El texto que nos ocupa trata del que bien pudo ser el último viaje del Real Tránsito de Caudales. Época: 1810, en plena guerra de Independencia española.  Viaje accidentado, ya conflictivo desde sus comienzos, con un íntimo secreto que desvelará al final, en torno a la identidad del navío, y en la que la trama objetiva, los avatares del viaje propiamente dicha, se mezclan con los avatares del viaje interior del protagonista central, el capitán del San Leandro.

Mezcla de historia y ficción, puesto que el personaje central y narrador es D. Pedro Afán, capitán del San Leandro, (históricos ambos) navío que tratará de esquivar el cerco francés y la británica atracción por los tesoros ajenos, para llegar una vez más a la América aún española, pero en trance de dejar de serlo.

Su misión, que recibe de palabra del general de la armada D. Antonio de Escaño (histórico personaje, en esos momentos Regente) consiste en recoger los caudales destinados a salvar la resistencia española al francés, atrincherada en Cádiz, adonde debe volver con su preciosa carga, esquivando a piratas, a enemigos y a amigos (británicos) demasiado interesados por el contenido de las bodegas del barco.

En este arriesgado viaje debe seguir derrotas poco habituales, pasar desapercibido, evitar compañías no deseables, incluso esquivar batallas, salvo cuando sea inevitable, hasta llegar a tierras venezolanas, y luego mexicanas. El capitán se verá obligado a cambiar planes y a improvisar nuevos por las diversas incidencias del viaje. También habrá de sortear  otros escollos, persecuciones implacables, tormentas y marejadas, traiciones dentro de su propia tripulación y sorpresas inesperadas.

Lo que asimismo muestra el autor en esta narración es el viaje interior del capitán Afán: temores, dudas, crisis, enfermedades, y la terrible soledad que conlleva el mando.  Soledad en la que ha de tomar decisiones a veces terribles, incomprendidas por la tripulación incluso por sus más allegados oficiales. Y este personaje no era un héroe legendario, aunque su hazaña fuera titánica y heroica, sino un hombre de carne y hueso, con ideales y flaquezas, errores y aciertos, deseos y voluntad.

En suma, una narración que, además de mantener la atención con un muy bien dosificado ritmo, nos hace partícipes de las penurias y afanes que en aquella y otras épocas habían de pasar todos los que se embarcaban, pero aún más, aquellos que mantuvieron durante siglos el Real Transito de Caudales, que sostenía económicamente un país en decadencia económica endémica.

Víctor San Juan, (Madrid, 1963),  es escritor, ingeniero y navegante, estudió en el colegio de los hermanos de La Salle, ingresando en la Universidad Politécnica para cursar estudios de Ingeniería Naval e Ingeniero Técnico de Obras Públicas. Es diplomado en sistemas de calidad ISO 9.000, y posee títulos de patrón de litoral, patrón de yate y capitán de yate. Ganó el premio Nostromo de literatura marítima en dos ocasiones,  ( 2001 y 2011), siendo finalista en 2009. En 2006 recibió la medalla de la Fundación San Telmo de las Letras de la Mar.