Blandir la espada, Richard Cohen

Historia de los Gladiadores, Mosqueteros, Samuaris, Espadichines y Campeones Olímpicos.

La empuñadura se sostiene como si se tuviera un pájaro en la mano, con suavidad para no aplastarlo, y con firmeza para que no eche a volar

(Jaime de Astarloa en El Maestro de Esgrima, de D. Arturo Pérez-Reverte)

El brazo como extensión del cuerpo. La espada como extensión del brazo. El filo del arma como defensa del honor. He aquí la esencia de la scherma. Una bonita frase que encierra todo un código de honorabilidad por desgracia perdido en la actualidad. Siempre he sido un enamorado de la esgrima y de la belleza plástica que representa. De pequeño me crié viendo muchas películas de espadachines, unas elegantes y míticas como Scaramouche, y otras épicas en el que el símbolo de la espada era la esencia del ser como Conan, el Bárbaro. Las disfrutaba y luego las rememoraba movimiento a movimiento aumentando mi imaginación más pueril. Pasaron los años y esa afición no decayó sino que se amplió llegando a leer todo tipo de manuales de esgrima que cayeran en mis manos y visitando un sin fin de museos solamente para vislumbrar el trabajo de los grandes forjadores de espadas. Esa afición desembocó finalmente en la práctica y desde hace algún tiempo he practicado este noble arte desde la esgrima clásica hasta la de competición entrando en un mundo lleno de códigos y normas apasionantes en la que solo estas tú y tu arma, sea ésta espada, sable o raudo florete. Al comienzo de las prácticas mi mujer me regaló un fantástico libro que me ayudaría en mis clases y, pardiez, que no solo no me ayudó sino que también me zambulló en el universo de la esgrima y su historia desde sus comienzos hasta la actualidad llegando a comprender que esta afición, casi religión, no solo ha sido cosa mía sino que muchas personas antes que yo veneraron el noble arte de la defensa y el ataque, de las paradas y el mortal fondo. No estaba solo en ese mundo. Ese libro no era otro que Blandir la espada, de Richard Cohen.

Escribir sobre la esgrima no es fácil. Es plasmar la gracia del movimiento en papel y a la vez que esa impresión regrese al maestro. Muchos escritores han intentado hacer el manual perfecto durante siglos pero pocos han conseguido hacerlo. Libros sobre el tema existen a patadas, pero no tantos sobre la Historia en sí. Por tanto se agradece la aparición del libro que en estos momentos tengo entre manos. Y si encima éste esta escrito por un auténtico maestro en la materia se agradece y mucho. Pocas personas saben quien es Richard Cohen, pero en el mundo de la esgrima es de sobra conocido. El autor fue cinco veces campeón nacional de esgrima en Inglaterra y olímpico entre 1972 y 1984. Más tarde fundó la editorial Richard Cohen Books y actualmente trabaja como articulista para diferentes periódicos como The New York Times. Pero aun así nunca ha olvidado su amor por la esgrima y su docencia. Y eso lo ha plasmado en este libro que combina a la perfección la erudición y la rigurosidad histórica con lo didáctico y entretenido para cualquier persona amateur en este campo.

Si ustedes se fijan en la portada observarán el siguiente subtítulo Historia de los gladiadores, mosqueteros, samurai, espadachines y campeones olímpicos. He aquí la esencia del libro en sí. Richard Cohen hace un auténtico viaje a la historia de la espada a través de sus protagonistas, desde las rudimentarias espadas creadas en la antigüedad, pasando por la adoración de esta arma en la Edad Media y su perfeccionamiento y codificación en el Renacimiento y mundo Barroco, convirtiéndola en un arma de distinción, hasta su finalización como deporte en la actualidad. Les aseguro que este recorrido que nos propone el autor es apasionante pues mediante un lenguaje sencillo, directo y muy entretenido nos enseña los entresijos de esta arma con la que podremos, viviéndolo, unirnos a las legiones romanas y luchar junto a los gladiadores en la sangrienta arena; montarnos una armadura y venerar a nuestra espada en los campos de batalla y en los diferentes tipos de justas; conocer a los míticos forjadores de espadas samuráis entre el brillo de sus hornos; y estar delante de los maestros particulares de esgrima que enseñan por pocas monedas la estocada perfecta. Un libro que no deja tregua al lector haciéndole vivir toda la leyenda de la espada.

El autor no solo se centra en la evolución del arma a través de la historia sino que trufa toda ella con un montón de anécdotas y datos curiosos descubriendo todo un universo a la persona que por primera vez se acerca a este mítico mundo. No solo habla de maestros, espadas de diferentes tipos o técnicas de defensa y ataque sino que lo llena con elementos que han circulado alrededor de este tema, desde la literatura, como por ejemplo El Maestro de Esgrima, o el cine con grandes actores y películas en las que se recrean apasionantes aventuras de capa y espada de la mano de afamados nombres como Errol Flynn o por ejemplo Basil Rathbone. El lector verá que la esgrima no es solo un arte para unos pocos sino que ha estado presente en otras muchas artes y en muchas personas que desconoce o que cree que nunca cogerían una espada, como por ejemplo Voltaire, Richard Burton, Napoleón, George Washington, Charles Dickens, Marx, Grace Kelly o Alejandro Dumas… Aun así, y no quiero despedirme sin antes indicarles que el lector que busque en el libro un manual de esgrima o la estocada perfecta se llevará un chasco o contratiempo pues este ejemplar solo nos muestra la Historia de la Esgrima a través de los siglos y la evolución de la espada y su arte, no un libro de reglas para el mejor manejo de su arma.

Concluyo diciéndoles que les animo a abrir las paginas de este fantástico ensayo titulado Blandir la espada, del maestro Richard Cohen pues no solo van a conocer hechos interesantísimos de este arte sino que comenzarán a apreciar el espíritu de este arma de honor y su valor como herramienta que ha acompañado al hombre a lo largo de su devenir en la Tierra. Comprenderán que la espada no solo es un deporte sino toda una auténtica filosofía de vida en la que muchos amantes de sus enseñanzas nos dejaron experiencias más allá del valor y de la vida.

Nº páginas: 560 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788423335671
Colección: IMAGO MUNDI
Nº Edición:1ª , Destino
Año de edición:2003
Plaza edición: BARCELONA

10 comentarios en “Blandir la espada, Richard Cohen

  1. Apasionada apología de la esgrima como filosofía de vida y como deporte. Yo lo he practicado durante mucho tiempo, la espada, y leí con devoción este libro cuando salió ya hace años. Cuenta muchas anécdotas y muchas historias de la historia de la esgrima. Ya saben, el arte de tocar sin ser tocado. Muy recomendable.

  2. Gracias Vicent. Es chulo reconocer a otro compañero esgrimista. Me acuerdo que cuando comence a dar clases me dieron a elegir entre espada, sable o florete, y elegí la espada por ser más completa. El sable siempre lo he asociado a la caballeria y a su tendencia a tronchar torsos y cabezas.
    Es uno de mis aficiones preferidas y si eso lo juntas con este maravilloso libro, ya es la leche 😉

  3. Bienvenido Balbo, otro colega reseñador más. Yo en su día me compré una espada y estuve buscando para recibir clases de algún tipo pero desistí al no encontrar nada. Ahora veo que esto es más frecuente de lo que yo pensaba. Sobre el libro pues poco puedo añadir, si te gusta este mundo es imprescindible.

  4. Yo también me informé en su día, pero es lo que tienen las provincias: O me metía en un curso de esgrima para teatro o en uno lleno de niños…Así que nanay.

    «¿Caérsete la espada? La espada es parte de tu brazo. ¿Se te puede caer el brazo?»

    Juego de Tronos

  5. Guasss!!! me apunto esta cita Uro. Por cierto la cita que yo he puesto al principio de la reseña viene de la increible obra maestra Scaramouche, de Sabatini, del profesor de esgrima del protagonista. Perez-Reverte que es un fanatico del autor y del libro al igual que yo la incorporó mediante un guiño al Maestro de Esgrima. Pelicula de visionado obligado cada quince dias y de lectura cada mes, como minimo. Tambien les recomiendo los Duelistas, de Conrad, tanto en cine como en novela.

  6. Señor Balbo,bienvenido.Menuda reseñita para empezar.Yo no he tenido nunca afición a las espadas,mi padre era más de comprarme escopetas.Recuerdo una replica espectacular del famoso Winchester,y nunca olvidaré lo bien que lo pasamos con la Gamo G-1200.Una escopeta de repetición que me hacia sentir como el Burt Reynolds de la época.

    Apasionante reseña Balbo,espero que la primera de muchas.

    Saludos.

  7. Balbo, una cosa que aprendí cuando hacía esgrima es a abjurar de las películas clásicas de espadachines que me pegaban media hora para tocar al contrario. En mi realidad esgrimística me di cuenta de que los mejores son los que hacen un toque con un movimiento sorprendente de muñeca; todo lo demás es coreografía melodramática. Respecto a la esgrima en el cine es verdad lo que dices de la estética en «Los duelistas» (yo he reseñado aquí el cuento de Conrad)y el realismo de «El maestro de esgrima» (salvo lo de la estocada perfecta) pero yo recomendaría a los amantes de la esgrima la película «Sunshine» de Istvan Szabo que narra la odisea histórica de una familia húngara de origen judío que ganaron campeonatos del mundo de esgrima para su país y que fueron asesinados por los nazis en los campos de exterminio con la aquiescencia de la sociedad húngara a la que dieron tantos triunfos internacionales. En el libro de Cohen se reconoce la valía de la escuela húngara de esgrima así como de la escuela italiana y la solvencia técnica de un personaje tan maligno como fue Heydrich que era un gran esgrimista, tocaba muy bien el violín y era marino profesional.

  8. Me acuerdo que las primeras clases eran desesperantes. No hacia un tocado aunque el oponente estuviera quieto. Intentaba todo el rato estar en posicion perfecta con mis dos piececitos uno hacia las doce y otro hacia las nueve (soy diestro), mi puño y espada en guardia… y de pronto ¡zas! tocado fulminante del otro, o una flecha impresionante. Cuando paso unos meses me fui soltando y poco a poco fui ganando algun combate. Snif, que tiempos. Por cierto me apunto la peli, muchas gracias 😉

  9. Me parece que eres nuevo reseñando aquí, Balbo , si no me traiciona la memoria, si es así: muy bienvenido y menuda entrada «por la puerta del triunfo». Para mí el tema es «rara avis» aunque reconozco que siempre sentí cierta atracción por la espada. Buena reseña; destila pasión. Gracias.

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