«…y me senté por primera vez en un aparato de aviación. El aire producido por la hélice me fue en extremo molesto; no me era posible hacerme oir del piloto; todo se me volaba; saqué un papel del bolsillo y me desapareció; mi casco protector se me escurría, la bufanda se me soltaba, la chaqueta no estaba abrochada con suficiente fuerza; en una palabra, mi estado era desastroso». Así describe lo que sintió al volar por primera vez el As de Ases, el mítico Barón Rojo.
Este libro es un testimonio único, yo me enteré por casualidad de su existencia, y he de decir que me ha encantado. No se por qué, nunca imaginé que el Barón Rojo dejase escrito un diario de guerra, unas anotaciones de sus impresiones, anécdotas y vivencias durante la Gran Guerra. Esto no es una novela, una novela de la que nos intentan contar como ocurrían las cosas, que nos intentan transferir los sentimientos de esos jóvenes que participaron en la guerra aérea, aquí no hay nada supuesto, intuído o basado en un testimonio desfigurado por el paso del tiempo, no, esto es totalemente real, es lo que sentía en aquellos días, cuando era un cadete o cuando estaba en el frente con un destacamento de caballería, o después de regresar de una misión siendo ya piloto de caza. Este libro tiene un encanto especial y es que son las memorias escritas, de su puño y letra, del inmortal Manfred Von Richthofen. Solo por eso ya resulta atractivo, por leer las impresiones de este impetuoso oficial de caballería con ganas de guerra y aventuras; como el mismo menciona al sobrevolar una ciudad en llamas después de un ataque, «¡Era en verdad un cuadro de trágica hermosura!», así se sentía por aquel entonces la guerra, sobre todo al principio.
El libro se lee de un tirón. Comienza como toda memoria aportando sus antecedentes familiares, el cómo entró en la academia militar y se hizo oficial de caballería. El comienzo de la guerra, una guerra a la que los jóvenes de toda Europa se alistaban alegremente pensando que se iban a vivir una aventura, incluido nuestro protagonista.
Richthofen pasa la primera parte de la guerra ejerciendo de oficial de caballería en el frente del Oeste. Finalmente, aceptan su petición y pasa a formar parte del cuerpo de aviación en 1915 como piloto observador. Su prisa por entrar en acción y su experiencia como explorador cuando estaba en el frente hace que lo despachen a los 14 días a su destino, en vez de los 3 meses de instrucción que recibían los pilotos cadetes.
Pero esto no es lo que el realmente está buscando. No es suficiente, no le proporciona la adrenalina necesaria las misiones de observación y bombardeo, aunque tiene alguna que otra experiencia excitante, incluso la de meter la mano en las hélices de su propio avión en pleno vuelo. El necesitaba algo más y aprendió a ser piloto de caza. Al mismo tiempo conoció al As que dominaba el ranking de derribos en aquella época, Boelcke, el cual le sirvió como guía, como maestro, un referente en todos los sentidos y casi un ídolo al que seguir y del que aceptar todos los consejos. Todo esto hizo que se aplicase y que pronto consiguiera los permisos para ser piloto de caza.
A partir de aquí comienza una segunda parte del libro que te imbuye sobremanera. Pasas las páginas deseando que no se acaben y que el Barón Richthofen siga contando más cosas, más experiencias, más anécdotas; sus primeros vuelos en solitario, sus primeras victorias. Una etapa que destila algo del romanticismo del que se dió pábulo y publicidad ya en aquella época y que dura hasta nuestros días. Como su primer derribo oficial en el que aterrizó para ver si los tripulantes ingleses seguían con vida. Esto va cambiando conforme va pasando el tiempo, los combates se hacen más duros y crueles y el romanticismo cambia por un frío pragmatismo e instinto cazador en el que no cabe la piedad para el enemigo.
Las memorias se quedan en sus 52 victorias, hasta ahí escribió, pero hay que recordar que en total fueron 80 victorias reconocidas. Es curioso, al final del libro viene las 80 victorias con todos los datos; fecha, avión y tripulación abatida.
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788493071349
Nº Edición:1ª , Almena
Año de edición:2000
Plaza edición: MADRID
Interesante documento. Yo tampoco imaginaba que este señor hubiera dejado escrito sus andanzas guerreras. Gracias por la información.
Estimado Javi.
Me gusta tanto tu reseña que me voy a pedir el libro a la editorial pero solo quiero decirte que no pones en tu reseña bibliográfica la editorial que en este caso es Almena y que en tu reseña no aparece, yo lo he adivinado por el logo de la portada.
Impresinante reseña, opino igual que vicent, acabo de pedir el libro. Por cierto vicent, te lo han servido rápido?, veo que tú comentario es de Agosto, por que aunque pongáis que este libro se encuentra disponible yo tampoco lo he visto nunca y no imaginaba que existiera y me hace raro que esté editado hoy en día.
Vaya, no puse nada aquí!!, hummm que raro!. Bueno, a mí me resultó tambien un buen descubrimiento este librito y lo pedí cuando ví la reseña y a mí al menos no tardaron más de lo normal en enviármelo.
Yo lo tengo desde el 2001 o 2002 no recuerdo bien, pero más o menos de esa época. Es muy interesante tener una especie de diario escrito directamente por Richthofen, a mí son los libros que más me gustan, las memorias y los diarios escritos directamente por los protagonistas y si están escritos durante los acontecimientos que se están relatando mucho mejor.
Muchísimas gracias, no sabía que existía en nuestro país, pensaba que no se había editado en español, gracias. Espero adquirirlo pronto, un saludo y gracias nueva mente.
Así es Abel, es sorprendente, una maravilla de libro e imprescindible, lástima que no lo terminase.