Un rey inglés y escocés católico, Jacobo II, de la dinastía Estuardo, que sería el último. Una hija casada con un miembro de la casa de Orange, que conspira y depone al padre en 1688, y unos clanes escoceses aislados y vueltos sobre sí mismos, leales al rey depuesto y contrarios a cualquier cosa que huela a inglés. El conflicto estaba servido y acabaría conociéndose como las Guerras Jacobitas, que turbarían la paz de las islas británicas durante al menos setenta años y que acabarían conformando la unión de reinos protestantes que conforman la Gran Bretaña actual.
Yo tuve la suerte de estar viendo la serie Outlander cuando compré la revista y la recomiendo si uno quiere hacerse una idea y ambientarse en la situación de los clanes escoceses de la época. De sus modos de vida en las agrestes regiones de Escocia: «El rigor del clima y la suma pobreza los endurecen para las mayores fatigas: duermen en el suelo, padecen hambre y hacen largas machas en medio de las nieves y los hielos…». Sigue leyendo