Cuatro gotas de sangre. Diario de un catalán en Marruecos, Josep María Prous i Vila

¿Se imaginan a un miembro de Esquerda Republicana de Cataluña luchando en la Guerra de Africa contra un nacionalista rifeño anti-español? Pues esta es la virtud y el vicio de este libro de memorias escrito por un republicano nacionalista que sufrió la inmediata campaña post-Annual entre los años 21 y 23 del siglo pasado.

Josep María Prous i Vila nació en Reus en 1899 y por quintas tuvo que ir a luchar a Melilla en septiembre de 1921 hasta que se licenció en el verano de 1923 completando su tiempo de servicio con los momentos mas difíciles de la defensa de Melilla, la toma del Gurugú, la recuperación de Nador y Zeluán con sus espeluznantes retratos de la violencia rifeña contra los prisioneros españoles así como la exhibición impúdica de cabezas rifeñas por los no menos salvajes legionarios. Hay un pasaje especialmente espeluznante que cuenta el autor cuando tiene que pasar la noche en la explanada de entrada de la ciudadela de Monte Arruit donde fueron masacrados varios miles de soldados españoles y que cuando llegó el autor todavía estaban medio enterrados en fosas comunes. En su recorrido por el escenarios de la catástrofe por donde va pasando el autor se ven los restos, materiales y humanos, de la hecatombe.

Junto a esta parte vivencial y testimonial del libro el autor reflexiona acerca de la tierra, el paisaje humano y geográfico del Rif cuando puede estar de guarnición en algún punto alejado de la vanguardia que alimentan las tropas de choque como son La Legión y los Regulares. Otra serie de reflexiones van encaminadas a atacar al militarismo que ha llevado al Desastre y a la casta de políticos/empresarios/rey/militares que sacrifican a los pueblos de Iberia (sic) en el altar del interés económico. Su condición de catalán independentista lo hace extraño al militarismo español y cercano al sojuzgado pueblo kabilieño con el que suele empatizar. Empatía que también tiene con sus compañeros de infortunio de Compañía con los que tiene lazos de solidaridad en virtud del sufrimiento común que padecen por culpa de una guerra absurda.

La primera edición del libro fue editada por la Llibrería Catalonia el 31 de diciembre de 1935 por lo que no tuvo el éxito que tuvieron las publicaciones que se editaron en los inmediatos días o meses que siguieron a la derrota de Annual como fueron «Imán» de Ramón J. Sénder o «El blocao» de José Díaz Fernández o el «Diario de una bandera» del entonces comandante Francisco Franco. Para 1935 los españoles tenían otras preocupaciones que la añeja Guerra de Melilla aunque en el libro se hacen afirmaciones que serían proféticas medio año mas tarde cuando se sublevaron los militares africanistas y España tuvo una terrible guerra civil en la que ninguno de los bandos se dio tregua y fue extremadamente cruel como había sido la guerra del Rif.

El retraso en la edición respecto a los hechos narrados y el estar escrita en catalán tanto la edición de 1935 como una edición muy pequeña que se hizo en 2003 a cargo del Centre de Lectura de Reus han hecho de esta imponente obra testimonial una rareza que esta nueva editorial catalana, Barril & Barral, contribuye a normalizar en una edición muy cuidada que prologa Ignacio Martínez de Pisón.

Ya se pueden imaginar que las cuatro gotas de sangre están relacionadas con la sangre catalana del autor derramada en tierras del Rif y están relacionadas con la Senyera catalana que lleva cuatro franjas verticales color rojo sangre.

Nº páginas: 336 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788493770730
Nº Edición:1ª Barril & Barral
Año de edición:2011
Plaza edición: BARCELONA

Un comentario en «Cuatro gotas de sangre. Diario de un catalán en Marruecos, Josep María Prous i Vila»

  1. «la exhibición impúdica de cabezas rifeñas por los no menos salvajes legionarios» sin entrar en otras consideraciones, a parte de que pme parece poco afortunada la frase, simplemente comentar que esa costumbre fue adoptada por legionarios, regulares, infantes, artilleros….. las propias fotos y relatos de la época lo demuestran.

    Saludos

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