El diario secreto de Laszlo, Conde Drácula, Roderick Anscombe

Ésta no es una novela de vampiros tradicional,  pero ejerce idéntico magnetismo gracias a su narrador y protagonista, vampiro muy a su pesar, y a sus escenarios: el elegante París decimonónico y una esplendorosa Budapest sacudida por conspiraciones nacionalistas. Estamos en 1866. Laszlo, un joven médico húngaro se instala en París para estudiar con el célebre profesor Charcot. Se convierte en amante de una bella paciente y, para su sorpresa, una noche se siente irresistiblemente atraído por el blanco cuello de la chica… De regreso en su país, se casa e intenta llevar una vida normal. Laszlo no quiere ser vampiro, no quiere matar, pero las tentaciones en forma de atractivas jóvenes surgen por doquier… Una historia tan subyugante como morbosa, que hechiza por su originalidad y sólida ambientación histórica. Sin duda todo  un acontecimiento para los aficionados a la buena literatura no exenta de humor y amenidad.” (Sinopsis de la  contraportada).

Es de justicia decir que esta sinopsis es breve, pero bastante descriptiva de esta historia centrada en los pensamientos y caída en desesperación de un hombre en dos tramos bien diferenciados y que se distancian el uno del otro en veinte años (siendo el segundo centrado en su madurez), comenzando con los estudios del protagonista, hermano menor del conde de Drácula, en París como discípulo del profesor Charcot, el cual termina siendo un farsante en sus demostraciones de hipnosis.

En la capital gala no solo encontrará un amigo capaz de escrutar sus más profundos deseos, también a la joven que hace de “cobaya” para Charcot, con la que tendrá ciertos lazos amorosos, lo cual le traerá una gran inquietud al creerse contagiado de una enfermedad venérea por ella.

Sin embargo un hecho luctuoso lo arranca de París y lo hace regresar precipitadamente a Hungría: su hermano mayor ha muerto y, por lo tanto, Laszlo hereda el condado al no tener descendencia el finado. Pero hereda algo más que un título y un castillo que se cae a pedazos, ya que, por tradición, tiene que desposarse con la viuda, su cuñada. Además hereda también los lazos políticos de su hermano con una orden noble ultranacionalista magyar bastante belicosa. Todo ello cuando comienza a despertar su apetito por los delicados cuellos de jóvenes hermosas, siendo su primera víctima, tiempo después, una prostituta. Es un vampiro que solo trata de frenar su apetito sexual eyaculando mientras bebe los borbotones de sangre tras el degüello.

Con ánimo de aparentar ser un hombre normal y tras comprobar que no contrajo enfermedad alguna por parte de su amante parisina, comienza a hacer caso a su mujer, eso sí, veinte años después, pero su deseo vampírico aumenta y las violaciones y asesinatos comienzan a alertar a la población y la esposa y los amigos de Laszlo saben de su secreto, pero, aún así, estos no lo ven como a un monstruo sin alma, no sin advertirle de las terribles consecuencias para todos. El  aviso se convirtió en realidad y el conde Drácula solo ve una posible solución para escapar de todo con algo de dignidad, y la siniestra alternativa se la ofrece la orden magyar que ya he mencionado.

No he leído muchas novelas de vampiros, pero las que han caído en mis manos las he devorado literalmente (como el “Drácula” de Bram Stoker), y en todas se nos transporta a épocas pasadas, como ésta. Ciertamente pensé que esta obra iba a ser de las típicas del género, con elementos sobrenaturales, pero es una historia planteada en primera persona y en un fondo real, con un análisis de la personalidad y de la fascinación por la sangre. Sin duda el propio autor se ha valido de la leyenda y del trabajo del genial autor irlandés para atraer al público, ya que el protagonista siente la necesidad de la sangre casi como algo genético. Sin  duda estamos predispuestos a la morbosidad que despierta la figura histórica del vampiro (no digamos ya de Vlad Tepes, sobre el  que hay minúsculas y sutiles alusiones a lo largo del libro). Todo ello me empujó a seguir a Laszlo por aulas de la universidad y callejuelas de París, y por las esquinas secretas de Budapest y por los campos a la sombra del castillo familiar en pleno s. XIX, hundiéndome con él en movimiento nacionalistas nada pacíficos.

El ritmo de narración es fantástico y atractivo, con un gran dominio sobre el “alma” de los personajes que intervienen a lo largo de la trama, aunque, sobre esto, el autor juega con ventaja. Asimismo, la ambientación es ligera pero efectiva.

Como nota negativa, que ya he indicado anteriormente, es el uso interesado del nombre Drácula por parte del autor y el empleo excesivo del  puro morbo a  todos los niveles a los que están dedicados varios capítulos. Tampoco hay que abusar.

Lengua: CASTELLANO
ISBN: 84-01-32591-9
Nº Edición: Primera
Año de edición: 1994
Editorial: PLAZA & JANÉS SA
Plaza edición: Barcelona
Páginas: 492

2 comentarios en “El diario secreto de Laszlo, Conde Drácula, Roderick Anscombe

  1. Leí esta novela hace mucho tiempo. Efectivamente, es muy buena. El autor domina todos los mecanismos del terror gótico. De hecho, mantenía la tradición de Bram Stoker, que las pelis actuales de vampiros no consiguen respetar. Si te apetece leer alguna cosa más de vampiros, aunque en otro registro completamente diferente, hazte con Las historias naturales, de Joan Perucho. Originalmente es una novela escrita en catalán, pero creo que hay una traducción castellana en bolsillo. Se trata de una novela muy simpática, no exenta de sentido del humor, ambientada en Catalunya durante la primera guerra carlista. Los protagonistas deben cazar a un vampiro que aterroriza a los habitantes de un pueblo llamado Pratdip. Por cierto que entre las apariciones estelares de la novela están las de Prim, Cabrera y el príncipe Lichnowski.

  2. Oye, Leiva, muy interesante el argumento de esa novela, sobre todo por el periodo histórico elegido, aunque creo que habría molado más en la tercera guerra carlista. De todos modos, me recuerda algo a «Baltimore».

    Me alegra ver que no ha salido ningún comentario (el tuyo ha sido el único, la verdad), que no me haya nombrado a unos determinados vampiros nenazas que salen de día porque está nublado, jajajajaja.

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