Bagration y las ofensivas soviéticas de 1944, R. Muñoz Bolaños

La destrucción del Grupo de Ejércitos Centro alemán.

Roberto Muñoz Bolaños
Ilustraciones de Ángel García Pinto y Claudio Fernández

Entre junio y agosto de 1944 las fuerzas soviéticas desencadenaron su propia versión de la Blitzkrieg, arrollando de manera imparable a las tropas alemanas del Grupo de ejércitos Centro. Esta operación, a la que se le asignó el nombre clave de Bagration, llevó a los soviéticos a las puertas de Varsovia y asestó a los alemanes un golpe del que ya no se recuperaría.

Esta es en esencia el resumen de la campaña, información que se da al lector en la contraportada del libro. En castellano tenemos pocas obras que traten en profundidad la Operación Bagration, y sobre todo que estén bien traducidas.

Obviamente el libro de Almena no puede tratar la cuestión con la profundidad que una campaña de este tipo merece, pero si es un buen estudio y trabajo monográfico de recopilación de información que deja un buen sabor de boca y una base para futuros estudios si uno sigue interesado. Los datos están basados de fuentes secundarias, pero de primer orden como pueden ser autores del estilo de Glantz o Mackesey y en otras fuentes más primarias como son las memorias y escritos de algunos de los protagonistas como Manstein, Guderian o Zhukov, entre muchos otros. El apartado de la bibliografía usada es extensísimo.

La organización del libro es clave para poder tener un acertado seguimiento de lo ocurrido. La cronología, los protagonistas, las fuerzas enfrentadas y las ofensivas invernales previas a Bagration. Otras operaciones paralelas como la guerra ruso-finesa que se reanudó en 1944 son también claves para entender la magnitud de lo que sucedía en el frente y cómo todo podía afectar a la campaña de forma general.

En el desarrollo de la campaña es donde más se nota la documentación e información que ha tenido que tratar y esquematizar el autor, gran aporte de datos para ir siguiendo las evoluciones en el frente.

Como es habitual en este formato de libros multitud de fotos, esquemas y láminas muy ilustradas sobre uniformes y armamento complementan el texto. Los órdenes de batalla están muy detallados igualmente.

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788492714186
Nº Edición:1ª , Almena
Año de edición:2010
Plaza edición: MADRID

39 comentarios en “Bagration y las ofensivas soviéticas de 1944, R. Muñoz Bolaños

  1. Esta en mi lista de futuras compras, pero hay tantos títulos y tan escasos fondos…
    Por cierto la guerra ruso-finesa insertada en la II GM desde 1941 concluyó recisamente en 1944, con Finlandia firmando una paz por separado y severas pérdidas territoriales e incluso de soberanía.

  2. El de Osprey está más centrado en Bagration, este de Almena en realidad serían las ofensivas de 1944, entre las cuales está Bagration.
    Algo que perjudica profundamente al libro, es que NO HAY NI UN SÓLO MAPA de Bagration, sólo uno ruso-finés que no nos dice nada.
    Más de la mitad del libro está dedicado a prolegómenos; algunos de ellos interesantes y otros paja.
    A mi me ha decepcionado un poco.
    Saludos.

  3. Es verdad que los otros operativos rusos de 1944, como la bolsa de Cherkassy, Narva en el sector septentrional o el avance hacia los Balcanes a traves de Rumania que hundió el flanco sureste aleman en Europa son ciertamente memorables. Pero que Bagration-Bielorrusia, que fue la pieza clave al arrasar al Grupo de Ejercitos Centro de la Wehrmacht, este debilmente representada en el libro suena a decepcionante.

    Mayores motivos para esperar un poquito por mi parte.

  4. Casi lo mejor que puedes hacer; en el libro hay cosas aprovechables y muy interesantes, pero abarca tanto que no se centra en nada.

    Lo malo es que hoy por hoy son pocas las novedades que las editoriales nos presentan; casi todo reediciones, por no decir practicamente todo.

    Saludos.

  5. Vaya Ignacio yo pensaba comprarlo, pero si se va mucho por las ramas y demás, y no se centra en la batalla me parece descartable. Lo de que no halla mapa es algo absurdo.

  6. Bueno, es cierto que tendría que tener más mapas, pero tener si que tiene algunos. Tiene los dos de la guerra Ruso-Finesa de 1944 y luego en la página 129 tiene uno general de Bagration.

    Por otra parte, yo no creo que me comprase un libro que solo hablara de Bagration a nivel operacional, sin ampliar el foco y presentarme el contexto de la operación, los ejércitos que se enfrentaban, los comandantes y la situación general del frente en ese momento dado. Sigo pensando que el libro merece mucho la pena y que toda la información que tiene es necesaria para el estudio de Bagration.

  7. yo lo tengo y me gusta aunque me gustaria comprar el de osprey bagration tembien tengo , me encanta, el libro la gran derrota de hitlet de p halder

  8. La gran derrota de Hitler es de Paul Adair y no está mal, incluida la traducción, no es de las peores. Tiene algunos mapas y el libro en general es aceptable.

  9. Ale, al final he encargado el de Bagration, que sea lo que Dios quiera. Pensaba aguantar hasta febrero, pero las ganas me han podido. Despues de todo la reseña me ha podido, a pesar de posibles dudas. Podré juzgar el contenido del libro por mi mismo.

    Sobre la otra cuestión, no he leido el de Carrell

  10. Bueno, yo no he leído ese libro de Carell; sí el del Afrika Korps y no me desagradó.
    Escribe muy al estilo de los cincuenta y sesenta (muchas anécdota, mucha implicación) pero es bastante aprovechable, eso sí, con las consabidas reservas (era funcionario del Reich).
    Inédita, creo recordar, tenía previsto publicar algún libro más suyo (tiene uno sobre Barbarroja y otro sobre Normandía traducidos a nuestro idioma y editados hace muchos años).
    Teniendo en cuenta que está publicado en bolsillo, Vicent, yo no me lo pensaría.
    Saludos.

  11. Si me permitís la intrusión. De Carell he leído tanto «Tierra Calcinada» como «Áfrika Korps».
    Coincido plenamente con Ignacio con respecto al «estilo» de Carell. Y de hecho es otro de esos autores que pasa de lado los acontecimientos incómodos (especialmente interesante el libro de Wolfgang Wette, sobre este tipo de actitudes), cosa que suele fastidiarme bastante. Aunque por otro lado también es cierto que tiene mucha información amenamente escrita.
    Y para terminar, recomendaría «Tierra Calcinada» mucho antes que el otro. Tanto por la traducción al castellano, como por las vivencias que relata. Al menos a mi el de «Áfrika Korps» no me aportó nada nuevo.

    Un saludo.

  12. Hola. A mi «Tierra Calcinada» me parece una lectura imprescindible por la labor de sintesis y contextualización de todo lo que pasó en el frente del este en 1 año.
    Es cierto que el autor es un poco «Hasseliano» y paternalista. También es cierto que obvia los asuntos desagradables como bien indica Koenig. Cocretamente, en una parte del libro da a entender que eso son asuntos civiles en los que no cabe entrar….
    Pero fuera de esto, la narración de las batallas y movimientos de tropa es amenísima y muy detallada. Un aspecto interesante de Carell es su afición a contrastar sus fuentes con las rusas, para llegar siempre a un resultado a su favor, claro. Tiene predilección por Manstein, y a pesar de haber sido miembro de las SS, detestaba a Hitler.
    En fin, una lectura muy recomendable, eso sí, para leer entre líneas.

    saludos

  13. Buf.

    Verdoy, sobre esto último tango dudas bastante serias. Me pregunto cómo se podía, al principio de la guerra, entrar en las SS y detestar a Hitler a la vez.
    Otra cosa es que tras la guerra viera la luz, o quisiera difuminar su pertenencia al régimen detestando a Hitler.
    En fin, no olvidemos que muchas memorias son extraordinariamente «olvidadizas» en este sentido.

    Opino.

  14. Los libros de Carell tiene un par de defectos que tener en cuenta a la hora de leerlos, por un lado son libros de los años 60, es decir faltaría la información de los archivos que se abrirían decadas después; y por otro Paul Karl Schmidt trabajó en los servicios propagandísticos alemanes (incluso me parece que dirigió la revista Signal), así que sabe presentar las cosas.
    Por ello hay que tratar con cuidado esos libros.

    La lástima es que no haya traducidos al castellano libros más modernos, sobre todo posteriores a los 90, de esa etapa del frente este.

  15. Coincido contigo Koenig. Los desengaños respecto a Hitler está claro que se producen durante y después de la guerra. Tiendo a creerme los que se producen durante la guerra más que los que se producen después. Ahí están casos como el de Rommel. No tiene mucho sentido que lo tuvieran antes, salvo que fueran antinazis, claro.
    Por eso digo, que el libro es muy interesante desde el punto de vista militar si se lee entre líneas.

    saludos

  16. Respecto a la posición incierta de Carell, no es un caso extraño. Por ejemplo,e n el otro bando, Rokossovsky fue «recuperado» del gulag en 1940, despues de recibir algunas caricias de los «chicos para todo» de la GPU, la policia secreta comunista. Dudo que su fidelidad a Stalin fuera precisamente incondicional ( aunque debió de aprender la lección y mantener la boca cerrada por la cuenta que le traía), pero eso no le impidió combatir resueltamente contra los alemanes y ocupar cargos de responsabilidad en el stalinismo tardío.

  17. Y, respecto a las fuentes soviéticas/rusas, hay que cogerlas con pinzas. Además del tamiz del comunismo, hay que tener presente las afiliaciones a cada premier y los gustos de estos para ver los bandazos que puede dar la historiografía soviética.
    Aparte de que han debido cerrar de nuevo los archivos (entrevista de Hislibris a Antony Beevor), la distorsión de los hechos no las hace muy fiables.
    Saludos.

  18. Desde luego fiables en absoluto. La fuente principal que esgrime Carell de origen soviético es La Historía de la Gran Guerra Patriótica, publicada creo que en los años 50, que se dedica a desmontar cuando le interesa o a reafirmar también cuando le interesa. Hay que enmarcar la obra de Carell en plena guerra fría y desautorizar a los rusos (al margen de lo manipuladas que de por sí pudieran estar dichas fuentes) como elemento legitimador del otro bando era uno de los deportes nacionales (el otro era el «Yo no fui» en los libros de memorias de los generales alemanes) . Eso se ve muy bien en la obra de Carell.

    saludos

  19. Hacía yo antes referencia al libro de Wette, y la verdad es que viene muy al caso.
    Uno de los últimos capítulos de su libro tiene que ver con la «versión» q

  20. (Eso no se toca. Reinicio).

    Hacía yo antes referencia al libro de Wette, y la verdad es que viene muy al caso.
    Uno de los últimos capítulos de su libro tiene que ver con la “versión” que se quiso «fabricar» de la Wehrmacht en la posguerra, para enlazar la nueva Bundeswher con las tradiciones de esta. Para ello hacía falta una Wehrmacht limpia, sin nazis, de simples militares puros que se limitaron a cumplir con su deber sin mancharse jamás las manos.
    En esta línea obras como la de Manstein (como ejemplo de general) por un lado y la de Carell (como periodista) por otro resultaron sumamente útiles. Así, a la vez que ambos negaban un pasado poco justificable ayudaban a presentar esa Whermacht prístina de la que podía descender el nuevo ejército de la RFA. Incluso las memorias de Rommel editadas por Liddel Hart y su hijo son llamativas, en comparación con «La Infantería Ataca».
    Sin embargo investigaciones como la de Wette, y otras más contemporáneas, están sacando a la luz la inquietante participación de este ejército «apolítico» en las diferentes barbaridades que se cometieron durante la guerra. Y pronto esta línea de investigación empezará a desbaratar la imagen de limpieza que aún mantienen muchos altos oficiales alemanes.

    Opino.

  21. El Ejército alemán ya cometió muchas atrocidades en Bélgica, en Polonia y Rumanía en la Gran Guerra: fusilamientos, deportaciones, incendios y otras salvajadas. El militarismo prusiano era tan criminal como los nazis; estos solo practicaban a una escala mayor lo que los teóricos del pangermanismo expresaban ya en 1880. Existían racistas contumaces en todos los países de Europa (desgraciadamente los sigue habiendo y también en otras culturas, si es que queda alguna),pero las atrocidades se reservaban para los negros (dicho esto sin intención peyorativa de ningún tipo), mientras que los alemanes, quizás porque no tuvieron muchas colonias, la emprendieron con el espacio vital en Europa. Las burradas alemanas en Bélgica, por ejemplo, en 1914, influyeron mucho sobre la opinión pública de Estados Unidos para apoyar a los Aliados en 1917. La guerra submarina alemana (la de 1914 y la de 1939) era de hecho una violación de las leyes de la guerra, un acto de piratería. A España mismo le costó la vida de Enrique Granados, el compositor, en el torpedeamiento del Sussex, un barco de pasajeros. Esos actos tampoco contribuyeron a que las demás naciones simpatizaran con la causa del káiser.
    En cuanto a la limpieza del prestigio de la Wehrmacht después de la guerra, coincido totalmente con Koenig (¿qué tal por Bir-Hakeim, por cierto?). Hay una biografía de Manstein, de Benoit Lemay, que estudia la implicación del generalato en las matanzas, en las represalias, etcétera. También puede servir uno de los mayores monumentos a la hipocresía escritos en la época, los Diarios del archirrelamido Ernst Jünger, un tipo que, con la ayuda de los intelectuales franceses como Julien Gracq, supo transformarse de escritor del régimen en poco menos que miembro de la resistencia antinazi más perseguida. Durante la guerra paseó el palmito por París y se codeó con todos los colaboracionistas del lugar. Creo que la definición que le más le cuadra es aquella que escribió Bruce Chatwin: «El diario es la forma literaria ideal para un alma anestesiada».
    No puedo opinar sobre Carell. Lo tengo, pero no lo he leído, pero creo que es acertado lo que decís sobre la época en que lo escribió, etcétera. Algo semejante ocurre con las memorias de Speer, por ejemplo. A veces «olvida» cosas. Supongo que todos lo hicieron.

    Saludos

  22. Los alemanes no fueron innovadores a la hora de organizar fusilamientos, incendios y otras crueldades:pudieron aumentar las dimensiones, sobre todo en la II GM. Como botón de muestra basta recordar la proclama del general frances Murat durante la invasión napoleonica de España, y estos en nombre de la Ilustración revolucionaria:
    «Orden del día: Soldados: mal aconsejado el populacho de Madrid, se ha levantado y ha cometido asesinatos. Bien sé que los españoles que merecen el nombre de tales han lamentado tamaños desórdenes y estoy muy distante de confundir con ellos a unos miserables que solo respiran robos y delitos. Pero la sangre francesa vertida clama venganza. Por lo tanto, mando lo siguiente:
    Art. 1. Esta noche convocará el general Grouchy la comisión militar.
    Art. 2. Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con armas.
    Art. 3. La Junta de Gobierno va a mandar desarmar a los vecinos de Madrid. Todos los moradores de la Corte que, pasado el tiempo prescrito para la ejecución de esta resolución, anden con armas, o las conserven en su casa sin licencia especial, serán arcabuceados.
    Art. 4. Todo corrillo que pase de ocho personas, se reputará reunión de sediciosos y se disipará a fusilazos.
    Art. 5. Toda villa o aldea donde sea asesinado un francés será incendiada.
    Art. 6. Los amos responderán de sus criados; los empresarios de fábricas, de sus oficiales; los padres, de sus hijos, y los prelados de conventos, de sus religiosos.
    Art. 7. Los autores de libelos, impresos o manuscritos que provoquen a la sedición, los que los distribuyeren o vendieren, se reputarán agentes de la Inglaterra, y como tales serán pasados por las armas.
    Dado nuestro cuartel general de Madrid, a 2 de mayo de 1808”.

  23. Sí, claro, todos los ejércitos han recurrido a prácticas criminales, incluyendo el español. No estoy muy seguro de que Murat fusilara en nombre de la Ilustración revolucionaria, por cierto. Pero en la discusión que seguía a la reseña se hablaba del ejército alemán. No es que yo tenga nada en contra de los alemanes, ni siquiera de los miitares alemanes. Simplemente quería constatar un hecho.

  24. Ciertamente Murat no fue un modelo de moderación. Aunque también habría que analizar no sólo la orden sino también su cumplimiento. La Alemania nazi se caracterizó en algunos aspectos por la ausencia de órdenes explícitas. Tan sólo había que «Trabajar en la dirección del Führer» (Brrrr)
    Pero pensaría uno que en más de 130 años la humanidad había progresado un poco.

    Leiva. Sol, moscas y obuses. Un auténtico «merdier». 😉

    Saludos.

  25. Desgraciadamente todos cometían atrocidades.

    Respecto a Bélgica y la guerra submarina el problema es que se usaron los hechos propagandísticamente hasta una hipérbole excesiva. Eso generaría excepticismo durante la 2ª GM a lo que realmente estaba ocurriendo.
    Hay que decir que también el bloqueo inglés durante la primera guerra mundial entraba en la ilegalidad según los acuerdos.

  26. Bueno, el problema (fácil de eliminar si queremos) es que si nos ponemos a echarle la culpa a los alemanes de todos los males de la guerra: nos vamos aequivocar de plano.
    En cuantos a tus comentarios, leiva, estoy de acuerdo en parte, pero sólo en parte. Como has metido a la «Gran Guerra» en los comentarios y, es un tema que me interesa lo siguiente:
    Voy a romper aquí otra lanza a favor de Alemania en época de la PGM: ¡pobrecitos los ingleses…!
    Hablas de piratas, de piratas alemanes… para piratas los británicos -los más grandes de la historia-.
    El bloqueo que impusieron la Gran Guerra para que los Alemanes murieran de hambre entre otras cosas: fue tremendo e inhumano -si nos ponemos a las bravas-.
    Los alemanes tuvieron que defenderse de los ingleses en el mar: su arma: el submarino.

    Pongo un pequeño ejemplo:
    Los hijos de la Gran Bretaña como «buenos piratas» presionaron incluso a países neutrales como España con el carbón. El Reino Unido controlaba gran parte de las estaciones carboniferas a nivel mundial. Intervino en la venta del carbón exigiendo a los países neutrales la practica del contrabando (otra vez como buenos piratas) en contraposición por el suministro de combustible, so pena de que los que no aceptaran el trato para eliminar, derrotar a Alemania, aparecerían en la lista negra del «Todo poderoso Almirantazgo británico» (en decadencia entre otras cosas gracias a Alemania), además obligaba que facilitaran información sobre: rutas, flotas, clientes, etc.,(o sea: pirateo puro y duro, para no perder la costumbre histórica) y, saltándose todas las reglas internacionales…

    ¡Patético!

  27. Buenas tardes.

    La verdad, JF, es que no suelo sentirme a gusto con las comparaciones.

    Creo que apuntar las barbaridades que cometiera un país en una guerra no significa necesariamente cargarles con «todos los males de la guerra».

    Que muchos civiles belgas fueran fusilados bajo la acusación de ser «francotiradores», por ejemplo, no quita ni pone nada a lo que hiciera la marina británica, o la indochina, si me apuras. Simplemente significa que muchos civiles belgas fueron fusilados bajo la acusación de ser «francotiradores». Y tal vez incluso algunos con razón.

    Con este comentario no quiero hacer ninguna crítica a nadie (sobre todo a ti, JF, a quien no conozco). Sino simplemente, y sin tener empacho ninguno en hablar de las barbaridades de unos y otros, evitar comparaciones, más que nada porque suelen ser más justificativas que realmente críticas, y además suelen acabar derivando en un debate inútil del tipo «y tu más».

    Opino.

    Saludos.

  28. Esa premisa es válida siempre que se estudien los hechos individualmente. Si, por el contrario, el análisis de la Historia busca una finalidad maniquea, la premisa deja de tener validez.
    Saludos.

  29. Es cierto lo que apuntas, Ignacio Pasamar: la premisa es buena: siempre que se estudie los hechos individualmente.
    Lo que pasa muchas veces (por no decir casi todas) que los comentarios derivan y nos vamos más allá de lo estrictamente del tema del libro reseñado (no es la primera vez, ni será la última) ya estoy acostumbrado.
    Menos mal que no he sido el primero en comentar sobre: acusaciones, criticas, barbaridades, fueras de contextos, los malos que son los… o, «todos lo males de la guerra». Da igual que hubiese un servidor el primero, aquí, o en otros sitio, pero lo que si parece que soy el más «enunciado» o a lo mejor «criticado».
    Bueno, como dijo Pilato: «lo escrito, escrito está». Me reafirmo en mis comentarios.
    Lo que no puede ser, que siempre o casi, para ser más justos, -hay que buscar la justicia-, que: (ya que estamos marineros por la deriva del barco) la «marina de su Majestad» salga de rositas… y la «marina del Káiser» sea la mala malísima.
    ¡Habra que luchar, denunciar y criticar con la Historia en la mano: es mi premisa!.

    Después de todo: el humor que no falte.

    Un saludo.

  30. Ante todo, ponte a la sombra Koenig, que el calor y los panzers son muy peligrosos…
    Ya estamos otra vez con los malos/buenos, los de la Pérfida Albión, etcétera. No discutiré más. Cada uno tiene sus ideas, o lo parece, y es inútil discutir. Además, recuerdo que la reseña era sobre Bagration, no sobre la exquisita marina del káiser. Culpa mía también, por hablar de generalidades y no de hechos individuales, en los que al parecer siempre se alcanza una claridad pristina e indiscutible. Pido perdón por ello y aprovecho de paso para reafirmarme en todo lo que he dicho sobre los alemanes que cometieron salvajadas en la guerra del 14 y en la del 39, contra civiles indefensos. En la segunda guerra mundial los crímenes alemanes fueron más odiosos que los practicados por los ingleses, los españoles o los franceses por una razón muy sencilla: el nazismo era una ideología aberrante, que quería instalar el dominio de unos señores sobre otros basándose en la ley de la fuerza (esto no es nuevo), pero además, liquidando y esclavizando a determinadas razas inferiores y a pueblos enteros. El genocidio nazi se eleva un punto sobre cualquier otro crimen de este siglo (incluyendo el gulag soviético) porque era una atrocidad planificada al servicio de un espíritu de revancha cutre y pueblerino. La verdad es que todos los agravios de Versalles son cuentos chinos en boca de Hitler. Ni los judíos, ni los comunistas, ni un solo preso internado en los campos firmó nada en Versalles. El Ejército alemán se cubrió de verguenza aprobando los métodos de la guerra en Rusia. Ni un solo oficial puso la más mínima objeción en que judíos que habían combatido en la PGM como héroes fueran asesinados sin piedad. No hubo nazis solo en Alemania (desgraciadamente, los sigue habiendo, por todos lados, aún en los lugares más insospechados y más bañados de incienso y mirra), lo cual explica el apoyo y la entrega de muchos a la causa de Hitler. Personalmente, encuentro enormemente vulgar y espantoso todo el mundo que rodea a los nazis, y no lamento que los aplastaran en 1945. Esto pasó, como todos sabemos, cuando encontraron algo más grande que Yugoslavia o Polonia en su camino. Un político alemán nada sospechoso de estar de parte de los otros, como era el canciller Helmuth Schmitt, le explicaba a un periodista, que había servido en Rusia en una unidad FLAK. «Los rusos cometieron atrocidades cuando entraron en Alemania en 1945, pero lo que nosotros hicimos en Rusia supera cualquier cosa. No es extraño que quisieran vengarse».
    Dicho esto, no quiero se me interprete mal: comprendo a los que combatieron en todos los bandos, incluso a los soldados que cometieron atrocidades. La peor atrocidad se la habían hecho metiéndolos en aquella carnicería. Hannah Arendt decía que el verdadero criminal del siglo XX era el hombre común y las peores cafradas ls han cometido los hombres comunes, en medio de una locura. Precisamente porque tomo partido por las ideas de uno de los dos bandos, puedo comprender mejor las razones (o mejor dicho, las sinrazones) de los otros.

    Saludos

  31. Efectivamente, leiva, la reseña era sobre: Bagration y no sobrela «exquisita marina de su Majestad británica».

    Por cierto, hablando de «efectos colaterales». Al poco de Bagration hubo varias penetraciones (menos conocidas, pero no por ello menos importantes) más al sur, la operación Lvov-Sandomierz (julio-agosto de 1944), en zona del sureste de Polonia, y la operación Jassi-Kishinev (agosto de 1944), que conquistó Moldavia (en Besarabia) Importante esta última, pues propició que Rumania cambiara de bando y abriría el camino hacia los Balcanes.

    ¡Saludos!

  32. Esas dos que citas, JF, son ofensivas interesantísimas y poco «editadas».

    También, algo más al sur, el frente del Egeo, en 1943, sobre el que llevo un tiempo documentándome, resulta apasionante. Entre otras cosas porque allí los alemanes fueron capaces de enfrentarse a la Marina Británica (te gustará 🙂 ) y reconquistar varias islas, que habían sido ocupadas por los británicos a raíz de la ocupación italiana.

    Pero vuelvo a salirme del tema, aunque algo de excusa tengo porque el frente del este nunca me ha llamado demasiado. Yo soy más de batallones.

    Un saludo.

  33. Ya he tenido la oportunidad de leerlo en parte, y en definitiva creo que ha sido una adquisición acertada, en relación a la calidad ý número de páginas ( 144 ) respecto precio. Los contenios son bastante adecuados, pero coincido con los compañeros en la existencia de algunos defectos dificilmente justificables: el sonado fallo cartográfico que impide seguir y entender la progresión espacial de las distintas etapas de la batalla de Bielorrusia ( bolsa de Vitebsk, resistencia inicial y desplome final alemán en Mogilev y Bobruisk, cerco de Minsk, explotación del avance hacia Lituania y Polonia, etc ). Por cierto que cada una de esas etapas, debidamente explicadas daría para realizar un tomo independiente con su correspondientes mapas.

    Además hay cierta descompensación entre los capítulos de la obra, con un explayamiento demasiado amplio en las dedicadas a fuerzas y planes enfrentados respecto a las partes destinadas a informar sobre el desarrollo real de las operaciones

    Y a título de anécdota, en la obra «Misiones secretas» de Otto Skorzenny hay algunas páginas dedicadas a los contactos que mantuvo este jefe de comandos con una de las unidades alemanas atrapadas en Bielorrusia tras Bagration, que consiguió aguantar allí durante varios meses. Se narran los planes voluntariosos pero quiméricos para evacuarlas o abastecerlas, y el progresivo desmoronamiento de esta fuerza al ir transcurriendo el tiempo sin recibir ayuda apropiada, sazonada con las desesperadas peticiones transmitidas por su estación de radio.

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