Franz Stangl era un ex-policía austríaco que acabo siendo el jefe del campo de exterminio mas grande del sistema genocida nazi; en dicho campo se llegaron a exterminar entre 900.000 y 1.200.000 judíos en poco mas de un año y medio.
Gitta Sereny, autora del libro, se entrevistó con Stangl hasta poco antes de que éste muriera de un ataque de corazón en la cárcel de Dusseldorf el 28 de junio de 1971. Al hilo de las conversaciones que Stangl Sereny va contraponiendo la información que éste le va dando con otras que le dan otras personas que vivieron en la misma situación y en el mismo tiempo histórico.
Stangl era, como otros gestores del universo concentracionario nazi, de origen austríaco (Eichmann, Kaltenbrunner, Globocnik o Gustav Münzberger) y a lo largo de los primeros capítulos la autora va describiendo sus orígenes como artesano textil y policía en Linz para acabar siendo enviado a una clínica, Schloss Harteim, donde se aplicaba la eutanasia a deficientes psíquicos y enajenados mentales.
De entre todo el personal SS empleado en el proceso de eutanasia, unos 400 individuos, 96 fueron seleccionados para organizar y ejecutar el llamado Plan Reinhardt que consistía en crear campos de exterminio (no de concentración) destinados a «liquidar» el problema judío. Estos campos de exterminio fueron 4: Belzec, Sobibor, Chelmno y Treblinka. Todos en la zona este de Polonia, en el distrito de Lublin. Estos campos estuvieron funcionando durante los años 41 al 43 en que fueron clausurados y hechos desaparecer físicamente. Nuestro protagonista fue uno de los 96 seleccionados y bajo las órdenes de Odilo Globocnik y Crhistian Wirth dirigió sucesivamente los campos de Sobibor y Treblinka donde se hizo tristemente famoso al ser considerado el mejor comandante de campo de concentración alemán. Acabó la guerra reprimiendo partisanos en la zona de Trieste bajo el mando de Wirth y con el grado de capitán.
Al acabar la guerra fue encarcelado por su colaboración con los programas de eutanasia y estuvo de cárcel en cárcel hasta que pudo escapar y, vía Vaticano, llegar a Siria donde estuvo unos años trabajando. Finalmente emigró a Brasil donde vivió con su familia con su propio nombre hasta que fue denunciado por Simón Wiesenthal y deportado a Alemania en 1968. Allí fue juzgado y condenado a cadena perpetua por el asesinato de 900.000 personas en Treblinka.
Por las páginas van desfilando la vida de la Austria pre-nazi, el mundo de los sanatorios destinados a la eutanasia que fueron el germen organizativo y conceptual de los programas de gasificación de los campos de concentración y de exterminio. El capítulo mas extenso es el dedicado al origen, auge y declinación del campo de Treblinka con su rebelión final en agosto de 1943. En esta descripción no se ve tan claro la diferencia entre unos condenados que vivían del expolio de sus correligionarios gaseados y unos victimarios que estaban librados al poder de sus valores existenciales porque tenían un poder omnímodo sobre la vida y la muerte de miles de seres humanos. Dependiendo del carácter los había mas crueles o mas compasivos.
La autora se extiende demasiados sobre la participación del Vaticano en la creación de una red de escape de los nazis hacia Sudamérica y el Oriente Próximo. Sereny describe la germanofilia del papa Pío XII y el silencio cómplice con el régimen nazi al que nunca denunció públicamente y del que nunca quiso creer que practicaba la política de exterminio étnico que se descubrió al final de la guerra.
La parte mas interesante del libro es la que describe las conversaciones con Stangl y su mujer, Theresa, en la que «deconstruye» la costra de racionalización que ambos aplicaron a lo que Stangl hizo en Sobibor y en Treblinka. «Solo estaba al cargo de la administración del campo», «si no lo hubiera hecho yo, otro lo hubiera hecho», «si no lo hubiera hecho se hubieran vengado en mi familia». El olvido, el distanciamento temporal y físico así como las ganas de olvidar que tenían las potencias vencedoras de la guerra hicieron que Stangl pudiera vivir tranquilamente en Brasil con su propio nombre. Solo en el juicio y en la entrevista que se describe en este libro aparece un resquebrajamiento del cemento racional autojustificatorio que se había impuesto la pareja.
«Agarró la mesa con ambas manos como si debiera sujetarse allí.
– ‘Pero yo estuve allí (en Treblinka) (…) de modo que sí, en realidad comparto la culpa…Porque mi culpa…mi culpa…sólo ahora en estas conversaciones…ahora que he hablado de ello por primera vez…(…) mi culpa es que sigo aquí. Ésa es mi culpa. Debería haber muerto. Esa es mi culpa.
-¿Quiere decir que debería haber muerto o que debería haber tenido el coraje de morir?
-Lo puede decir así.»
Esta fue la última conversación que tuvo Stangl en vida, murió de un ataque de corazón en su celda 19 horas mas tarde.
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788435026987
Colección:Ensayo Histórico
Nº Edición:1ª Edhasa
Año de edición:2009
Plaza edición: BARCELONA
Buena reseña, Vicent. Si te interesa profundizar en el tema (y me imagino que sí), te recomendaría tres obras fundamentales sobre el Holocausto: dos son libros, La aniquilación de los judíos de Europa, de Raoul Hillberg, libro de que en realidad parten la mayoría de los trabajos posteriores, y Eichmann en Jerusalén, de Hannah Arendt, libro magnífico sobre la «banalidad del mal» hitleriano. El tercero es una película, terrible, Shoah, de Claude Lanzmann. Si no recuerdo mal la pasaron este verano en TV2. Yo la ví hace mucho tiempo y me pareció defintiva.
Si, buena reseña. A mi estos temas no me gustan nada, son muy duros y desagradables. Entiendo que hay que leer sobre ellos e informarse, pero……
Por la magnifica reseña, debe ser un pedazo de libro. Este Wiesenthal fue todo un crack.
Una reseña muy acertada Vicent.
Además de los libros y película anterior, opinión que comparto, yo recomiendo leer:
– Belzec, Stepping Stone to Genocide de Robin O’Nel
– A Year in Treblinka de Yankel Wiernik
– Trap with a Green Fence de Richard Glazar
y visitar la página http://www.HolocaustResearchProject.org que ha sustituido a la magnífica y desaparecida A.R.C. (Aktion Reinhard Camps).
Xavier
Me uno a las felicitaciones al autor por tan excelente reseña. Con permiso del mismo dejo aquí también la que he realizado yo sobre este libro en concreto:
Gita Sereny( 1921-2012) periodista, historiadora de origen húngaro pero nacida en Austria vivió parte de su juventud en Londres completando su educación en Francia, es en este país donde le sorprende la Segunda Guerra Mundial, en concreto en su capital Paris. No lo dudo y se incorporó a la Resistencia rápidamente, además se ofreció como enfermera voluntaria e intérprete en la Francia Ocupada. Al final de la guerra trabajó en campos de desplazados en Alemania donde pudo comprobar con sus propios ojos la maldad del sistema nazi. Gracias a todas sus experiencias decidió acometer el estudio de este perverso sistema sufrido en Europa. Destacados son algunos de sus trabajos más importantes como una biografía de Albert Speer y su análisis de la vivencia desde el punto de vista germano de la guerra en “El trauma alemán: testimonios cruciales de la ascendencia y caída del nazismo” publicado por Península en 2005.
Antes de comenzar la reseña habría que preguntarse quién era Franz Stangl, aquel austriaco que fuese un día comandante de los campos de exterminio de Sobibor y Treblinka. Como he mencionado, este miembro de las SS nació en Austria. ¡Cuántos austriacos se incorporaron a la maquinaria genocida nazi!…se incorporó a la policía austriaca en 1931 por lo que cuando se produjo el Anschluss él ya era un miembro de las fuerzas de seguridad del país, uniéndose al partido nazi desde entonces empezó a ascender y progresar hasta el punto de verse empleado en el famoso Programa de Eutanasia vulgarmente conocido como T4, con este pasado no se tardaría mucho en pensar en él como un hombre válido para los campos de la muerte que se estaban instalando en Polonia, siendo nombrado comandante en jefe de Sobibor a primeros de mayo en 1942 donde desarrolló su labor con gran eficacia. Sin duda estaba predestinado a asumir grandes responsabilidades en esta rama de las SS, de ahí que al final fuese nombrado comandante en jefe de Treblinka donde industrializó la matanza de judíos a límites desconocidos hasta entonces, allí permaneció desde septiembre de 1942 hasta agosto de 1943. Alrededor de un millón de personas serían asesinadas entre ambos campos bajo el mando de Franz Stangl. Después de la guerra huyó a Brasil siendo detenido en 1967 y extraditado a Alemania, juzgado por sus crímenes de guerra fue sentenciado a cadena perpetua.
Nos situamos ya en abril de 1971, Gita Sereny decide abordar la figura de este SS y acomete su entrevista con variados encuentros entre los meses de abril y junio de ese mismo año. Fruto de estos encuentros nació este trabajo titulado “Desde aquella oscuridad. Conversaciones con el verdugo: Franz Stangl” editado por Edhasa en 2009.
¿Qué podemos esperar de esta obra? En primer lugar, y para todos aquellos a los que nos interesa el estudio de la Shoah, intentar seguir buscando respuestas hacia algo que continua siendo inexplicable e inconcebible. Porque sí, eso es lo que realmente queremos averiguar al igual que la gran Gita Sereny, ¿quién o quiénes eran esas personas que encabezaron las grandes matanzas? ¿Eran personas normales? ¿Por qué lo hicieron y que suponía para ellos en su interior llevar a cabo tal desastre humano? ……..cuántas preguntas que siguen buscando respuesta……..todavía hoy…..
Entrando ya de lleno en el análisis de este trabajo, habría que comentar como aclaración que no es una entrevista al uso, es decir, el libro no es una mera transcripción de las palabras de Franz Stangl, es a través de este personaje y de sus afirmaciones desde el que se construye el relato. Estamos pues ante un estudio transversal de lo que fue Treblinka y sus ramificaciones en todo orden, desde la posición tomada por la familia de Stangl ( la mujer es entrevistada paralelamente sin que su marido fuese consciente) hasta su mujer e hijas, cómo vivieron el papel representado por su marido en la maquinaria genocida nazi y qué representó para ellas esta participación. Entrevistas a compañeros de Stangl que sirven en ocasiones para afianzar sus declaraciones o todo lo contrario, el papel de la Iglesia a través de relatos de sacerdotes que estuvieron en contacto con Pio XII y su controvertido papel en el Holocausto. Y sobre todo, ese análisis intimo de un personaje clave en el genocidio en donde podemos observar su defensa ante su papel como director-ejecutor de la muerte de al menos un millón de personas. No nos puede sorprender el pretexto tantas veces mencionado de auto justificación de la “obediencia debida”, de ese miedo a no poder negarse a entrar en esa máquina infernal sin que supusiese un peligro para su vida y la de los suyos. Franz Stangl nos es ajeno a estos argumentos y así lo hace saber a Gita Sereny. Había que hacer un trabajo y había que hacerlo bien, y eso es lo que hizo sin desear personalmente la muerte a ninguna persona…la empatía más alejada de cualquier atisbo humano en su máxima expresión. Gran éxito cuando consigues deshumanizar al prójimo, todo resulta más fácil, todo es ajeno a ti, y así lo vivió Franz Stangl. Estamos pues ante un servidor eficaz del régimen nazi, un hombre que no se plantea excesivamente el por qué ni las causas que condujeron a eliminar físicamente a millones de seres humanos, tal vez, y esto no puede servir de descargo, su anterior trabajo de policía le sirvió como escudo eficaz para no plantearse otras alternativa que no fuese cumplir la ley. Obedecer sin cuestionar a tu superior es clave en la jerarquía militar o policial y, aunque personalmente sufriese dudas internas en alguna ocasión, siempre prevaleció su obediencia debida.
¿Se arrepintió? ¿Da muestras de ello durante el relato? A veces deja entrever que estaba arrepentido de haberse implicado tan activamente en esa labor, pero principalmente por el daño que eso ocasionó a su familia a la que estaba íntimamente unido, sobre todo a su mujer. Podemos extraer en consecuencia de la lectura del libro que, y esta es una opinión muy personal, fue más un arribista que alguien comprometido o excesivamente influido por la política nacionalsocialista, la manera en la que aceptó los puestos mencionados anteriormente así lo justifican, no era un personaje implicado excesivamente en la doctrina nazi como componente político sino una pieza eficiente que llevó su tarea hasta la máxima culminación, que no fue otra que la matanza de al menos un millón de judíos. Y, puede que precisamente por esto mismo, sea todavía más difícil de entender. ¿Hay justificación alguna para obedecer órdenes asesinas? ¿Todo vale con tal de cumplir la ley? ¿Se puede ser un eficiente servidor de un régimen como el nacionalsocialista y no cuestionarte ni un atisbo de humanidad? Franz Stangl es un ejemplo de todo esto, un personaje que decidió participar voluntariamente en la maquinaria genocida nazi sin plantearse cualquier consideración moralista sobre si lo que hacía estaba bien o no. Gita Sereny consigue magistralmente con sus entrevistas ofrecernos respuestas a estas cuestiones, nada más y nada menos que de la mano de Franz Stangl, el verdugo de Treblinka. Impresionante relato que todo interesado en el Holocausto Judío debe leer.
Gran reseña y extraordinario libro que leí hace 10 años y que aún recuerdo con nitidez. De las lecturas que más me han marcado. La autora nos coge de la mano en un descenso a los infiernos. Coincido con Leiva en que el libro de Arendt es imprescindible. También destacaría «Amos de la muerte. Los SS Einsatzgruppen y la Solución Final» de Richard Rhodes y «Aquellos hombres grises» de Cristopher Browning.