Cuadernos de Guerra (1914-1919), Louis Barthas

Louis Barthas fue un cabo de infantería de origen provenzal y convicciones socialistas-pacifistas que luchó a lo largo de toda la PGM en primera línea en el frente occidental; primero en Picardía y mas tarde en Verdún, Champaña, Somme y Argonne. Todas estas experiencias de combate las cuenta en 19 cuadernos que narran minuciosamente el día a día de los relevos y la estancia en primera línea.

Barthas es un auténtico poilu (peludo) que se siente mas cerca del infante alemán que lucha frente a él que a los propios jefes y oficiales franceses que mandan a morir a miles de soldados desde sus salones de mapas bien alejados del frente. Barthas no es un escritor profesional sino un artesano tonelero con cierta instrucción y convicciones socialistas que encara la guerra con fatalismo pero dejando testimonio del absurdo de una guerra que mata a miles de obreros por no se sabe bien qué ideales de grandeur (recuerden la frase de Senderos de Gloria: el patriotismo es el último refugio de los canallas.) Sus textos no aparecieron hasta que su nieto los encontró en un desván y los presentó al historiador Remy Cazals que lo publicó en 1978 bajo el sello del editor François Maspero. Hoy en día, es un clásico de los libros de testimonio de la PGM y está en los textos de historia de los escolares franceses por lo que es muy conocido y reconocido en Francia.

A lo largo de los 19 cuadernos y las 1732 páginas manuscritas del original podemos ver observaciones pacifistas, políticas, descripciones del horror de la guerra, desprecio hacia los oficiales propios por cobardes, críticas a Joffre y a Clemenceau (asesino de obreros), condiciones insalubres de combate con parásitos o frío o apretujamiento en espacios cerrados o lluvia o ratas o cadáveres sin enterrar por contraste a la vida civil o a la vida del emboscado de retaguardia que convive con los jefes enchufados como telefonistas o edecanes o ciclistas de órdenes o ordenanzas o cocineros.

«Nos apilaron en unos cobertizos para el heno y como colchón empleamos unos restos de paja en los que pululaban miles de piojos. Aquel castillo era un verdadero nido para privilegiados, para todos los privilegiados de la sección: telefonistas, secretarios, camilleros, gendarmes. Todos ellos ocupaban, naturalmente, los mejores puestos y nos miraban con innegable desdén».

Su condición de pacifista y socialista hace de Barthas un autor muy crítico con las muertes inútiles de soldados-obreros y con las relaciones de poder que, de la vida civil o económica, se reproducen en la vida militar. No es un libro, para nada, que intente agradar al stablishment militar francés y su imagen de grandeur. Para el autor son mejores los artilleros y las trincheras alemanas que las propias y en el libro hay varias situaciones de confraternización entre soldados franceses y alemanes que Barthas alienta y encubre. Contra las mentiras de la «verdad oficial» y la verdad propagada por los periódicos mentirosos que suelen poner al soldado alemán como bestia lujuriosa y destructiva.

El único pero que le pongo a la edición es la traducción del libro a cargo del traductor Eduardo Berti (traduttore: tradittori) que vierte al castellano de Argentina este texto sin que además se le note dominio de la terminología militar española. Así tenemos que traduce Armée por armada en lugar de ejército, marechal de logis por Mariscal en lugar de furriel o mitralleuse por metralleta en lugar de ametralladora lo que hace rara la lectura de texto. Me recuerda las traducciones portorriqueñas de la serie televisiva Ironside que convertían en graciosas las brillantes actuaciones forenses del impedido abogado.

Editorial Páginas de Espuma
664 páginas
Voces/ Ensayo • 198
ISBN: 978-84-8393-157-8
21,5 x 14 cm.
Fotos B/N

6 comentarios en “Cuadernos de Guerra (1914-1919), Louis Barthas

  1. El libro es muy bueno, muy duro con el estamento militar y político francés de la época y un relato tan auténtico de la guerra de trincheras como Tempestades de acero, pero diametralmente opuesto. La traducción adolece del fallo de siempre: encargar a un traductor que no tiene ni idea de temas militares la traducción. En la pág. 632 dice que leyó en Guingamp un letrero: «Caserna de la Torre de Auvernia» cundo habla de Latour d´Auvergne, militar francés cuyo nombre no necesita de traducción. Lamentable.

  2. La editorial Páginas de Espuma es una editorial de origen argentino aunque radicada en Madrid y cuenta con colaboradores argentinos como es Eduardo Berti que es muy conocido como poeta en su país y natal. Yo he leído un artículo publicado en el periódico La Nación muy informado sobre la «literatura de trinchera» de la PGM por lo que es un intelectual informado y culto. Lo que sucede es que traduce al castellano que se habla en Argentina y no conoce la terminología militar. Esto se hubiera arreglado con un corrector que supliera estas carencias con ello el libro quedaría redondo. De todas maneras, la traducción no mata la voz de Barthas, su socialismo anticlasista y su pacifismo internacionalista. Es una voz veraz, digna y abarca toda la PGM. No es una voz estilizada o culta como la de Barbusse o la de Jünger, es la voz del auténtico poilu autodidacta y humanista.

  3. Totalmente de acuerdo contigo Vicent, el libro es un clásico de la WW1, que incomprensiblemente no estaba traducido al castellano. La traducción en español-argentino no impide percibir desde la primera página su crítica con la guerra, la dirección de la misma y la desesperanza que siente Barthas. Un gran libro que desmitifica la inútil matanza y que junto a El Fuego de Barbusse y El Miedo de Chevalier conforma una trilogía de escritores franceses que luchan en las trincheras y cuyos libros son antimilitaristas. En la otra parte tenemos a Junger y su libro Tempestades de acero.

  4. Interesante obra testimonial, Viçent. La verdad de la guerra.

    Creo lo de la falta de dominio del léxico militar, ya que se da con frecuencia, pero me causa curiosidad lo del «castellano de argentina» ¿podrías poner algún ejemplo, si no es mucha molestia?

    Un saludo.

  5. Me refiero a que, mas que a hablar de «plata», «cuadra»,»coger a la concha de tu madre» y expresiones típicamente porteñas del castellano, Berti traduce de una manera que provoca sorpresa: «los felices torpederos abandonaban sus máquinas e iban a dormir a retaguardia» (pag. 242). En castellano de aquí es un tipo de embarcación militar de poco calado mientras que al soldado que lanza ¿torpedos? se le puede llamar mas propiamente zapador.
    «Quitamos Maroeuil a las once de la mañana» es como lo traduce Berti cuando debería ser traducido como «Dejamos Maroeuil a las once de la mañana» (pag. 241). El verbo francés quiter en castellano de aquí se traduce como dejar o abandonar, no se si en Argentina se entiende bien «Quitamos Maroeuil a las once de la mañana. Y así, mas.
    Seguramente Berti es un buen conocedor de la lengua francesa y como poeta tiene un buen manejo de la lengua castellano pero si un lector competente, un corrector de textos, hubiera leído las galeradas antes de ser impresas hubiera mejorado el libro que, por otro lado, ya he dicho que es magnífico y recomiendo a todos.

  6. Por lo que comentas parecen fallos de traducción y de desconocimiento del léxico militar. Aunque me sorprendería que una editorial con vocación panhispánica como es «Páginas de espuma» cayese en localismos, lo habitual suele ser usar un español neutro, normativo, común en el que se lima toda peculiaridad regional.
    Gracias.

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