Carta de Julio César a Atia (45 a. C.)
….Tu hijo Cayo es mi mano derecha, pero para que pueda continuar siéndolo sin peligro y me suceda en el poder debe tener la oportunidad de conocer en qué radica mi fuerza. Y esto en Roma no puede hacerlo, ya que el más importante de ellos lo he dejado en Macedonia: mis legiones con las que el verano próximo Cayo y yo arremeteremos contra los partos, o los germanos, y a las que es posible que también necesitemos para combatir las traiciones que surjan en Roma….
Así comienza esta fascinante novela, con César nombrando a Octavio su heredero, ya casi en un presagio de lo que podía ocurrir. Un heredero cuyo destino le llevó a concentrar el poder, todo el poder de Roma venciendo y superando a todo sus enemigos y adversarios políticos y sabiendo jugar las cartas que el destino le puso sobre la mesa.
Siempre me he preguntado, ¿cómo podían vivir las gentes de palacio tranquilamente, comer, dormir o pasear pensando siempre en las maquinaciones, las intrigas y hasta los asesinatos?. No se si yo sería capaz de vivir en un palacio siempre con la sombra de la sospecha y de la espada asomando en cada rincón. Aunque somos animales de costumbres, y el que nace y se cría en ese ambiente puede ser que lo vea de lo más normal.
Así es como lo ven todos los protagonistas de esta historia. Una historia que no os voy a contar por que es de sobra conocida. El asesinato de César y la posterior lucha por el poder. El segundo triunvirato, la guerra con Marco Antonio, etc.. y finalmente la designación de Octavio César por el Senado como único hombre de Roma, con el título de augusto y hasta su muerte.
Lo que si quiero contar, es que en esta novela se refleja y se narra todo con un toque distinto al habitual. Por un lado, toda la narración va a compañada de cartas y textos de la época, como la carta con la que se abre el telón y de la que he transcrito unas selectas frases. Esto le da un toque «histórico» a todo el texto y nos hace introducirnos mejor en los sentimientos de los protagonistas.
Por otro lado el estilo narrativo en sí. Un estilo rico, muy dinámico, muy simple y a la vez profundo que hace de su lectura una lectura embriagante. Uno se embriaga del aroma a palacio, a poder, a intriga, a traición. Como si de un juego se tratara, uno como lector llega a disfrutar con los movimientos de los personajes, a imbuirse en sus razones, a presagiar sus futuras ambiciones y acciones. En una especie de maquinaria gigante, una rueda mueve otra rueda y ésta otra a su vez, así funcionaba todo en la antigua Roma. Unos personajes que en todo momento son conscientes de sus actos, de sus miserias, de sus vidas y de sus muertes, mueren por que les toca, por que han acariciado el poder y tiene que ser eliminados, por que son piezas en un tablero que una vez usados han de eliminarse y de eso, de eso son plenamente conscientes.
Espero que os guste.
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788496952263
Nº Edición:1ª , Pámies
Año de edición:2008
Plaza edición: MADRID
Buena reseña Javi, tengo algo de recelo en retomar la figura de César, después de que se me atragantó y de que manera Los Idus de Marzo de Wilder.Si, ya sé que muchos la consideran de obra maestra pero chico sobre gustos… Me llamaba la atención el César de Haefs por conocer ya al autor, este de Williams tampoco tiene mala pinta.¿Has leído el de Haefs?¿Podrias compararlos Javi?.
Un Saludo.
Hola Xavi,
Si que he leído el César de Haefs, la principal diferencia es que El hijo de César no trata sobre la figura de Julio, sino sobre Octavio Augusto mientras que el de Haefs si es temático de César. A mí me gustó bastante, al igual que en éste, Haefs combina narrativa con cartas y extractos de documentos históricos, una buena manera de meterle «historia» a la novela. En El hijo de César todo está contado por los protagonistas, bien con sus cartas, notas de diarios y hasta actas del Senado o bien con conversaciones y reflexiones. Pero como te comento, la figura central del libro es la vida de Augusto.
Saludos.
Efectivamente no tiene nada que ver un libro con otro. Quizás en lo único que uno comienza donde el otro termina. La narrativa de Haefs es distinta también, me ha gustado mucho el estilo usado en El hijo de César tan apoyado en documentos, diarios y anotaciones de los protagonistas de la época, dejando todo el peso de la historia en ellos mismos.
Los libros de Ediciones Pamies son bastante selectos y de calidad. Este lo tengo apuntado en mi carta de los reges magos.
Los Idus de Marzo no me gustó nada. El estilo de esta novela es sumamente gratificante por varios factores, el que más bajo mi punto de vista las cartas y textos que se usan como hilo conductor de la trama y otro el estilo con el que está escrito la novela, nada engorroso como otros títulos de tintes palaciegos en los que acabas por no comprender nada y hacerte un auténtico lío. Muy recomendable.