Un hombre se dispone a tomar su desayuno en una lujosa mansión de New York. De repente, de entre los periódicos, el hombre ve un trébol de cuatro hojas. Echa un último vistazo al exterior, donde su mujer y sus nietos juegan en la nieve y se pega un tiro en la cabeza.
Así comienza Rubicon, la serie de conspiración, espionaje y terrorismo de la cadena norteamericana AMC: una sola temporada de 13 episodios, un clásico, un excelente elenco de actores (especialmente el que interpreta al malo malísimo Truxton Spangler) y una ambientación que se sale un poco de lo normal en estos temas. Como ha escrito Jorge Carrión en Teleshakespeare, su libro sobre las series norteamericanas actuales, a diferencia de las narraciones de espías que trascurren en escenarios globales, Rubicon “apenas se mueve de los despachos del American Policy Instituye, un centro de análisis e interpretación de datos sobre política internacional, con sede en New York. Un think tank: un depósito de ideas y de las personas que pacientemente las alumbran”. Sigue leyendo