El artista, el filósofo y el guerrero, Paul Strathern

En Suiza, 500 años de paz y democracia solo produjeron el reloj de cuco”.
Orson Welles

Después de conocerle con un librazo como “Napoleón en Egipto” me veo en el penoso deber de comunicaros que este libro no está a la altura. Es un buen libro, aunque la investigación no ha sido todo lo exhaustiva que debiera. Por ejemplo, Cesar Borgia pasa de hablar dialecto valenciano a catalán, la Casa de Aragón es una extraña en Napoles y los colores de Aragón, se convierten en colores de España unos cuantos siglos antes de Carlos III.

Está claro que en lo que tiene que ver con la propia Italia si se ha documentado exhaustivamente. Si algún día perfeccionamos el condensador de fluzo y viajamos en el tiempo sabremos que 14 ducados era el sueldo de un trabajador por un año de trabajo. En cambio, un comerciante de buena posición necesitaba 200 para mantener su casa durante un año. El papado recibía rentas por valor de 300.000 ducados al año. 100 años después, un trabajador cobraría casi 30 ducados al mes.

El libro se constituye, como puede parecer evidente, sobre tres biografías que intentan, sin conseguirlo, ser pararelas. Son tres biografías próximas, unidas por la coincidencia que une durante un periodo a los tres personajes. Son tres biografías amenas, interesantes y llenas de detalles, pero no son tres biografías exhaustivas, ni veo en ellas nada de novedoso o llamativo.

Es un buen libro sobre la época y sobre los personajes, corto y ameno, pero que realmente no es un libro decisivo, ni nos aclara en que pudo cambiar el mundo el encuentro de estos tres personajes, ni porque tiene que escribir un libro sobre los tres. Mucho más interesante habría sido un libro sobre cada uno, o sobre César Borgia en solitario, que se lleva la parte del León de la narración.

Sinceramente, disfruté mucho leyéndolo, pero no os vaís a encontrar ningún clásico si os decidís por él.

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788434488397
Nº Edición:1ªAriel
Año de edición:2010
Plaza edición: BARCELONA

11 comentarios en “El artista, el filósofo y el guerrero, Paul Strathern

  1. Gracias Uro, como te comentaba lo tengo en la pila de pendientes, ahora ya se a que atenerme. Quizás el listón del autor estaba un poco alto con el libro de Napoleón, a mi me encantó tambien y luego hace esta especie de pastiche wikipediano sin mucha sustancia…

  2. Yo estuve ojeándolo y me encontré una barbaridad graciosísima en una nota. Pero hace tiempo de eso y quizás me equivoque. Al hablar de Stuart d’Aubigny, señor escocés al servicio de los franceses, el autor dice que las tropas escocesas que le acompañaban lucían faldas con los colores de los clanes. Esto es sencillamente ridículo. El kilt no apareció hasta el siglo XVIII. Ni siquiera en Culloden las tropas escocesas lucían los colores de los clanes. Pero es que es aún peor: el hecho de que Aubigny, que se enfrentó a Gonzalo de Córdoba en Nápoles, fuera de origen escocés, no quiere decir que tocara la gaita o lanzara troncos a diez metros de distancia. Francia tenía relaciones con renegados escoceses desde hacía mucho tiempo, pero no era necesario que se vistieran de falleras para serlo.
    En cuanto a las preferencias linguísticas de César Borgia, el dialecto valenciano no ha existido jamás. En Valencia se hablaba catalán y castellano (con todas las peculiaridades de la época, claro, sin diccionario ni RAE que lo normalizara). Dudo mucho que, salvo en sus conversaciones íntimas con su padre y su hermano, César hablara catalán con nadie más. La cancillería napolitana durante parte del siglo XV utilizaba el catalán en sus documentos. Lo de la bandera que apunta Urogallo es un auténtico despropósito y la Corona de Aragón no era desconocida en Nápoles.
    Por el aspecto que tenía, el libro era una especie de feria de los monstruos para yanquis fascinados por el Renacimiento, pero muy superficial y truculento. De entrada, César Borgia no es un personaje especialmente atractivo comparado con su padre, que era el verdadero político de la época, o con Fernando el Católico, una mente extraordinariamente capaz. Maquiavelo dmiraba a César Borgia porque le veía como el único hombre capaz de librar a Italia de los extranjeros (españoles y franceses), pero se equivocaba: cuando Alejandro VI murió en 1503, el Valentino se fue a hacer puñetas. Estaba aterrorizado y, primero Julio II y luego el Gran Capitán, le engañaron como a un escolar y le destruyeron.

  3. Jajajaja. ¡ Que bueno Leiva !. ¡ Y que desfilaron por Napoles en Kilt !. A mí esa nota también me mató.

    Por cierto que Fernando el Católico es otro personaje del que no se trata prácticamente ( Claro, el pobre tuvo tan poca importancia en aquella época) y hasta se sugiere que Borgia podría haber tentado a El Gran Capitán con el Ducado soberano de Pisa. ¡¿De donde saca eso?!.

  4. Sí, efectivamente, Fernando de Aragón no tenía mayor importancia, pobrecillo. En cuanto a las tentaciones de Gonzalo de Córdoba, había muchos rumores y medias verdades. Tanto los venecianos como el Papa le ofrecieron empleo como condotiero. No se descarta que Gonzalo tuviera también planes para gobernar Nápoles por su cuenta, pero es difícil de saber. Lo de Pisa no lo conozco. Es probable que César ofreciera a los españoles su colaboración para conquistar Pisa en 1503, después de la muerte de Alejandro VI. En ese momento ofrecía cualquier cosa a los enemigos de Julio II para salvar la cabeza. No hay que olvidar que estamos en la Italia del siglo XVI y las conspiraciones y maniobras estaban a la orden del día. Sin embargo, los españoles no necesitaban a César para nada. Le dieron asilo en Nápoles, pero en cuanto pudieron se libraron de él. Digamos que Isabel la Católica no podía ver ni en pintura a Alejandro VI, al que consideraba un monstruo pecaminoso. En cuanto César dejó de tener la protección de los franceses -que al fin y al cabo era lo que le había hecho grande- los españoles se libraron de él rápidamente. A mí es un personaje que me cae especialmente gordo, un niño de papá magnificado por algún tipo de desenfoque romántico que no corresponde con la realidad. Otra cosa es que su falta de moral no fuera demasiado chocante en la época. Gonzalo de Córdoba y otros contemporáneos tampoco eran precisamente santos mártires. Pero, insisto, Alejandro VI y sobre todo Fernando el Católico son personajes mucho más interesantes. Recomiendo la biografía de Ernest Belenguer (no sé si está en castellano) sobre Fernando o el exhaustivo estudio de Vicens Vives sobre el Rey Católico.

  5. Ojo, que no habla de cederle Pisa a España ( Que al final obtendría los presidios de la Toscana) sino de cedersela a Fernández de Córdoba directamente, como dominio patrimonial, a cambio de traicionar a sus reyes.

    El Papa Borgia también aparece bastante desdibujado, pero bueno, no es el protagonista de la obra.

  6. Uro gracias por la reseña.Digo gracias porque todos solemos hacr las reseñas de los libros que nos han encantado y dejamos de comentar lo que son más flojitos.Es indispensable, como comentaba Javi, saber que libros merecen pasar a la cola de pendientes. El tiempo es oro.

    En cuanto a los suizos mi teoria es que tienen tanta pasta por no habersela gastado en guerras inútiles. Es una teoria tonta,pero es mia.

  7. Yo tengo la teoría de que la tienen por haber luchado en las guerras tontas de los demás. Juash, juash. Recordemos que, si no me equivoco, los suizos lucharon en las guerras ajenas hasta la década de 1860 y la caída del Napolés borbónico.

    Eso sí, cobrándo a tocateja sus servicios.

    Siempre hay que reseñar los malos. Además es más fácil reseñarlos 😀

  8. Por cierto, aunque la frase de los relojes de cuco es famosa por aparecer en el Tercer Hombre dicha por Orson Welles, en realidad es obra de Churchill. Yo creo que los suizos consiguieron salir con bien de las guerras del siglo XVII porque antes habían abrazado la Reforma. No obstante, se vieron en conflicto con los españoles por los pasos de la Valtelina, es decir, que libraron sus guerras. Pero para ese momento España estaba muy debilitada en Italia, aunque la suerte de la guerra fue cambiante, como lo era casi siempre una guerra en aquella época. La contratación de mercenarios suizos aportó algo a la economía de los cantones, pero no de manera determinante. Al fin y al cabo iban gente muy pobre de las montañas y los de las ciudades se quedaban en casa. Salvo en 1513, llamados por el Papa Julio II, los suizos no intervinieron como «nación» en las guerras de Italia. Tan sólo en el ejército francés sirvieron cerca de 750.000 suizos entre los siglos XVI y XVIII, con diferentes tipos de condottas, aparte de las unidades de los guardias, etcétera. Había sin embargo una anécdota que decía que, en una ocasión, un aristócrata francés le dijo a un capitán de los Suisses que con todo el dinero que se había gastado en los mercenarios suizos se podía haber construido un camino entre París y Basilea, a lo que el suizo le respondió que con la sangre que los suizos habían derramado por Francia se podía llenar un canal que fuera de Basilea a París.

  9. Buena frase, pero vaya una cosa por otra, que a les suisses nadie les obligó a aceptar l´argent.

    En todo caso yo he leído que los mercenarios suizos también tenían procedencia urbana, como los landsquenetes, ya que en el siglo XVI se dio un considerable aumento de la población desocupada en las urbes como fruto de la crisis económica.

  10. Efectivamente, la procedencia de los soldados de fortuna era muy diversa, pero básicamente procedían de las capas más bajas de la sociedad. Igual pasaba con otros pueblos con economías pobres, como los gascones o los vascos, los escoceses, etcétera.

  11. Me acuerdo de un mapa donde señalaba como los mercenarios procedian mayoritariamente de zonas montañosas con economías dedicadas al pastoreo y que generaban un excedente demográfico constante.

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