Diez años y veinte días, Karl Dönitz

La magnífica colección Memorias de Guerra de Altaya nos deparó en su día este interesante relato del Almirante Dönitz, primero jefe del arma submarina de la Kriegsmarine, luego sucesor de Raeder como gran almirante de la marina alemana, y por último sucesor de Hitler como fuhrer del Reich tras la muerte de este en el bunker de Berlin.

La obra se divide en dos tomos, el primer de 358 páginas y el segundo de 439; comienza hablando de la política de construcción de submarinos a partir de 1935 coincidiendo con el convenio naval germano-inglés que acababa con la prohibición de tener un arma de sumergibles que les imponía el tratado de Versalles. También comenta el tratado de Londres de 1936 sobre submarinos, el cual considera a los sumergibles iguales a los barcos de superficie a efectos del comportamiento con los buques mercantes, mientras estos deben permanecer neutrales. La implantación del sistema de convoyes por parte del almirantazgo británico, así como el armado de los mercantes y la orden dada a estos de que transmitieran por radio la localización de un submarino enemigo, justifica según Dönitz que ellos tampoco cumplieran su parte del trato.El ambicioso plan Z y un resumen de las fuerzas y tipologías de submarinos disponibles antes de comenzar el conflicto preceden a los capítulos de la guerra en sí, el meollo. Aquí lógicamente es donde más se extiende, desde los primeros problemas con los torpedos magnéticos en Noruega, hasta su forma de encarar el sistema de convoyes inglés, las famosas manadas de lobos, la descoordinación con la aviación, la entrada de EE.UU. en la guerra y los grandes éxitos de los u-boote en aquelas costas y en el Caribe. Ya en este primer tomo se dan motivos para considerar a Dönitz un gran gestor de unos recursos bastante limitados y eso a pesar de que muchas veces por imposiciones de arriba no podía disponer libremente de todas sus unidades.

El segundo tomo comienza con la exposición del caso Laconia, y su nombramiento como jefe de la marina de guerra alemana tras la dimisión de Raeder. A partir de aquí el relato abarca no solo las acciones de los sumergibles sino también de los barcos de superficie.

En marzo de 1943 se da el apogeo de las manadas de lobos en el Atlántico. Los ingleses están contra las cuerdas. Dönitz coloca de manera matemática a sus submarinos por cuadrículas en las que divide el Atlántico Norte, cual tablero de ajedrez. Esto unido a la decodificación de las transmisiones británicas implica un tonelaje de hundimientos brutal. Pero el enemigo se repone: la inclusión masiva de portaaviones de escolta en los convoyes, la puesta en operación de los grupos de apoyo cazasubmarinos y la aparición de bombarderos de muy largo radio de acción acaban con la eficacia tan alta de los u-boote. En estos momentos el gran almirante tiene que dar lo mejor de sí, intentando en lo posible mantener el ratio de tonelaje enemigo hundido y que las pérdidas propias no se disparen demasiado. Él y sus comandantes aceptan el sacrificio de seguir luchando a pesar de las altas probabilidades que tienen de no volver cada vez que se hacen a la mar para una misión. Su razonamiento es que mientras el enemigo tenga que hacer frente a la amenaza submarina, tendrá que disponer de una serie de bombarderos que de esta forma no participarán en la campaña de bombardeos de los aliados contra Alemania.

Finaliza la obra con los últimos días del Reich como fuhrer, (cuyo nombramiento le cogió de sorpresa ya que siempre fue una persona apolítica y en más de una ocasión se opuso enérgicamente a ciertas decisiones de Hitler), incluyendo gestiones con Montgomery y Eisenhower para la entrega de las armas de la Wehrmacht. Resumiendo, unas interesantes memorias de uno de los grandes protagonistas de la Segunda Guerra Mundial, evidentemente se deja algunas cosas atrás, existe una versión comentada que debe ser mucho mejor y aportar mucho más, pero esta está muy bien..

Editorial: Altaya
Colección: Memorias de Guerra
Año: 2009
Título original: Zehn Jahre und Zwanzing Tage
Páginas: 801 (dos volúmenes)
Encuadernación: 24×15 Tapa dura

17 comentarios en “Diez años y veinte días, Karl Dönitz

  1. Hace ya unos años leí «El oscuro mundo de Spandau» de Norman Goda (Crítica) donde se relataba la condena y posterior cautiverio de los jerarcas nazis que fueron condenados a penas de prisión en los procesos de Nuremberg. Entre ellos, Karl Dönitz. Una obra muy recomendable.

  2. Tengo el libro de la mítica editorial Luis de Caralt, precisamente hace unos días que lo adquirí. El personaje me interesa de verás, me gustaría saber algo más de Dönitz, al fin y al cabo fue elegido nada más y nada menos que sucesor de Hitler.

    He visto en lengua inglesa y francesa una biografía del personaje escrita por Peter Padfield, este historiador escribió también una biografía de Himmler publicada hace unos años en español por la editorial La Esfera de los Libros. No sé si alguien habrá tenido la ocasión de leer el primer libro mencionado.

    Un saludo.

  3. Yo leí el libro y no tengo un recuerdo especial del mismo por lo que no se si calificarlo como bueno o malo. Respecto a este de Donitz, es una fuente primaria pero normalmente estas memorias escritas veinte años despues de haber pasado los hechos tienden a ser autojustificativas al estilo de las que escribió von Manstein o Guderian y que publicó Inédita hace años. El libro de Goda sobre los prisioneros de Spandau si que es mas crítico y distanciado y nos describe a Dönitz como un militar fiel a Hitler hasta el último momento al que los aliados castigaron menos que a Raeder por motivos políticos.

  4. Hace tiempo que leí «Diario de Spandau» escrito por Albert Speer, donde relata sus veinte años de cautiverio, junto con sus compañeros, entre ellos Dönitz, con el que no se llevaba especialmente bien, por esa inquebrantable lealtad a Hitler, y el nulo arrepentimiento o culpa (si es que alguno de los reclusos de Spandau, lo sintieron en alguna ocasión). Ambos chocaron durante 10 años, al tratar de llevar la «voz cantante» de los siete jerarcas nazis recluidos allí. Al igual que las «Memorias» escritas también por Speer, un libro muy recomendable.

    Saludos

  5. De hecho, si no recuerdo mal, Dönitz culpaba a Speer de haber influido en Hitler a la hora de su nombramiento como sucesor del Führer y de esta manera, indirectamente, haber sido condenado en Nuremberg a diez años de prisión.

    Un saludo.

  6. A Dönitz lo condenaron a prisión por emitir una orden contraria a salvar a los náufragos producidos por la acción de los submarinos. Esta orden se suponía que era contraria a los usos tradicionales de guerra pero junto a Hess y a Speer es uno de los de Nuremberg que salió con menos condena de la esperada.

  7. Resumiendo mucho, tras un hundimiento por torpedos de un buque inglés que transportaba pasajeros y prisioneros, los submarinos de la zona emergieron para socorrer a los naúfragos, a la vez que hacían un llamamiento a los buques aliados de la zona pidiendo una tregua mientras se hacía el rescate. En eso estaban cuando un bombardero norteamericano recibió orden de ataque cuando vio un submarino alemán remolcando barcazas con supervivientes, a pesar de que llevaba la bandera de la cruz roja visible; y bombardeó al submarino. Esto enfureció a Donitz y fue cuando dictó esa orden.
    En cuanto a los sólo 10 años para Donitz, supongo que será porque en cuanto fue nombrado fuhrer, comenzó las gestiones para la rendición de Alemania. Probablemente fue esto lo que le sirvió de atenuante.

  8. Pero, precisamente, porque a Dönitz lo eligió Hitler personalmente como «último tonto» o sucesor es por lo que Dónitz no era sospechoso de deslealtad al lider nazi mientras que a su antiguo jefe, el Almirante Raeder, que tenía un perfil mas técnico le cayó cadena perpetua en el juicio de Nurenberg. Algo debió pactar con los Aliados al igual que hizo Speer.

  9. Bueno, en mi opinión la gran diferencia entre ambas condenas viene determinada por la desproporcional pena impuesta a Raeder, más que por lo corto de la pena a Donitz. Sin descartar lo que comentas de que algo pudiera pactar.

  10. Raeder fue jefe de la marina alemana de 1928 a 1943. Estubo presente en las violaciones de Versalles, la nazificación de la armada, el rearme, la invasión de Noruega, la decisión de la guerra submarina, la orden de comandos… fue pues, hallado culpable de los Cargos I, II y III(Conspiración, Crímenes contra la paz, Crímenes de Guerra, respectivamente)
    Dönitz entró en el cargo en 1943. No estubo presente en las decisiones de los primeros años de la guerra; por consiguiente los cargos contra él pertenecían a las secciones de la acusación dedicadas a la guerra de agresión y los crímenes de guerra, principalmente por violaciones del Tratado Naval de Londres de 1930 y el protocolo de submarinos de 1936, según el cual los submarinos no podían hundir mercantes sin previo aviso, y sin trasladar a su tripulación a lugar seguro. Al final fue hallado culpable de los cargos II y III, en una sentencia más bien confusa. Si bien fue declarado culpable de haber violado el Protocolo de submarinos de 1936 y censurado por la redacción ambigua de la orden Laconia, no fue condenado por ninguno de estos hechos. El Tribunal consideró a Dönitz culpable de Crímenes contra la Paz, y que su aceptación de la orden de comandos y uso de mano de obra de los campos de concentración constituían crímenes de guerra. Como Dönitz había estado bajo las órdenes de Raeder hasta 1943, se convino que la pena debía ser inferior a la de éste,

    Recomiendo la lectura de «El oscuro mundo de Spandau» de Norman Goda, que por otra parte está de saldo a 9,95, no comprarlo debería ser delito 😉

    Saludos

  11. Al hilo de los interesantes comentarios recomiendo también «Mis conversaciones con Albert Speer» del fallecido Joachim Fest (autor de una magnífica biografías sobre Hitler), una obra liviana pero muy interesante sobre Speer, preludio de la biografía que le dedicó Speer y que creo que ninguna editorial ha publidado en España.

    Ciertamente, «El oscuro mundo de Spandau» es una obra muy buena.

    Saludos.

  12. Este lo compré en su día, en esta edición, por un impulso del momento. Aquellos años de promesas en que empezaron a editar de nuevo todas estas memorias. Y nunca pude acabarlo. Ya no sólo por la extensión, es que no encontraba nada de lo que esperaba.

    Quizás tenga que volver a leerlo. Mi madre, 8 años ya desde que lo compré.

  13. Creo que leer las opiniones de primera mano de los protagonistas de la Historia es muy importante, aunque como bien decis alguno, en este caso muy justificativas. Döenitz siempre culparía a Speer de que Hitler le nombrara sucesor, y le acusaba de haber arruinado su carrera posterior. Imagino que le hubiera gustado estar en el desarrollo de la Bundhesmarine, no se… Un saludo.

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