Al principio de entrar en este foro había varios libros que eran los más comentados entre los miembros del mismo y eran unos diarios de Manfred von Richthofen, el Barón Rojo, que había publicado Almena y las memorias de combate de Rudel. Había que pensar que un mito como von Richthofen encontrara su sitio en esta floresta de libros editados al albur del primer centenario de la PGM.
El autor, J. Eduardo Caamaño, es economista y aficionado a la historia militar siendo este su primer libro, al que ha dedicado cinco años de su vida. El libro tiene mas de 600 páginas y un precio a la altura de la edición y del tema: 27’95 €. Comienza con una explicación de la estructura de la obra que consiste básicamente en la biografía de Richthofen hasta su cuestionada muerte el 21 de abril de 1918. El libro combina la biografía con cuadros de datos de batallas en las que se enmarcan los hechos militares en los que participó el Barón Rojo. Asimismo incluye en el texto explicaciones acerca de circunstancias relevantes en la aeronáutica militar de la época: uso del paracaídas, detalles técnicos, tácticos o mecánicos acerca de las batallas aéreas de la época o las características de la medallas militares y las biografías de los aviadores alemanes mas importantes de la época como Boelcke, Immelman o Voss con los que aprendió y combatió el Barón. En el cuerpo de texto se insertan los 80 informes de combate debidos a la mano del propio Richthofen describiendo sus victorias.
Además del cuerpo central del texto biográfico el autor aporta una serie de ilustraciones originales en color de los aviones rivales y propios de von Richthofen debidas a la mano del ilustrador británico Bob Pearson; otros apéndices describen las características técnicas de los aviones de la época, la lista de victorias de Richthofen, las condecoraciones, los dicta Boelcke (normas de tácticas de combate seguidas por la flota de caza alemana) y una explicación de la evolución de los aviones y las técnicas de combate de 1914-1918.
El autor hace mucho hincapié en la descripción del último combate y el motivo de la muerte de von Richthofen el 21 de abril de 1918 ya que se ha especulado mucho acerca del autor de la bala mortal que recibió el Barón Rojo en su combate postrero; para ello utiliza los resultados de la autopsia que se le hizo al Barón y las reconstrucciones de las posiciones de disparo de todos los intervinientes en dicho combate.
Si son muchas las cosas buenas que tiene este libro también tiene dos puntos débiles muy importantes: no cita nada de bibliografía en español sobre el Barón Rojo y cita a cuatro autores (Norman Franks, Alan Bennett, Greg VanWingarden y Peter Kilduff) para afirmar a continuación: «el lector que se anime a profundizar a un nivel más elevado en la historia del Barón Rojo debería empezar por estos autores cuyas obras, desafortunadamente, están disponibles solo en inglés. Esta es, fundamentalmente, la razón por la cual he decidido escribir la biografía del Barón Rojo…» (pag. 24). Que yo sepa, tanto las memorias del Barón como el libro de VanWingarden están publicados en español por Almena y Osprey. ¿Fallo o mala fe? No voy a hacer un juicio de intenciones.
El otro tema que hace lastimosa la edición de este libro es la ingente cantidad de erratas que contiene el mismo y que hacen a los libros de Tempus parezcan ediciones cuidadas. Lo más normal es que en una palabra mezcle la maYúscula con la MinúsCulA (de estas hay más de doscientas) pero hay errores de maquetación (repetir el informe de victoria nº26 en las páginas 254/255) y errores simplemente hilarantes que hacen de este libro un guión de los hermanos Marx: «El 3 de mayo, Richthofen voló en un avión pilotado por Fritz von Falkenhayn un viejo amigo de la época de la escuela de cadetes e hijo de von Hindenburg…» (pag.321). La Selva Negra se convierte en la Floresta Negra; Passchendaele (pag.355) se reescribe como Passchandeale (pag. 357). Y lo más gracioso es que el autor cita a su corrector de textos, Uriel Pascual, y le agradece que «su trabajo resulta fundamental para llevar a buen término la redacción de un libro sobre todo por una sencilla razón: el peor corrector para un texto es su propio autor, aunque esté dotado de unos dones de escritura extraordinarios.» (pag. 22). No se si es peor la autocomplacencia del autor en sus extraordinarios dones o el poco fructífero trabajo del corrector.
- Tapa blanda: 672 páginas
- Editor: Almuzara; Edición: Almuzara (28 de febrero de 2014)
- Colección: Memorias Y Biografias
- Idioma: Español
- ISBN-10: 8416100055
- ISBN-13: 978-8416100057
Incluso en la pagina 18 en el comentario del autor dice que el Titanic se hundió en 1917 !!!!
Yo pienso que la mejor es cuando dice que Fritz von Falkenhayn es hijo de Paul von Hindenburg. En Prusia se daban bien los cuernos mas allá de las cacerías de ciervos en el bosque.
¡Qué lástima! Estropear una obra que tan buena pinta tenía con esos errores de bulto. Espero leerla cuando la traigan a la biblioteca pública.
Acabo de leer el libro y la verdad es que estos dos lapsus son llamativos, pero tengo que ser justo. En esta obra hay un trabajo ingente detrás, el libro aporta mucha información interesante, no solo de Richthofen sino también de otros temas relacionados. No creo que un par de anécdotas tengan fuerza suficiente para estropear una obra de esta magnitud.
Ya digo que el libro tiene mucha información interesante y no se si novedosa pero no estoy de acuerdo en que sean dos lapsus tan solo. A mi me irrita profundamente la falta de profesionalidad que hay detrás de un texto tan descuidado y lleno de inexactitudes. Creo que se le puede pedir mas a un libro que vale casi 28 €. Y encima el autor alaba el trabajo del corrector.
He leido unas 50 paginas y me parece que el trabajo es leible, lo que no entiendo son frases del estilo «Richtoffen aprovechaba los fines de semana para irse de marcha a Berlin» Sí lo entiendo, pero en un libro que pretende ser un referente en español bibliografico se puede sustitur estos «irse de marcha» con algo mas clásico no?…esparcimiento,desahogoo, juerga…..
En fin por lo demas lo veo bastante ameno.
Página 94, el autor nos habla de que en 1915 las labores de reconocimiento aéreo consistían en fotografías y video ¿.???. Sugier que revisen el texto. la fotografía y película de la época necesitaría de un trabajo solo para explicar su importancia en el recon aéreo. Faltan unos 50 años para los primeros video tapes, porfavor estos detalles oscurecen brillos de la obra que estoy leyendo.
La lista de torpezas de este texto merecería un capítulo de la Enciclopedia del disparate. Yo creo que es un libro de humor mas que un ensayo histórico.
Estimados,
Acabo de terminar de leer el libro y si bien es cierto que hay varios «lapsus» o errores como quieran llamarlo, puedo decir que el libro en su inmensa mayoría está muy bien realizado.
Quizás se toma alguna «licencia» que otra y puede que también puntualmente no consiga la rigurosidad histórica señalada, pero sin duda alguna, es un libro que recomendaría leer si se quiere tener una idea bastante acabada de quién fue «El Barón Rojo» y varios echos conexos de la Primera Guerra Mundial.
Mis sinceras felicitaciones.
Seguramente querrías haber escrito Vanwyngarden en lugar de teclear (por dos veces) «Vanwingarden»… ¿verdad?
En efecto, debería haber escrito Greg VanWyngarden y tú deberías haberlo escrito también así con la W mayúscula pero ya que veo que tu ojo de halcón como corrector detecta este error mío de una vocal deberías leerte el texto objeto de esta reseña y marcas en boli rojo las erratas al autor/editor/supuesto corrector para que en próximas ediciones hagan un texto mas serio en el que no se digan las tonterías que comenta Terminus en su comentario (¡un reconocimiento en vídeo en 1915, por Dios!
En efecto: VanWyngarden.
El libro de Caamaño no voy a leerlo porque tu reseña no alienta mucho a perder el tiempo con él —también me desagrada que se edite un libro sin cuidado, con desmaño, como si diese igual que saliese con doscientas erratas o con ninguna. En cualquier modo y en lo relativo al comentario que te hice, siempre he creído que el que le corrijan una errata o un error a alguien es todo un lujo para aquel que lo escribe. En un mundo en el que no se lee, no está del todo mal que una persona lea un texto de otra con la suficiente atención como para no pasar por alto las erratas. Incluso las omisiones, las negligencias o los lapsus scripturae. Pero supongo que hay distintas maneras de entenderlo. Por tus modos, veo que no es así.
En lo relativo a los comentarios de los usuarios, no los considero al mismo nivel de jerarquía textual. Otra cosa que debería alegrarte.
Saludos
Antes que nada, te pido disculpas si le he ofendido con mi comentario irónico.
Yo he sido varios años profesor de instituto y corrector de textos en una imprenta por lo que tengo un cierto hábito en detectar faltas de ortografía, de estilo, de puntuación o de citas en idiomas extranjeros (los que yo conozco o son similares a los que yo conozco); esta actividad me hace ser muy estricto con los textos que leo y si son editados me parece una falta de profesionalidad del autor/editor que estos estén repletos de errores de raccord histórico o de erratas. Cuando hice la recensión para Novilis pensé que lo honesto por mi parte era reconocer el enorme trabajo de documentación hecho por el autor o las ilustraciones a color de aviones de la época pero también me parece honesto contar que el libro está plagado de descuidos idiomáticos, fallos en la maquetación o revisión general hecha por un corrector experto en el tema del arte militar de la PGM. Un libro que sale al mercado por 28 € merece, al menos, un cuidado por parte de su editor. Del editor, Almuzara, ya he leído otros libros editados por ella yno es mala editorial por lo que me sorprendió la deficiente edición de esta obra. Al autor, el economista y coleccionista de textos de historia militar J. Eduardo Caamaño, no lo conozco ni conozco otra obra que se haya editado de él.
Respecto a su comentario, Robertokles, hay un problema de subtexto o de juicio de intenciones. Leo su comentario acerca de VanWyngarden como una opinión un tanto sarcástica acerca de que yo también cometo el error que critico en otros y ello me indigna porque no se puede comparar la mala redacción de un apellido holandés con la incontable sucesión de errores y horrores que contiene el libro objeto de la recensión. Por ello le impelo a que se lea el libro y vea la justeza de mi crítica en mi desabrida respuesta hacia Ud. Ya le digo que es un problema de subtexto propio de las comunicaciones impersonales a través de máquinas.
Y le reitero mis disculpas si mi tono le ha ofendido.
Y le alabo el gusto de no leer este libro, hay otros libros sobre el tema (Osprey, Almena, Macadán libros) mas gozosos y con textos mejor editados.
Hola, Viçent. He leído atentamente su reseña sobre el libro. Estoy de acuerdo con su diatriba a los errores ortográficos que pueden deslucir la edición de un ambicioso libro y convertir su lectura en un enojo. Sin embargo, la bibliografía en español del barón rojo es escasa, el libro de VanWyngarden que cita es breve, habla sobre el grupo de caza de este as alemán, y tampoco es barato. Las memorias del barón, de lectura obligada, son incompletas, pues la intención del autor era pulirla en una posterior edición que la temprana muerte del as alemán impidió. Tal vez una segunda edición corregida ayudaría al libro de Caamaño a hacer su lectura menos enojosa. Pero, lo que cuenta es válido? Lo digo porque a pesar de las indeadas erratas que he encontrado en determinados libros, les ha salvado el contenido.
Es un libro denso y ambicioso pero el Barón Rojo es un tema muy trillado en la historiografía española (Almena, Osprey, etc.) y este libro con su precio elevado me decepcionó ya que no cuesta nada poner a un corrector de textos profesional para que sea las pruebas de imprenta o el arte final pre-impresión para pulirlo y dejarlo bien acabado. Me enoja y me molesta esa falta de corrección y profesionalidad editorial y; mas aún, que el autor celebre el trabajo del corrector de texto ¿qué corrigió?. Dicho esto que para mi, como lector y cliente de Almuzara, no es poco el libro comporta mucha información y una excepcionales láminas a color de los aparatos de caza. Pero no es un libro que recomendaría vista su relación calidad-precio.
Ahora han salido en la nueva editorial Hécate de Pamplona, las memorias o dikta de Oswald Boelke que fue el maestro de Richthofen y que es un tema interesante y menos trillado comercial de lo que se refiere al Red Baron.
Graciasde nuevo por la aclaración, Vicent.
Es un libro de redacción descuidada y repetitiva. Aparte de los errores garrafales que ya han señalado, el libro no aporta nada nuevo. Es simplemente una recopilación de datos traducidos de autores bastante mas comprometidos. No lamento haberlo leído pero esperaba mucho mas de un título que se auto proclama «La biografía definitiva» del Barón Rojo. Anoto también que las direcciones web para acceder a las coordenadas geográficas de los hechos no funcionan.