El infierno estaba en un solo océano
Suma de letras, del grupo Santillana, edita este libro que, si bien nace de una serie de televisión de la prestigiosa cadena HBO, tiene una existencia completamente independiente.
No podemos hablar del contenido sin dedicar unas palabras a la traducción; los penosos precedentes de la editorial Tempus sobre todo, pero también de editorial Crítica, hacen de esta parada en el camino una obligación.
La traducción es correcta, sólo el afán por pasar al español algunos términos que así pierden sentido, como Task Force que en el libro pasa a ser Destacamento de Fuerza, y alguna cosa puntual en la que el traductor se pierde, son reseñables. Pese a ello, no hay rupturas en la continuidad de la lectura y estos “fallos” no pasan de ser algo anecdótico.
Respecto a la narración en sí, carece de la fuerza y el sentimiento de unas memorias (me refiero principalmente a “Diario de un marine” de Eugen B. Sledge, cita obligada para el que desee conocer el infierno del Pacífico); el tempo es suave, sin altibajos, agradable. Es un libro sosegado que no cansa. Uno de esos volúmenes que se leería en un sillón, con pantuflas, una pipa humeante en la boca y una copa de brandy reposando en la mesa camilla… si no fuera por el peligro de provocar un esguince de muñeca: tapa dura y 740 páginas que pesan lo suyo.
Centrándonos en el contenido, The Pacific nos hace acompañar a cinco soldados (Sidney C. Philips, John Basilone, Eugene B. Sledge, Shifty Sofner y Vernon Mike Micheel) a lo largo de la segunda guerra mundial en el escenario del Pacífico. Los cuatro primeros son marines y el último piloto en un bombardero en picado de la Armada de dotación en portaaviones.
Gracias a Dios, no toma como referente a Robert Leckie, cuyo libro “mi casco por almohada” me decepcionó profundamente y que, según mi modesta opinión, aporta bien poco a la historiografía de ese teatro de operaciones; y es que no se pueden escribir unas memorias más pendiente del cómo decir las cosas que de lo que se dice.
Los protagonistas nos llevarán desde Batan y Corregidor hasta Okinawa, pasando por la marcha de la muerte, Midway, Guadalcanal, Cabo Gloucester, Peleliu, la caza al pato de las Marianas e Iwo Jima, principalmente.
La perspectiva que Ambrose nos ofrece es la del individuo; no busca dar una visión del conjunto y luego descender hasta la mirada del soldado, si no que nos ofrece los conocimientos de éste en ese determinado momento, con la información de la que dispone. Una visión parcial y sesgada de la realidad, pero auténtica. Lo demás, lo añadimos nosotros con nuestros conocimientos de esa acción concreta.
Es un mérito del autor, el no dejarse nada en el tintero y, gracias a su extensa documentación, señalar los hechos que han sido omitidos en otros libros sobre el Pacífico; los serios problemas de diseño del Curtiss SB2C Helldiver (bombardero en picado que sustituyó al SBD Dauntless) y que tantas vidas costó, la propuesta del congresista Chávez de ascenso de los prisioneros de guerra que habían combatido en Batan y Corregidor, la mala prensa entre éstos de Douglas McArthur, el trato dado a los inmigrantes italianos, el programa V-12 de formación universitaria para oficiales del Cuerpo de Marina (sobre todo que facilitaba estudios a los más desfavorecidos), y un largo etcétera. En suma, una caja de sorpresas que me ha resultado agradable descubrir.
Por otro lado, un segundo mérito del hijo de Stephen E. Ambrose, es el no mitificar a sus protagonistas. Todos son humanos, muy humanos: Basilone es un chico sin estudios que comete muchas faltas de ortografía, Sledge es un niño de papá que madura a lo largo del horror que vive, Shofner vuelve de los campos de la muerte de Filipinas muy tocado emocionalmente, etc.
Podríamos hablar de innumerables aspectos del libro; del impacto de Micheel sobre el Kaga en Midway, o de la actuación de Basilone en Iwo Jima. Pero este no es el propósito de esta reseña, su objetivo es mostrar lo que nos ofrece The Pacific y que se lea si el potencial lector se siente motivado para ello, y que comente y discuta esos aspectos que señalo en una gratificante tertulia con los amigos o en el foro en el que esté registrado.
Para los morbosos que esperan les diga si el libro me ha gustado y si recomiendo su lectura, sólo les diré que les espero pacientemente en el foro o en la cafetería.
Nº páginas: 600 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788483652107
Nº Edición:1ª ,Suma de Letras
Año de edición:2011
Yo me lo compré en formato electrónico, por probar. No pasé de la tercera página, siempre lo dejo para otro momento, aun se me hace cuesta arriba leer en digital.
No suelo comprar los libros que se basan en películas o series. Si como apuntas, el libro lleva una línea distinta a la serie, digamos que tiene su «propia vida» me parece un fallo de Marketing total el presentarlo como el libro de la serie. Yo no lo compré precisamente por eso, por que parece que es el libro de lo que ya hemos visto en la serie. La serie me gustó mucho, más que «Hermanos de Sangre» y el libro en el que se basa: «Diario de un Marine» es sobervio.
Sí y no.
Veamos, Ambrose recibe el encargo de escribir un libro sobre la serie de televisión (coincido contigo en que me gustó mucho) y consigue redactar un volumen que integra la serie pero va mucho más allá.
Tres de los protagonistas (Philips, Basilone y Sledge) comparten libro y serie.
Sin embargo, un piloto de la Armada y un combatiente de Batan le permiten dar una visión quasitotal de la guerra en el Pacífico.
El libro, por otra parte, tiene un lenguaje distinto de la serie; menos intenso y más profesional (profesional de la Historia).
En resumidas cuentas, nace de la serie pero crece más que ésta y en una dirección distinta.
Te recomiendo la lectura de Hermanos de Sangre, de Stephen E. Ambrose, también es un libro relacionado con una serie pero se merece una lectura independiente.
Saludos.
Desde luego amigo Ignacio, el libro de Ambrose (padre) de Hermanos de Sangre es de los mejores relatos que he leído basado en entrevistas. Creo que es un libro que ha creado escuela y que la serie de Tv no le llega ni a la suela del zapato al libro, por muchos millones de $ que se gastaran.