Cat Shit One, Motofumi Kobayashi

La representación y, ¿por qué no?, docencia de la Historia puede adoptar muchas formas habiéndose multiplicado las posibilidades en las últimas décadas, por esta razón os ofrezco este artículo tras comentárselo a mi tocayo Javi, administrador de este blog. Igual a algunos no les parece serio traer a esta casa un cómic o banda diseñada, pero yo, como escritor (pésimo, para ser sincero) y dibujante aficionado (igual más pésimo todavía) no he podido resistirme al particular encanto que puede desprender la Historia en unas páginas plagadas de trazos y palabras. Por esta razón, y no otra, os doy a conocer (a aquellos que no frecuenten este particular mundo) de esta genial  obra del autor japonés Motofumi Kobayashi que responde al título de “Cat Shit One” ambientada en la Guerra del Vietnam entre 1965 y 1975, aunque en esta ocasión solamente os voy a hablar del volumen 00 escrito en 2005 (unos años después de que lo fueran los tres originales) que en realidad es una precuela por llamarlo de alguna manera, ya que trata de las primeras misiones del grupo de operaciones especiales que da nombre a la cuatrilogía.
Pero, antes, hablaros de que aunque se emplee una técnica llamada animales antropomórficos, esto no supone una relajación en la veracidad y crueldad de la guerra. Muchos hemos crecido viendo animales haciendo proezas y teniendo vivencias humanas como, por ejemplo, Willie Fogg, pero que nadie se deje llevar a engaño: el uso de animales para contar historias y moralejas siempre ha estado presente en nuestra cultura y, gracias a ello, podemos disfrutar de obras tales como “Maus” de Art Spiegelman que, a través de unos simples ratones, plasma la biografía de su padre, superviviente del campo de concentración de Auschwitz.
En “Cat Shit One” los conejos (americanos), gatos (vietnamitas), osos negros (soviéticos), osos panda (chinos), canguros y otros marsupiales (australianos) y simios (japoneses), entre otros, participan en una guerra cruel donde la muerte acecha a cada paso. Para llevarnos de la mano por esta extensa escena bélica, Kobayashi nos ofrece la compañía del sargento Perkins “Perky”, el cabo White “Rats, el operario de radio Botaski y “Chico”. Los dos primeros son blancos, mientras que el tercero representa a la comunidad afroamericana, el cual no se corta un pelo en un cariz racista hacia los asiáticos. Por último, “Chico”, que es el que menos sale en las historias pero que es fundamental, es un vietnamita de la tribu Nora de los Montagnar que luchan contra Vietnam del Norte.
Para explicar el uso de formas antropomórficas en esta obra, Kobayashi recurre a una idea en esta precuela un poco traída por pinzas, ya que Perkins en realidad es un astronauta humano que en el año 2005 tenía que aterrizar en Marte, pero que su nave entra en un bucle espacio-temporal y termina estrellándose en Vietnam en 1965 en un mundo en el que ya es un conejo. No es esto lo que me choca, sino que destina a este personaje, nada mas ni nada menos, que a la Guerra del Vietnam. Yo, si me cruzara con algo así y fuera de la CIA, este muchacho no saldría de los laboratorios de la NASA y estaría construyendo un ordenador mucho antes que los de APPLE y a nivel del s. XXI.
Se nos muestran las primeras misiones con las tribulaciones y prejuicios de todos los personajes, con reflexiones sobre la responsabilidad de los soldados en una guerra en la que, como bien dijo el capitán Willard “Juzgar a alguien por asesinato en esta guerra sería como poner multas de velocidad en la carrera de Indianápolis”.
Además de precuela explicativa de los tres volúmenes regulares, contiene una historia final con la guerra terminada y en la que Perky trata de volver a reunir a los miembros del grupo para una última misión: adentrarse en Camboya y obtener pruebas fehacientes del genocidio que se estaba perpetrando por parte del régimen de los Khmer Rouge  (los Jemeres Rojos). Volver a la selva no resulta fácil y menos para encontrarse con los “campos de la muerte”. Con esta última aventura, se nos muestra la crueldad extrema que sufren los refugiados de guerra y de la locura totalitarista mientras el Cat Shit One asiste a la invasión de Camboya por parte de tropas vietnamitas, acabando con esa locura.
En este último guiño a estos muchachos, vemos la desgracia de los veteranos que vuelven a un país en el que no encajan, como le pasa de algún modo al cabo White o,  por el contrario, se encuentran con una inesperada fortuna y éxito como es el caso de Botaski que se hace millonario con una macrocadena de establecimientos hosteleros basados en la comida rápida. “Chico” tuvo que abandonar su tierra  y vivir de mercenario en Laos para mantener a su familia, aunque terminó siendo un refugiado de guerra.

A lo largo de este tomo y, sirviendo la presente como adelanto para posibles artículos sobre los otros tres, se nos muestra una cuidada ambientación no dejando nada al azar. Así, el autor no se priva de, ya sea en pequeñas viñetas o en hoja completa, hablar de la tensa situación política de la zona y a nivel mundial, con menciones y biografías de los personajes principales, echando mano de mapas, esquemas (como es el de la equipación de las tropas de operaciones especiales), técnicas de combate y rastreo, así como los medios y procedimiento de apoyo aéreo a través de distintos tipos de naves y maniobras.
Deciros que no es un comic destinado al público infantil por mucho que haya animalitos. Las palabrotas, las heridas sangrantes y los placeres privados acechan en cada viñeta para darnos una visión real a través de trazos de lápiz.
Como hago casi siempre con estas colaboraciones, no me resisto en comentaros algo sobre el autor, Motofumi Kobayashi. Nació el 28 de Enero de 1951 en la Prefectura de Fukushima (Japón) y es un reputado artista japonés, pero no os vayáis a crear que es únicamente un dibujante de manga ya que es el primera nipón que ha trabajado para Marvel Comics allá en 1987 debido a una política interna de transgredir fronteras culturales con el producto Psychonauts. Pero lo que caracteriza a Kobayashi es su especialización en el género bélico como Panzergrenadier, Guerrero en Llamas, Vietnam War u Omega 7 que son de estilo realista.
Por su apego al tema bélico y en especial también al de la II Guerra Mundial vista desde el bando alemán, se lo ha tildado de autor que hace apología del nacional socialismo por medio de alguna de sus obras, las cuales no han sido editadas y publicadas fuera de Japón. Debido a que no he tenido contacto con tales cómics no puedo opinar sobre este extremo, solo deciros que en el volumen del que os hablo y del resto que podéis adquirir en España no hay nada de apología. Buceando un poco en este tema solo he podido encontrar ciertas reseñas sobre que se le tacha de apólogo del nazismo al presentar historietas en los que los soldados alemanes aparecen como ejemplos a seguir. Bueno, si por esto se hace apología del nazismo mejor apaga y vamonos, ya que no creo que nadie vaya donde un alemán hoy día y le diga: “Tu abuelo era un asesino nazi por que formaba parte de la Wehrmarcht”. Pues no. Si es por esto no, ya que si no se comportaron como monstruos, son tan ejemplos de seguir como cualquier soldado valiente de cualquier ejército del mundo. ¿No?
Espero que la presente reseña os haya parecido interesante y diferente.

 

Lengua: CASTELLANO
ISBN: 84-8449-913-8
Nº Edición: Primera
Año de edición: 2006
Editorial: Ediciones Glénat España, SL. Colección “Seinen manga”
Plaza edición: Barcelona
Páginas: 144

6 comentarios en “Cat Shit One, Motofumi Kobayashi

  1. Jooolín y tan interesante que me ha parecido Comandante. Excelente!!, tanto por el tema que nos has como por la maginifica reseña que nos has preparado. Del manido tema de tildar a todo el que vea, lea o escriba del lado alemán de nazi o apologeta del nazismo mejor no entrar.

  2. Excelente reseña Tocayo!!. Gracias por traer este tema tan intereante. Aunque parezca que no, el mundo del comic siempre ha estado ligado a la historia bélica. Yo recuerdo de pequeño cantidad de comics ambientados en la 2º G.M., una serie que tenía mi padre de los años 60 llamada «Hazañas bélicas», todavía queda alguno que ha sobrevivido al tiempo y al paso de las generaciones.

  3. Muy interesante amigo Comandante. Hay mil maneras de disfrazar la crudeza de la guerra, pero una sola de trasmitirla. Yo no soy muy amigo del cómic, pero he de reconocer que si algún día leo alguno, éste estará entre ellos.

  4. Es un comic que me ha encantado. Estoy de acuerdo en que el planteamiento resulta bastante extraño, y muy poco coherente, pero yo creo que el verdadero espiritu del comic se adquiere leyéndo las historías de modo independiente, y sin buscar una cohesión a los personajes.

    La ambientación es genial, pero no deja de notarse que la visión japonesa resulta siempre muy maniquea, muy lineal.

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