El Factor Clave, Erik Durschmied

EL FACTOR CLAVE: Como el azar y la estupidez han cambiado la historia

COLECCIÓN GUERRAS Y CONFLICTOS.

A Sir Winston Churchill le gustaba recordar la historía de Alejandro Iº, Rey de los Helenos, para ejemplificar como la historía no era una maquina arrolladora que solo dirigian grandes corrientes económicas y culturales. Alejandro Iº había llegado al trono para suceder a su padre que había tenido que abdicar por ser un germanófilo al frente de una nación aliada tradicional de Inglaterra y Francia. Un día, paseando por un jardín, uno de sus monos mascota le mordió en un dedo, y en pocos días el joven rey fallecía por la infección consiguiente. Su padre recuperó el trono y dirigió una desastrosa campaña en Anatolia que terminó en la peor derrota de la historía griega moderna, y en su expulsión definitiva de Asia Menor.

Y todo por un mono enfermo.

El autor, en este libro, quiere abundar en la tesis de Sir Winston, aunque no mencione para nada al premier británico. La estupidez y la suerte son poderosos motores de la historia, y más en el campo bélico que en ningún otro, ya que hasta tiempos recientes las batallas siempre se decidían en unas cuantas horas, y a través de unos movimientos limitados. Ya lo decía Von Clausewitz: «Un plan de batalla que triunfa es atrevido. Un plan de batalla que fracasa es insensato». Y solo la suerte los diferencia, porque la suerte existe. Al fin y al cabo Napoleón Bonaparte creía en ella, y al parecer era persona que entendía algo de la guerra.

Así pués se van exponiéndo una serie de acontecimientos ( Casi todos batallas, pero no solamente, ya que también aparece Sorge, o la caída del muro de Berlín) seleccionados en base a estre criterio. Ciertamente no carecen precisamente de interés, puesto que junto a sucesos bien conocidos como la caza del Bismarck o la batalla de Hattin, tenemos batallas de las guerras austriacas contra el imperio turco, o de la guerra austro-prusiana. Siempre, más que desarrollar la batalla en concreto, se profundiza en el momento decisivo en que un factor aleatorio cambió el rumbo de los acontecimientos.

En suma, un libro interesante, entretenido, y que nos puede hacer meditar, o, en mi caso, obtener metralla suficiente para sostener una tésis en la que ya creía: Que un mono enfadado es tan capaz de cambiar el rumbo de la historía como una revolución larvada durante décadas.

Editorial Salvat

19 comentarios en “El Factor Clave, Erik Durschmied

  1. Joer con el mono, pues si que fue puñetero, ni idea de este acontecimiento. Imagino que el libro estará plagado de ejemplos, tiene que ser para partirse de la risa.

  2. En realidad no, son cosas más desesperantes que divertidas.
    El hecho de que Ney se olvidase de su infanteria y de inutilizar los cañones ingleses en Waterloo es más para presentarse voluntario para formar parte de su pelotón de fusilamiento que otra cosa.
    A mí el libro me encantó y espera su relectura algún día.
    Saludos.

  3. Yo siempre he defendido que la suerte se la hace cada uno con sus actos. Es cierto que siempre queda un factor inescrutable y aleatorio de suerte, pero a mi entender es un % ínfimo, el resto es lo que cada uno hace o deja de hacer, que según el caso es tan importante lo uno como lo otro y en el aspecto militar, si cabe, con más razón.
    El libro parece de esos que además de ilustrativos son divertidos.

  4. Hombre, yo elegí una anécdota muy chusca que no incluía, por ser bastante desconocida y gustarme mucho, pero Licurgo tiene razón, los ejemplos del libro son para tirarse de los pelos.

    Uno de los peores son los austriacos luchándo…¡ Entre ellos !. Y todo por la gloriosa posesión de un barril de licor…Por eso quizás sea mucho más la estupidez que la suerte ( Acertarle al Bismarck justo en el timón) la que haya determinado el destino de las naciones.

  5. La verdad es que los giros de la suerte producen vértigo, porque el hombre se siente impotente ante ellos. «Acumular todas las fichas posibles» te protege en parte de sus efectos, pero siempre hay una posibilidad de que el factor casualidad derrumbe un plan bien proyectado. Y repecto a lo de Churchill y los griegos, como siempre a los políticos anglosajones se les suelen olvidar «pequeños detalles»: que en realidad Constantino y sus griegos estaban haciendo el trabajo sucio ( que esperaban ver recompensado con el reconocimiento de nuevas anexiones helenas en Asia menor) de intentar aplastar el movimiento nacionalista turco de los kemalistas que dejaba el tratado de Sevres convertido en papel mojado, tratado muy ventajoso para las potencias Aliadas y no solo para Grecia…Naturalmente cuando Constantino y sus tropas fracasaron en el Sarkaya y en Afyonkarahisar, fue el momento de tirar el juguete roto y acordarse de que era «germanófilo».

  6. Inglaterra no olvida…Cuando le interesa.

    De todas formas hay que reconocer que la paliza a los griegos en Asia Menor fué brutal, y que los turcos se salvaron de verse convertidos en el nuevo Kurdistán…La actitud de los griegos también tiene su aquel durante la PGM, con esa neutralidad-cesión de Tesalónica y las islas…

  7. Ja, me rio yo de ese mono, Uro. Si quieres mala suerte preguntale a Carlitos Sainz por un tal Toyota Corolla.Y luego dicen que los motores japoneses son los mejores del mundo, ¡vaya huevos!

  8. Podriamos decir también… «Y tanto que Inglaterra no olvida… Cuando le interesa, pero si esconde sus vergüenzas históricas».:mrgreen: En cuanto a los «japos» iban solitos y los ‘pobrecitos’ perdieron…y los «alias» iban acompañados (no jugaron también, sólo con ventaja) y ganaron ‘animalicos’. Si hubiesen jugado uno contra uno, otro gallo hubiese cantado y con toda seguridad -se habría alargado más el juego. jejeje :|o|: – Sin entrar en polítíca, para los mas susceptibles-.

  9. Hombre, en la guerra del Pacífico EEUU iba solo, como quién dice. Una división australiana perdida por Nueva Guinea y los British, que aparte de recibir, no sirvieron para mucho…

    Ahora, si nos referimos a los british, les dieron las del pulpo, expulsándolos de todos los frentes.

  10. La suerte -la Fortuna, que llamaban los antiguos- siempre ha sido enemiga de los grandes planes. Los soldados más prudentes de la Historia, que eran los capitanes renacentistas y sus mercenarios, sabían que una batalla es un asunto muy inseguro para arriesgare a librarla así como así. «Dadme cien guerras antes que una batalla»: la frase es atribuida al marqués de Pescara, pero igual podían haberla pronunciado Gonzalo de Córdoba, Prospero Colonna o (repito que no es familiar mío) Antonio de Leyva. Es curioso que la Modernidad alumbrara un nuevo tipo de general, enérgico, fiado en la ofensiva y agresivo, una especie de «atleta estatal» y de genio, cuando la imagen que se tenía de un buen capitán en la Antigüedad era la de un hombre prudente, poco dado a las tácticas exóticas. Recordamos a Alejandro o a Aníbal, pero el modelo clásico de capitán es más el de Escipión, el de Fabio Cunctator o incluso el de César, que evitaba las batallas campales en la medida de sus posibilidades. Lo dicho, la suerte es esencial en la guerra.

  11. Efectivamente, mayorítariamente me refería a los a los «british» que los «japos» les dieron las del pulpo utilizando la expresión que empleas, sino hubiese sido por los USA los «tommys» hubiesen perdido completamente y todas sus posesiones de ultramar hubieran pasado a manos de los «japos» Como casi siempre los «tommys» jugaban con ventaja… pero por ellos -hubiese sido un fracaso total-. Japón era mucho Japón, para los hijos de la Gran Bretaña.

    Un saludo.

  12. La culpita entera la tenían los propios British, que habían alentado el crecimiento Nipón como solución de ocasión para mantener «controlado» el pacífico, y alejados a los Rusos.

    Pués si Leyva, pero el problema de esas guerras sin «batallas» es que eran caras y poco resolutivas, al contrario con las guerras con batallas, que eran igual de caras, pero por lo menos resolvían algo a tiempo de recolectar la cosecha.

  13. Pués sí, eso venia de la Primera Guerra Mundial e incluso antes, cuando Japón derrotó a Rusia en la Batalla de Tsushima (Japón empezaba a despuntar militarmente). Los tommys como siempre queriendo hacer -su mapa global a su imagen y semejanza y según sus intereses-(aquí quiero a este, a otro allí y el de allí lo ponemos allá) les salió el tiro por la culata y bien caro, no sirvió de nada que en las I GM los tres países fueran de la ‘manita’. Y como siempre, bueno casi siempre en la historia, tuvieron suerte los britih por un motivo u otro, su suerte los: sammys, a los cuales les interesara eliminar a los japos y con razones, sino no se hubiesen comido ni una rosca con té que tanto les mola.

  14. Inglaterra siempre ha tenido suerte, por lo menos la suerte de quedarse en su isla y no tener «Alsacias-Lorenas» con ni contra nadie, por lo que siempre se la olvida la primera a la hora de declarar una buena guerra…Excepto en el caso de los nipones, y como dices, ya se vió lo que podía aguantar la pérfida cuando tenía que luchar en solitario.

    Claro, a cambio de eso tenía un Gibraltar, pero vamos, somos nosotros, que somos un país de tercera y no contamos.

  15. El tema de la suerte es fascinante en las batallas ¿qué hubiera pasado si Grouchy hubiera tenido móvil en Waterloo para hablar con el Emperador? o si hubieran tardado un poco mas las tropas de Desaix en Marengo o no hubiera llovido en el campo de batalla de Agincourt o si no hubieran herido gravemente a Marmont en los Arapiles. Es difícil controlar lo imprevisible pero el buen general adapta su táctica a las circunstancias y la optimiza.

  16. Inglaterra no habrá tenido «Alsacias-Lorenas», pero si ha tenido siempre ‘una suerte’ -un deseo de no quedarse en su casa-,en su isla, bien agustito (aunque no al gusto de irlandeses ni escoceses, claró está), de meter las narices, de dominación mundial, ése mismo deseo fue el que le llevó a la extinción de su «pax británica» cuando se sentian «los gallitos» y dueños de los oceanos del mundo, pero se toparían con sus colonias (parte de su casa) norteamericanas, el principio y fin de su poder. En la I GM, y, sobre todo, en la II GM se vio claramente que el Imperio británico, habia desaparecido, Alemania le hubiera ganado tanto en una guerra como en otra, fíjate hasta los propios japos le daban «caña», sino llega a ser por sus «ex-colonias» los sammys,el nuevo Imperio no se comen un torrao.
    Somos nosotros o son nuestros políticos los que durante dos siglos van llevado a nuestra España a la… dices de tercera, y si quieres de cuarta y quinta al ritmo que va la cosa… Y el no contamos eso es de los políticos no del pueblo llano que es noble.
    Ya lo dijo Cristo:
    «…Si un reino llega a estar dividido contra sí mismo, ese reino no puede estar de pie, y si una casa llega a estar dividida contra si misma, esa casa no podrá estar en pie…»
    Sin ir muy lejos España lo vivió en su Guerra Civil, además de otras épocas nefastas de su historia.

  17. Yo ahora mismo no consigo recordar donde lo leí, pero era un inglés haciéndo notar que los franceses tienen un país maravilloso, lleno de tierra fértil y buen clima. A los ingleses Dios les entregó una ciénaga estéril con un clima espántoso, y es lógico que siempre hayan querido emigrar a otras latitudes.

    Hoy con Benidorm y los medicamentos gratis a costa del erario español se han desinflado sus infulas militares, claro, pero es cierto lo que comentas.

    De hecho los alemanes tenían tan claro que si les dejaban solos frente a Inglaterra y Francia los machacarían, que, no se si fué Moltke el Joven, le dijo al príncipe Enrique, el jefe de la marina imperial, que no se esforzasen demasiado por cerrar el canal, ya que no le importaría poner en su sitio a 100.000 británicos, junto con sus amigos franceses.

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