Isabel II, Luís Delgado Bañón

En esta nueva novela, volumen número veinticuatro de la Saga Marinera Española, el autor reproduce un cambio histórico en la navegación: el paso de la vela al vapor como propulsión principal de los buques. Un paso titubeante, lento y con altibajos, precedido de ciertos balbuceos, como habían sido los vapores de ruedas usados en los ríos. Pero de navegar en corrientes más o menos contenidas, como eran las fluviales, a navegar en mar abierto, el paso es gigantesco, y las consecuencias, enormes. La importancia de no depender de los vientos, inestables y cambiantes, o de las corrientes; de poder dirigir la embarcación en cercanía de la costa y con vientos contrarios, etc., es enorme: implicaba un giro copernicano en los usos, la planificación y los tiempos de la navegación. Se comenzó combinando ambos sistemas, vela y vapor, aunque adaptando la vela a las ruedas y las chimeneas, cambiando la tradicional forma de los buques por otra quizás menos airosa, pero mucho más eficaz. Luis Delgado nos cuenta con bastante claridad todos esos cambios por boca de sus personajes.

El marco político en el que se desarrolla la acción es el de la primera guerra carlista. 1833: muerto Fernando VII, su hermano, el infante D. Carlos, apoyado por un sector de la población y del Ejército, es declarado rey por sus seguidores. Al representar no solo una opción no legitimada, sino la continuación de una política absolutista, los sectores liberales, amparados tras la reina gobernadora Mª Cristina, presentan batalla, y consiguen el apoyo de Francia e Inglaterra. Los carlistas, que –afortunadamente– no poseen Armada, necesitan avituallarse militarmente desde el exterior,…por mar. Por consiguiente, el Gobierno y la propia regente Mª Cristina se hacen cargo de la urgente necesidad de movilizar a la Real Armada para proteger las costas, sobre todo la costa cantábrica en su sector vasco, así como la mediterránea desde la frontera pirenaica hasta Valencia. Así, comienza a moverse el engranaje del Ministerio de la Marina, y comienzan a fluir los fondos económicos para poner al día las carencias de la Real Armada, que sobrevivía bajo mínimos.

Y aquí comienza la narración: reaparece en escena Santiago Leñanza, que tras años de exilio en Portugal, es ahora amnistiado por la Reina Gobernadora y puede finalmente regresar con su esposa Leonor a Madrid, al palacete de Montefrío, donde se reúne con el resto de la familia, salvo su hijo Francisco (a la sazón, teniente de navío, en misión con la fragata Lealtad) y su sobrino Beto, (alférez de navío, navegando por aguas del Estrecho).

Santiago es requerido por el ministro de Marina Vázquez de Figueroa, para   –junto a un escogido grupo de especialistas– estudien la renovación de los buques existentes y la compra de nuevos, algunos de ellos, de vapor. En suma, que aprovechen la buena disposición del Gobierno y pongan al día la Armada. En las reuniones que Santiago va teniendo con el Ministro y el equipo colaborador, vamos conociendo los detalles del nuevo sistema de navegación, sus ventajas y las novedades respecto al sistema de vela. El primer buque a vapor que ha cruzado el Atlántico es el vapor de ruedas Royal William, construido en 1831, en Quebec y a la sazón en manos portuguesas, pero finalizando sus plazos de uso.  Pues bien, ese es el vapor que la Armada va a adquirir, y de cuyo proceso de alquiler con opción a compra y puesta al día ha de ocuparse Santiago Leñanza. Una vez resuelto el tema, y haciendo falta un oficial español, ya que la tripulación es británica en su conjunto, propone a su hijo Francisco. Así, Francisco, cuarto Leñanza de la saga, formará parte de la oficialidad del primer vapor de ruedas, antes Royal William y ahora Isabel II. Comandado por MacDougall y con el comodoro Frederick Henry a bordo, se lanzan hacia aguas cantábricas, con la emoción de la novedad y los ánimos bien altos. Meses más tarde irán a parar a Inglaterra, por necesidades de reparación, con lo que Francisco tiene ocasión de visitar Londres por una temporada.

La acción, pues, va a alternar dos narradores: uno es Francisco, que nos va informando de sus actividades navales (misión de vigilancia y control del tráfico de armamento con destino a las fuerzas carlistas vascas) y del proceso de la guerra, mientras el otro es su padre, Santiago, que permanece en Madrid, donde se suceden una serie de desgracias y en la familia se crea un desagradable clima de tensión, agobio y tristeza. Un peligro insospechado amenaza de pronto con acabar la felicidad familiar, y los tiene en un ay hasta el final de la novela.  Hay apresamientos, batalla, temporal, …en fin, todo aquello que puede aliñarse con sabor marino.

Volumen muy interesante por las novedades navales que presenta y al mismo tiempo muy impactante en su parte novelesca, puesto que se desarrolla con gran tensión, intriga y emoción a raudales. La edición incluye mapa de la zona, planos del barco y varias ilustraciones.

Editorial Noray
Cartoné
360 págs. 160 x 240 mm.
No Ilustraciones: 4
ISBN: 978-84-7486-256-0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *