B29, la superfortaleza, Carl Berger

¿La destrucción absoluta conlleva la victoria absoluta?.

Cuando pienso en bombardeo estratégico, la primera imagen que se me representa es la del cuadro de D. Francisco de Goya y Lucientes, Saturno/Cronos devorando a sus hijos.

Realmente el bombardeo estratégico es el paso previo a la disuasión nuclear, a la estrategia de la Mutua Destrucción Asegurada (MAD en inglés… “loco”) y el B-29, tema sobre el que trata el libro que reseñamos, es el antecesor del B-52.

Centrémonos en el libro y luego volveremos a la pregunta y ver si podemos contestarla.

El volumen de San Martín que tenemos entre las manos no sólo nos habla del desarrollo e historial operativo del bombardero estratégico B-29 Superfortress, también nos cuenta la evolución de la estrategia de bombardeo de los Estados Unidos.

En cuanto al desarrollo, y como en casi todas las armas de nuevo cuño, existieron problemas de diseño que se tuvieron que resolver sobre la marcha; la necesidad imperiosa de construir cuantos más bombarderos mejor, hizo que se diera prioridad, en un primer momento, a la construcción sobre la subsanación de problemas, sin embargo, llegó un momento en que se tuvo que optar por resolver defectos antes que en seguir fabricando nuevos aviones ya que los ejemplares construidos ni eran seguros ni podrían ser usados.

El historial operativo de este monstruo del aire, se circunscribía al teatro de operaciones del Pacífico. Primero tomó como base de operaciones China, aunque alejada del frente por el peligro de que los japoneses pudieran llegar a los aeródromos, máxime cuando los chinos no infundían confianza precisamente, y los propios bombarderos debían hacer las veces de aviones de transporte para acumular el material necesario para realizar las campañas de bombardero, volando continuamente hasta la India por encima del Himalaya (la joroba como la conocían entre ellos).

Posteriormente, las bases de B-29 se trasladaron a las Marianas, principalmente por su facilidad de abastecimiento por mar.

Las pérdidas de aparatos hasta el momento eran preocupantes, sobre todo debidas a fallos técnicos ya que la efectividad de la Defensa Contra Aviones (DCA) y la intercepción de la aviación japonesa era bastante pobre. Esto se resolvió, principalmente, cargando menos cada B-29.

Es remarcable el hecho de que los bombarderos permanecieran en la reserva estratégica y no asignados a los diversos escenarios, es decir, ningún general del frente tenía potestad para decidir su uso, esto correspondía a la Junta de Jefes de Estado Mayor. De manera que no dependían de situaciones operacionales concretas si no de estrategias globales.

Stilwell y Chennault, por ejemplo, solicitaron en diversas ocasiones el traspaso a su mando de la flota de bombarderos para un uso operacional, pero les fue denegado; aunque sí recibieron su ayuda en forma de bombardeos de los puertos que aprovisionaban a los japoneses que combatían en China, pero siempre con el control de la Junta de Jefes.

El historial operativo termina con el lanzamiento de las dos bombas atómicas y de los entresijos de la última fase del celebérrimo Proyecto Manhattan. Personalmente me ha proporcionado datos y curiosidades que desconocía y que me han resultado muy interesantes.

Respecto a la evolución de la doctrina norteamericana de bombardeo estratégico y al hecho de que el siguiente paso evolutivo lógico es la disuasión nuclear, su relato lo encontramos disperso a lo largo de tomo el volumen; en un primer momento Roosevelt exhorta a los combatientes a no bombardear objetivos civiles, su siguiente paso es permitir el bombardeo estratégico de precisión para terminar potenciando el bombardeo de zona o Area Bombing, que no es otra cosa que un bombardeo de terror que busca destruir la moral de la población civil y cuyo máximo exponente será el lanzamiento de Little Boy y Fat Man, las dos bombas atómicas, sobre Hiroshima y Nagasaki.

El siguiente paso, lógicamente, será la disuasión nuclear y la certeza de que si se inicia una guerra la destrucción de ambos contendientes está asegurada para que ésta no se inicie (aunque con la crisis de los misiles cubanos estuvo bien cerca de asegurarnos esa destrucción).

Volviendo a la pregunta del comienzo, ¿la destrucción absoluta conlleva la victoria absoluta?; parece que la lógica de la guerra lleva inexorablemente a esta solución. John Keegan en su magnífica “Historia de la Guerra “ (editorial Planeta, 1995) nos habla del triunfo del modo occidental de hacer la guerra sobre todos los demás y del fracaso del mismo ante la exacerbación de la lógica de la guerra, esto es, encontrar la máxima eficacia en destruir al enemigo (aunque al coste de ser destruido en el proceso). Esto a conllevado la desaparición de la guerra convencional (a no ser las guerras asimétricas que hemos visto desde la desaparición de la política de bloques), un tipo de guerra cuya escalada amenazaba con derivar en un ataque nuclear, aunque no de la guerra en sí (la escuela de Fukuyama ha fracasado).

Hemos tenido, por ahora, la suerte de que no se cumpliera el siguiente adagio; “el que mata a un hombre es un asesino, el que mata a muchos un vencedor, el que los mata a todos un dios”.

Termino recomendando la lectura del libro reseñado, eso sí, complementándolo con los libros Bombardeo de Europa. Su devastación de Noble Frankland y B-17. La fortaleza volante de William Hess para tener una perspectiva de teatro europeo, además de P-51 Escolta de bombardero, del mismo autor, con objeto de ver los cambios en la doctrina táctica norteamericana de protección al bombardeo.

A mí, personalmente, el tema nunca me ha llamado la atención, pero he de reconocer que me ha resultado muy instructivo.

B 29 LA SUPERFORTALEZA-CARL BERGER-N°26-
ED. SAN MARTIN-
HISTORIA DEL SIGLO DE LA VIOLENCIA-
COLECCION ARMAS-MADRID
13.5 X 20.5 CM.-160 PAGINAS

3 comentarios en “B29, la superfortaleza, Carl Berger

  1. Muy superior la reseña al libro. Esta publicación en concreto me decepcionó bastante, puesto que dedica una parte muy sustancial a la descripción del desarrollo tecnológico e industrial preciso para fabricar el avión.

    El tema se trata mucho mejor en la colección time folio sobre la SGM, donde se limitaba a la experiencia operativa ( Bastante pobre, por cierto. Habían diseñado un Mercedes para unas carreteras por las que bastaba un utilitario)

  2. Cierto, un libro de puro relleno, como tantos otros de esta colección. Hubieron muchos y buenos pero otros que la verdad hasta en Wikipedia aportan más, y ya es decir. Muy acertada la reseña al complementar la falta de profundidad del libro con las referencias a otras publicaciones y al posible debate sobre el uso de los bombardeos estratégicos. Está claro, que por mucho que se quieran establecer reglas para la guerra, es el absurdo del pensamiento humano llevado a la máxima expresión, la guerra es la guerra y cuando pintan bastos todo vale contar de dobleglar al adversario. Así que se podrá criticar todo lo que se quiera pero es algo que seguirá ocurriendo en el futuro. Saludos compañeros y felicidades por esta web.

  3. Una reseña impecable, aunque no he tenido el gusto de leer el título en cuestión.

    Por cierto, no estoy de acuerdo con la apreciación de Julian cuando considera que abundan los «libros de relleno» en la colección. Algunos, como los de Keegan sobre Dien Bien Phu o Barbarroja son de lo mejor que he leido en historia militar por su prosa, exactitud y capacidad de síntesis de los diferentes fenómenos involucrados en una campaña bélica. Y otros muchos de los volumenes, aunque tal vez no lleguen a ese nivel, son muy apreciables, como el dedicado al Alto Estado Mayor Alemán, los Portaviones, etc.

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