El sueño del celta, Mario Vargas Llosa

Este libro tiene varios niveles de lectura o lecturas transversales.

En primer lugar es la biografía de un personaje fascinante como era Sir Roger Casement. Este personaje nació irlandés y protestante en el siglo XIX; fue a Africa con 20 años y construyó el negocio del Congo del Rey Leopoldo II de Bélgica con el explorador Stanley, negocio que acabaría denunciando por sus abusos contra los nativos congoleños. La fama que logró con esta denuncia lo llevó, como cónsul del Imperio inglés, a la selva amazónica donde denunció la explotación de los nativos dedicados a la recolección del caucho. Todas estas peripecias vitales le llevaron a la defensa apasionada de la nación irlandesa por lo acabó intentando crear una Brigada Irlandesa que combatiera contra el ejército inglés en la IGM hecha por prisioneros irlandeses captados en los campos de prisioneros de Alemania. Al final fue ajusticiado por el gobierno inglés por su apoyo al levantamiento de la Pascua de 1916 que hicieron los patriotas irlandeses en Dublín y como traidor por apoyar a Alemania.

Otra lectura que se puede hacer de este libro es la descripción de la cara oculta del imperialismo que se autojustificaba como una exportación de la civilización, la fe y la cultura a sociedades primitivas cuando lo que hizo fue exportar su codicia y su afán de lucro a sociedades que acabaron siendo explotadas o directamente aniquiladas. Casement es el ejemplo del viaje mental que sufre un inocente crédulo al ver que las sociedades civilizadas (inglesas, belga, peruana) en las que creía acaban siendo despiadadas con sus congéneres.

Otra lectura que tiene el libro es la metafísica que entronca con el libro «El corazón de las tinieblas» que escribió Joseph Conrad tras su experencia como marino mercante en el Congo del Rey Leopoldo y en la que Casement le sirvió de guia. Tanto Conrad como Casement viven su experiencia en el Congo como una experiencia en el infierno en convivencia con el mal absoluto. Un mal que no tiene justificación sociológica, moral, psicológica o educacional sino que es un mal metafísico: el Pecado original.

El libro está estructura como tríptico: Congo, Amazonas e Irlanda. Y como díptico: en capítulos alternativos va describiendo los hechos vitales y la estancia del protagonista en la cárcel inglesa donde va a ser, finalmente, ajusticiado. En la cárcel conocerá a un padre católico con el que se confesará y con el que mantendrá un intenso e interesante debate sobre la fe, el nacionalismo, la sociedad, el mal absoluto o la historia de Irlanda por la que dió su vida

Este libro lo escribió Vargas Llosa tras leer el que escribió Adam Hotschild y titulado «El Congo del Rey Leopoldo II», católico profeso y promotor de masacres de seres humanos sin cuento.

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788420406824
Nº Edición:1ª , Alfaguara
Año de edición:2010
Plaza edición: MADRI

8 comentarios en “El sueño del celta, Mario Vargas Llosa

  1. otro escritor que ha tratado la persona de Casement es W.G. Sebald en Los anillos de Saturno. Lo recomiendo para cualquier que ame la buena literatura.
    No estoy muy seguro de que Conrad quisiera denunciar nada en El corazón de las tinieblas. Hay una corriente de estudiosos africanos opinan que Conrad era igual de hipócrita que los demás colonialistas. Edward Said, sin embargo, en un ensayo que leí hace tiempo en un volumen recopilatorio llamado Planeta Kurtz, lo defiende y considera que Conrad acertó a describir el origen del genocidio colonialista, anticipándose a Fanon y otros autores.
    Yo no creo, sin embargo, que Conrad achaque las barbaridades que se hicieron en el Congo al Pecado original, al mal absoluto. Si eso es lo que dice Vargas Llosa en su novela, en mi opinión yerra, como tantas veces. Los desastres que sufren las personas tienen motivos, tienen su origen, tienen sus culpables. Creer que el mal que representaba Stalin, Hitler o Franco procedía de una especie de ente abstracto semidivino equivale a decir que no se pueden cambiar las cosas, y que las cosas seguirán así ad eternum. A lo mejor a Vargas Llosa ya le vale, pero a mí no.

  2. Interesante tema y consagrado autor el que nos traes hoy, Vicent. Aunque la biografía de Casement sea el eje argumental no debe olvidarse que esta obra no deja de ser una novela y por lo tanto una ficción de estructura compleja, por lo que se comenta. No la he leído y no puedo opinar sobre el enfoque y el tratamiento del asunto que aplica Vargas Llosa pero ha de caer…

  3. El mal es un tema tratado a lo largo de la historia del pensamiento y en su origen es un concepto metafísico/trascendente relacionado con la finitud y la materialidad. El concepto al que se refieren Vargas Llosa/Casement/Conrad es a su sentido moral como algo profundo arraigado en el hombre que cuando la situación es anómica (sin reglas ni leyes comunes) hay determinados hombres que se recrean en la crueldad con otros hombres. Esta conducta no es algo reductible a la educación, a la socialización o a la interiorización de valores sino que está en la raíz inefable de la libertad humana.
    Leiva, tienes tendencia a juntar a Franco con Hitler y Stalin. Si te guías por criterios cuantitativos podrías quitar a Franco y poner a Mao o a Pol Pot junto a Hitler o a Stalin pero si te guías por criterios cualitativos/hispánicos podrías citar a Franco junto a Weyler o a Carrillo que pergueñó el Katyn español en Paracuellos del Jarama y que todavía vive a pesar de lo que dice la publicidad de las cajetillas de cigarrillos.

  4. Si es metafísico y trascendente no veo cómo puede ser finito y material, a menos que me perdiera alguna clase en que explicaban esta parte. Si son hombres que se recrean en la crueldad con otros hombres, entonces no tiene nada que ver el Pecado Original de marras. Eso de la raíz inefable de la libertad humana no sé qué es.
    En cuanto a juntar a Franco con Hitler o Stalin (o Pol Pot, si quieres), espero que no te ofendas, pero yo junto lo que me da la real gana.

    Saludos

  5. Eso tuyo de «la real gana» es lo que significa la raíz inefable de la libertad humana: es algo que no se puede describir de manera positivista, la conducta humana no es analizable en una serie infinita de causas eficientes.
    En Auschwitz había una situación de anomia respecto al trato a los que allí estaban encarcelados y la libertad personal de cada uno de sus guardianes hacía que el trato a los prisioneros fuera desde considerado hasta crudelísimo. Mas allá de su formación cultural, su educación formal o su biografía social.
    Lo que dice Vargas Llosa en su libro refiriéndose al Congo es que, mas allá del egoísmo o la eficiencia económica, la falta de control social destapaba unas posibilidades para que el hombre destapara su capacidad para el mal; para destruir y humillar la dignidad humana que es la dignidad de todo el género humano, incluso del malvado. El hombre no es solo un ser estético, ético, religioso o político sino es un también un ser criminal, un ser malvado que está por encima de civilizaciones o aculturaciones. En este sentido es mal humano es metafísico o trascendental o inefable.
    Y en este sentido decía Adorno que después de Auschwitz ya no era posible la literatura.

  6. Hay por ahí un ranking de genocidas que está encabezado, con bastante diferencia respecto a sus seguidores, por Mao Tse Tung y a éste le siguen Stalin y Hitler. Hasta llegar a Franco todavía te quedan Ataturk y los Jóvenes Turcos, Pol Pot, Lenin, Atila, Julio César, el gobierno radical Hutu, Leopoldo de Bélgica, el general Matsui en Nanking y; finalmente, Franco.

  7. Gracias por aclararme lo de la libertad inefable, lo que no deja de tener su gracia, teniendo en cuenta que inefable significa, si no me engaño, lo que no puede explicarse con palabras.
    No suelo establecer rankings de genocidas. Parecen aquellas listas que hacía el personaje de High Fidelity. Pero no quiero discutir más sobre ello, porque no llegaremos a nada y me aburren estas discusiones. Si tú quieres poner a Franco en último en el ranking, pues lo ponemos, y hasta aceptamos pulpo como animal de compañía.
    Lo que ahora explicas del libro de Vargas Llosa no es lo que explicabas exactamente en la reseña. Debo haberme liado yo.
    Adorno decía que después de Auschwitz no era posible escribir poesía, no literatura, y precisamente porque Adorno creía que la capacidad del ser humano para joder al prójimo era bien inmanente, y nada trascendental, sino el producto evidente de la Razón, de la Ilustración. Para él Auschwitz no era una situación límite, como decía Jaspers, sino algo que estaba en la raíz de la cultura: nada que ver con el Mal Absoluto, el Pecado Original o un núcleo irreductible de significado ontológico, sino algo bien enraizado en la razón práctica, en el considerar a los hombres objetos animados por una historia. En ese sentido, el ranking de genocidas de Adorno comienza con Platón, sigue con Kant y acaba con Hegel.

  8. Si con la cultura que exhibes no te has enterado de lo que quiero decir o de lo que creo que Vargas Llosa escribe en su libro no lo vas a entender nunca, ni en este mundo ni en ningún otro mundo pensable.

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