La epopeya del San Ignacio de Loyola, más conocido por “El Glorioso”, es una historia que tenía que ser contada. Porque es una historia épica, llena de heroicidad, honor, valor, astucia, … durante varios combates librados en una abrumadora inferioridad numérica. Si hubiera sido anglosajón ya tendría su superproducción cinematográfica al estilo de “Master and Commander”. Y es que es importante que se vayan dando a conocer las gestas de nuestra Armada, que no son pocas, y que injustamente han sido o siguen siendo olvidadas; o lo que es peor, damos por buenas las versiones aportadas por nuestros contrincantes. Lo curioso en este caso es que haya tenido que ser un capitán del Ejército de Tierra el que haya acometido este proyecto, pero bueno, este dato es simple anécdota porque el resultado es igualmente bueno. Y es curioso también que haya sido un reto lanzado en su día por Arturo Pérez-Reverte y un almirante al excelente pintor Augusto Ferrer Dalmau para que pintara “El Glorioso”. Y a raiz de su aceptación es cuando a Agustín Pacheco se le enciende la lucecita para escribir esta hazaña. Todo bastante rocambolesco.
En cuanto a los hechos, empieza poniéndonos en antecedentes: primero con un resumen del lamentable estado de la Armada a comienzos del Siglo XVIII; a continuación los planes de reconstrucción de la misma y unas breves biografías de sus impulsores. Le sigue un capítulo sobre la Guerra de la Oreja de Jenkins, que es el enfrentamiento en el que se enmarca la vida de nuestro barco, y después un par de capítulos de interés menor como son el reglamento de la Armada de 1738 y una descripción del astillero de la Habana.
A partir de aquí comienza a tratarse directamente, por fin, de El Glorioso. Su construcción, un capítulo pormenorizado incluyendo las misivas entre los distintos agentes intervinientes (por momentos resulta algo farragoso). Sus primeras travesías. Su tripulación. Y finalmente el viaje definitivo a la península desde el puerto de Veracruz transportando un valioso tesoro en sus bodegas, el acecho de la flota británica y los subsiguientes combates, hasta su rendición y captura, incluyendo un listado del mencionado tesoro y un análisis de los espías de Inglaterra en la franja del Cantábrico y el papel que jugaron en esta historia.
Hay que decir que la narración de los combates es apasionante pero se hace bastante corta, primero por el interés generado en capítulos anteriores, y segundo porque, realmente, es corta. Pero también hay que ser consciente de que las fuentes son las que son y que, en un ensayo, los hechos no deben inventarse para alargar el relato.
Finalmente indicar que la obra se acompaña de ilustraciones varias como planos y mapas de su tiempo, tablas con diversos datos, fotografías de lugares, cuadros, etc… y también con unos apéndices con documentos técnicos de la época sobre construcción de navíos, glosario de términos, y, el más extenso, el diario de a bordo del capitán. Mi conclusión es que es un libro muy completo y bien trabajado, en ocasiones apasionante, buena redacción, interesantes anexos complementarios y una portada espectacular (precisamente el cuadro que da pie a esta obra). A modo de pero, decir que la acción pasa demasiado rápido y que ocupa demasiado poco de la obra en comparación con los extensos “prolegómenos” y complementos. Ciertos pasajes de estos se podrían haber suprimido, como por ejemplo alguno sobre construcción de barcos o el del inventario del tesoro transportado. Este último corta el “ritmo” de la obra cuando se encuentra en los capítulos más interesantes; habría sido más apropiado colocarlo precediendo a estos.
ISBN: 978-84-16200-15-3
Nº de páginas: 256 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: Galland Books
Año: 2015
Lengua: Castellano
Hola a todos, transcribo aquí unas aclaraciones que muy amablemente el autor me ha hecho sobre esta reseña, y que considero importante para complementarla y corregir algunos errores de la misma:
«En referencia a la expresión de “se le enciende la lucecita”, tengo que decir que en realidad me limité, recibiendo el encargo de Augusto, y como apunto en la introducción del libro, a intentar buscar las fuentes primarias que echaran luz sobre las contradictorias versiones escritas hasta la fecha sobre los hechos.
Tiene razón, en lo de «un par de capítulos de interés menor”. No obstante en mi descargo diré que no podía entrar a contar la construcción o los combates del Glorioso sin más. Cualquier acción histórica debe ser contextualizada antes de ser abordada. El libro, está dirigido mayoritariamente a las personas que les gusta la historia y no son especialistas en temas navales. Por tanto debían conocer previamente cuestiones como el porqué se construyó el barco, cómo es un navío de guerra por dentro, cuáles son sus elementos principales, los cañones y tipos de municiones, etc. Son cuestiones obvias para los especialistas en temática naval, pero no tanto para gente no habituada a estos asuntos. Así se podrían entender al leer los combates, el motivo, por ejemplo, de emplear una determinada munición o la distancia a la que se desarrollaban los combates. Lo mismo ocurre con el capítulo dedicado al astillero de La Habana, bajo mi punto de vista es necesario ponderar alguno de los constructores y el lugar donde se construían los mejores navíos de la época y el porqué de esa afirmación (la bondad de las maderas locales, o la problemática para llevar los herrajes, la jarcia u otros elementos desde las factorías peninsulares a América).
En cuanto a la portada debo precisar que el cuadro que se muestra en la misma no es el que “da pie a esta obra”. En realidad es el que aparece en la página 151, y que actualmente se exhibe en el Museo Naval de forma permanente.
Está claro que los combates son los epígrafes más interesantes para ciertos lectores, pero le aseguro que no es así para todo el mundo. Conozco a muchos modelistas navales que el capítulo, precisamente de la construcción de barcos es el que más le interesa. Pasa lo mismo con el referido al tesoro transportado, el tema del contrabando o carga extraoficial que llevaba el navío, que son epígrafes atrayentes, porque así me lo han transmitido, para ciertos historiadores interesados en estas cuestiones. En definitiva, la historia del Glorioso, no sólo son los combates que le dieron fama. En el texto se abordan varios temas susceptibles de ser abordados y ampliados por historiadores o aficionados a distintos temas (construcción e ingeniería naval, espionaje, contrabando, personajes y tripulación, etc.). En definitiva el libro está dirigido, como decía anteriormente, a interesados en la historia en general. Los combates, precisamente por lo que usted apunta, por la brevedad de los mismos, sólo dan desde el punto de vista histórico para poco más que un artículo en una revista, no para un libro (ya he enviado un artículo sobre esas cuestiones a la Revista de Historia Naval). Eso sí, si darían puesto en manos de algún novelista o de un guionista, para una interesante novela o para, como también apuntaba muy bien usted para una superproducción cinematográfica. El ejemplo puesto por usted es magnífico, si Peter Weir hubiera “pillado” esta historia, quizás “Master and Commander” hubiera sido aún más espectacular. El problema es que esto es España, y aquí, en general y salvo cuatro locos como nosotros, se denosta y menosprecia «
Lo compré sin dudarlo tras echarle un vistazo inicial en la librería. Creo que el calificativo que mejor le pega es el de «completo» al abordar la mayoría de los aspectos relativos a un buque de la época y a este específicamente y que son difíciles de encontrar fuera de los archivos o de manuales muy técnicos. Es cierto que la parte de las acciones bélicas no ocupa el mayor espacio de la obra pero en eso me parece original respecto a otros libros que desechan los aspectos accesorios y se centran solo en las acciones de guerra. Me gustan las ilustraciones y el estilo de edición. Un libro muy recomendable y que era necesario para conocer este apasionante episodio y esa época concreta con más detalle.
Reseña, apostillas y comentarios harán que adelante la lectura del libro, que por otra parte considero de «los necesarios» sobre la temática.
Gracias Sr. Pacheco y gracias Teiter.