«Nos comunican que el hijo de un tal Cornelius
ha construido para los holandeses una anguila invisible,
para entrar con ella a Dunkerque
y hundir a todos los buques en el puerto».
Ben Johnson, 1624
Este libro consta de sus buenas setecientas páginas de historia y aventura, sí, aventura, porque aunque atroz en su dureza y mayormente fatal en su desenlace, eso es lo que al final fue la acción de los submarinos alemanes. Lucharon de Groenlandia a Freetown por el Atlántico, el Mediterráneo y el Mar Negro vieron sus estelas, navegaron por el Océano Índico y se las arreglaron para llegar al Japón, en una hazaña increible llevada a cabo en mares por completo en manos del enemigo. Sigue leyendo