La magnífica colección Memorias de Guerra de Altaya nos deparó en su día este interesante relato del Almirante Dönitz, primero jefe del arma submarina de la Kriegsmarine, luego sucesor de Raeder como gran almirante de la marina alemana, y por último sucesor de Hitler como fuhrer del Reich tras la muerte de este en el bunker de Berlin.
La obra se divide en dos tomos, el primer de 358 páginas y el segundo de 439; comienza hablando de la política de construcción de submarinos a partir de 1935 coincidiendo con el convenio naval germano-inglés que acababa con la prohibición de tener un arma de sumergibles que les imponía el tratado de Versalles. También comenta el tratado de Londres de 1936 sobre submarinos, el cual considera a los sumergibles iguales a los barcos de superficie a efectos del comportamiento con los buques mercantes, mientras estos deben permanecer neutrales. La implantación del sistema de convoyes por parte del almirantazgo británico, así como el armado de los mercantes y la orden dada a estos de que transmitieran por radio la localización de un submarino enemigo, justifica según Dönitz que ellos tampoco cumplieran su parte del trato. Sigue leyendo