
El primer centenario de la catástrofe marítima va a cumplirse este año: el 10 de abril de 1912, el RMS Titanic, inició su primer y único viaje desde Southampton (Inglaterra) hacia Nueva York. A las 23:40 del 14 de abril, ―a solo cuatro días de navegación― el buque chocó contra un iceberg al sur de las costas de Terranova, y se hundió a las 2:20 de la madrugada del 15 de abril, en una noche de aguas tranquilas aunque gélidas. 1.517 personas murieron. El gigante titánico de 45.000 toneladas y supuestamente insumergible se hundió en dos horas y cuarenta minutos, tiempo que no permitió, incomprensiblemente, a que todos los pasajeros se embarcaran en los botes. Claro que hay que admitir que no había botes para todos. Y que los botes, a pesar del lujo del transatlántico, eran de remos y no llevaban motor, lo que reducía su capacidad. Sin embargo, el lujoso transatlántico disponía, eso sí, de un magnífico café francés, piscina, gimnasio, biblioteca, etc. Y unos compartimentos estancos que supuestamente debían serlo, pero no lo eran en su totalidad, además de que no permitían la salida a las personas que hubiera en su interior. Otros barcos ya habían chocado con icebergs o con otros obstáculos y habían conseguido llegar a puerto o al menos, salvar al pasaje y la tripulación en mucho menos tiempo. Pero apenas se habló de ellos. Sigue leyendo →