Al servicio de su Majestad, Gordon Thomas

Cien años de espionaje británico.

“La comunidad de  inteligencia británica y el establishment que representa harán cualquier cosa para proteger a los suyos, aun cuando la seguridad de su país quede amenazada.”

Allen Dulles.

El autor comienza relatando una operación exitosa de captación de un topo de alto nivel. Será por ofrecer un contraste con el resto del libro.
La impresión que le queda a uno cuando termina la lectura es que los servicios secretos británicos han sido, sobre todo, una salida laboral óptima para los miembros de alta sociedad británica. Una vía libre para viajar, emborracharse y darse la gran vida en el extranjero a costa del erario público. Al fin y al cabo, como los americanos tenían muy claro, para la elite británica que formaba los servicios secretos, los miembros de la clase alta siempre son de fiar, los de las clases bajas nunca. Solo hay que ver como se protegió a Sir Anthony Blunt, espía confeso, hasta que la plebeya Tatcher tuvo el descaro de denunciarlo. Que falta de clase.

Aparte de eso, no es que no hayan hecho nada de valor, es que encima parecía que estaban del lado del enemigo, dispuestos a filtrar información de alto secreto a la URSS. Al fin y al cabo los científicos que pasaron la información sobre la bomba atómica eran responsabilidad británica. Bonito regalo. De la bomba H no se puede afirmar nada con seguridad, pero vamos, seguro que en los planos que llegaron a Moscú había una bolsita de te.

De la primera guerra mundial, apenas se puede decir otra cosa aparte de que ayudaron a capturar muchos agentes alemanes en suelo británico. Bien, eso parece una tarea policial. Por otro lado, no tenían ni idea de lo que se avecinaba con el alzamiento de Pascua en Irlanda.

En la segunda guerra mundial, hicieron todavía menos. Con Philby y otros topos actuando en contra de su propio país, no se podía esperar mucho. Además quedaron totalmente oscurecidos por el enorme éxito de los expertos de Bletchey Park. Como comenta el autor, ningún espía puede superar los frutos de una descriptación de alto nivel.

Durante la guerra fría. Bueno, durante la guerra fría estuvieron a punto de nombrar jefe de la inteligencia a un topo soviético, les explotó en las narices la revolución nasserista y la toma del canal de Suez, y la CIA estuvo a punto de cortar sus relaciones con ellos ante la evidencia de que pasarle información a los británicos era como pasarsela al K.G.B. Unos días antes de la invasión argentina a las Malvinas, el servicio secreto aseguraba que no se preveían movimientos militares inminentes. Ya sabeís, los vinos argentinos tienen fama de fuertecillos.

Luego llegó la caída de la URSS, a la que no puede decirse que contribuyese demasiado, aunque posiblemente si contribuyó mucho a retrasarla. Inglaterra no estaba mucho mejor preparada para las nuevas amenazas. Sí, las describe bastante bien, pero habría que ver si además ha hecho algo por combatirlas. Bueno, las combatió manipulando los informes de inteligencia sobre Irak, para apoyar las tesis de la C.I.A respecto a la invasión. Algo es algo.

Obviamente el autor no busca plantear esta tesis, ni tiene una opinión tan negativa de los servicios secretos británicos. Pero al fin y al cabo tiene que contar su historia. Y lo que cuenta es lo que hay, y esta es la impresión que le queda a uno según avanza la historia. Muchas fiestas de alta sociedad, mucho smoking, muchas bebidas frías en terrazas de hoteles ubicados en lugares exóticos…Pero muy pocos éxitos. Claro, los agentes británicos, entre partidos de cricket y copas en el club, se justifican alegando que por la naturaleza de su trabajo no pueden presumir de sus éxitos ni defenderse de sus fracasos. Ojalá todos pudiésemos decir lo mismo en nuestros trabajos.

En cualquier caso, el libro es fantástico. Muy bien escrito, mejor documentado, y altamente adictivo. Lleno de información interesante, y planteado de forma ágil, es una lectura de lo más interesante y entretenida. La verdad, lo he disfrutado mucho y creo que he aprendido bastante.

¿Se puede pedir más?.

Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788466641425 
Nº Edición:1ª, Ediciones B 
Año de edición:2009
Plaza edición: BARCELONA

 

9 comentarios en “Al servicio de su Majestad, Gordon Thomas

  1. Reostia, otra vez hay que quitarse el sombrero antes estos pérfidos. ¡¡Hay que ver como se venden!!, son los maestros del Marketing, quién iba a pensar que en esto del espionaje y con su querido MI5 han sido unos auténticos «paquetes». Desde luego, nada que ver con la imagen que se han encargado de «ofrecer».
    ¿Tendrá algo que ver como «lavado de imagen» la saga 007?, yo apostaría la cabeza.

  2. El comienzo es demoledor, «…harán cualquier cosa para proteger a los suyos, aun cuando la seguridad de su país quede amenazada», bufff, muy duro para tratarse de los servicios de inteligencia de una nación.

  3. 007…Ejemplo de espias. Hombre, de 007 se han dicho tantas cosas que es muy díficil intentar encontrar ya la verdad. Desde sublimación de la vida de un hombre amargado hasta recuerdos reales de misiones en la S.G.M se ha dicho de todo. Como curiosidad, a J.F.K le volvían loco estas novelas…Cuanto daño ha hecho la literatura.

    Ten en cuenta Rodrigo que la declaración es una cita textual de Allen Dulles, que de estos temas entendía algo. En el libro, con otras palabras, la cita se repite una y otra vez en palabras de otras personas o como acusación general de la C.I.A. Después de leerlo te cuesta, si no aceptar la cita tal cual, reconocer que los que defendían ese razonamiento tuvieron mucho en que apoyarla.

  4. Yo si he escuchado y leído a veces sobre los sonoros fracasos del MI5. Últimamente le salpicó bastante porquería con el tema de Lady Di, también sobre la SGM he leído cosas de lo malos que eran, curiosamente ahora se estrena la película Garbo donde espero que se refleje la poquísima importancia que tuvieron en el desarrollo de la operación Overlord.

  5. Se nota que has disfrutado con el libro, porque la reseña es muy divertida. El mundo de los espías tiene siempre ese tono de comedia barata que a los pijos de Oxbridge les va que ni pintado. A mí el libro de Thomas sobre el Mossad no me convenció demasiado. Por otra parte, hay dos cosas que hay que tener en cuenta en los libros sobre espías: una, los espías mienten profusamente, es decir, que al señor Thomas le habrán contado lo que querían que escribiera; dos, que los espías hablan por los codos, lo que contradice la primera afirmación: los guionistas de de Si, Ministro y Si, Primer Ministro contaron que simplemente se limitaron a preguntar cómo funcionaba «realmente» el Gobierno y la gente estaba dispuesta a contar todo tipo de chismes, algunos de los cuales parecían tan surrealistas que ni siquiera se atrevieron a sacarlos en la serie. Lo dicho, comedieta barata que queda reflejada en tu reseña. También los libros de Le Carré tienen ese tono (el Circus, y el último hallazgo, a mi entender, el taimado Sir Michael Pelegrine, de El jardinero fiel). Pero Thomas ni nadie sabrá nada que pueda afectar realmente a la política británica, y que básicamente no afecta a los soviéticos, que no representaron nunca un peligro real. Los servicios secretos británicos o portugueses o malayos, o lo que sea, se dedican a joder a los débiles, a las colonias, los particulares y los pobres desgraciados a los que hay que pegar una paliza cuando haga falta. Philby o Burgess son los maniquíes agradabes, pero hay una cantidad de personajes sórdidos por ahí que no quiero ni imaginarme.
    Ahora, creo que los británicos tuvieron grandes «éxitos». Por ejemplo, contribuyeron a derrotar al Abwehr, que no era más que una horrible panda de aficionados elitistas, plagado también de traidores (yo lo siento, pero simpatizo con los traidores tipo Philby que ayudaron a la URSS y más con Blunt, que es un magnífico crítico de arte, al que la plebeya Thatcher denunció más por resentimiento de clase que por otra cosa; ella o Reagan eran personajes ridículos y nocivos, aliados de los peores sirvengüenzas del planeta). El SOE organizó las redes de resistencia europeas con notable eficacia, el MI9 las fugas de pilotos, etcétera. Allen Dulles puede reirse, pero él tiene sobre sus espaldas el fiasco de Bahía de Cochinos (fiasco del que también me alegro) y, por si fuera poco, un falso complot para matar a Kennedy, que supongo es el único ejemplo en la historia en que un servicio secreto figura como principal sospechoso tan a las claras de un asesinato que cometió un bibliotecario. El número de universitarios WASP en la CIA era tan grande como en la comunidad de espionaje británica. Pero los norteamericanos se sintieron siempre segundones en el juego del espionaje y después de la guerra se vengaron desacreditándolos.
    Saludos

  6. Lo siento muchísimo, pero la comedia y la oscuridad quedan para el último tomo de la trilogia, esta es la del fracaso y la traición, y es dificil no enfocarlo de otra manera. ¿Que se sabe de los servicios secretos?. Yo soy de los que creen, quizás equivocadamente, que lo que no se cuenta no existe, y los seres humanos somos vanidosos por naturaleza. Y vamos, en Inglaterra especialmente. ¿Que super-espia querrá que su historia quede en el olvido cuando hasta los mafiosos amenazados prefieren salir a la luz que mantenerse en un seguro anonimato?.

    Hay que tener en cuenta que en la SGM no se diferenció bien lo que eran operaciones especiales del espionaje. Personalmente, crear una red de huida y de sabotaje me parece propio de las operaciones especiales, no de los espias, destinados a captar informacion.

    En todo caso, volvamos a lo fundamental, no parece que el espionaje británico lograse muchos exitos, visto que ni siquiera fueron capaces de lograr nada de calidad a favor de la politica exterior británica y de sus operaciones militares.

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