Entre mis manos tengo ahora mismo la DF de Cuba 1898 y lo primero que quiero hacer es felicitar a los responsables de la cabecera por la portada tan excepcional con la que la han ilustrado: el momento de la heroica muerte en las lomas de El Caney del general Vara de Rey.

El título del número «Cuba 1898» quizá pueda llevar a confusión, porque más que tocar la Guerra de Cuba, se ocupa, con profusión eso sí, de las campañas navales y terrestres en derredor de la plaza de Santiago de Cuba. Cervera y su desventurada flota, las lomas de San Juan, el Caney, la playa de Daikiri, los soldados búfalo, etc.

El primer artículo, «La siempre fiel isla de Cuba», hace un repaso introductorio de los orígenes políticos y sociales del conflicto latente que acabó estallando en una guerra civil entre españoles azuzada por una prensa amarillista y despiadada al servicio de quién sabe qué intereses que llevó a la joven potencia norteamericana a inmiscuirse en el conflicto y decantar la balanza.

El ejército norteamericano de la época era una sombra de lo que llegó a ser en la Guerra de Secesión y las vicisitudes del levantamiento y concentración de la fuerza expedicionaria de Roosevelt es estudiada en el artículo «Las tropas norteamericanas en el Caribe». También se aborda el papel que jugó el ejército Mambí en todas las operaciones relacionadas con la toma de Santiago.

Como era de esperar, tanto la operación anfibia, el desembarco y los posteriores avances sobre Santiago son minuciosamente descritos y acompañados de mapas: las Guasimas, el Caney o las lomas de San Juan.

Por último se trata el combate naval del 3 de julio de la escuadra del almirante Cervera contra la White Fleet de Sampson. Un artículo muy interesante de Agustín Rodríguez en el que se desvelan detalles muy relevantes de cuestiones concretas, como el estado de la armada española y su armamento, pero también de las razones de su falta de efectividad, fruto de la posición de aislamiento y de falta de alianzas en la que se había sumido la España de finales del siglo XIX.